Harry ha tomado la decisión de su vida. Se va a enfrentar a Voldemor aceptando así su propia muerte. Después de todo, en lo que ha divisado de los recuerdos de su profesor, Severus Snape, eso es lo que tiene que hacer.
¿Y si cuando muere se encuentr...
La sesta semana, la semana de la boda, estuvo terriblemente ocupa como las demás porque tuvo que encargarse de arreglar todo lo de la boda. Hacer los preparativos lo habían tenido tan ocupado que apenas podía ver a Perseus una hora al día antes de meterse a dormir. Y gracias a Merlín que ahora tan sólo necesita 4 horas de sueño porque con todo lo que tuvo que hacer durante esas semanas.
Los novios dejaron todo en sus manos, no quisieron elegir pastel, ni la comida, ni el lugar, ni los adornos, ni nada por el estilo. Por decir más, ni siquiera escogieron el vestido de la novia ni el traje del novio. Le toco hacerlo todo. Menos mal que ahora con aquella mente era capaz de hacer lo que fuera, pero que los novios no quisieran preparar nada lo tenía de mal humor.
Escogió como lugar su mansión, la que estaba ocupando, la mansión Potter principal. A los elfos domésticos les encargó que dejaran todo impoluto, y como había visitado otras de las mansiones principales al ir a estas descubrió que en todas tenía elfos domésticos. Los mandó a todos a la de los Potter y les pidió que ayudaran con los adornos y la colocación de las cosas. Entre todos sus elfos domésticos, que ahora son unos 1000 y eso que no había ido a las mansiones secundarias. Decoró el espacio como quiso, con un montón de cosas volando. Con los asientos como le dio la gana. El menú dejó que su elfa doméstica jefa de la cocina lo pusiera a gusto.
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Lo que le colmó por completo la paciencia y que lo había molestado durante todas esas semanas fue tener que organizar los malditos asientos del banquete, estaba de un humor de perros. No conocía ni a la mitad de las personas que vendrían a la boda porque venían de Francia siendo invitados de la novia así que arto de eso puso todos los asientos y dejó que cada uno escogiera el lugar que consideraba oportuno.
La novia quedó maravillada con su vestido y con los de las damas de honor. El novio estaba estupendo, los magos y brujas que estaban acompañando a las "damas de honor" de Olympe Maxime pues todas estaban casadas e iban con sus parejas.
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Para su sorpresa, los novios querían verlo a solas antes de la ceremonia. Comenzaron a agradecerle hasta que de repente, una luz blanca los cubrió. Sus padres hacía semanas que no se mostraban y ahora decidían a hacerlo en medio de una ceremonia tan importante y que tanto le había costado organizar.
