De vacaciones

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En la fiesta no dejaron un ojo separado de Bryan Lilith. Los invitamos se sorprendieron al ver a una familia grande que no conocen y el claro parentesco con las hermanas Lilith que sí conocen, aunque una está a punto de cambiar de apellido ha sabido mantener las cuestiones de su familia a raya, viendo lo grande que es no los sorprende. Ahora no tenían escapatoria, la mayoría de los Lilith están presentes y se mueven con soltura. Por Merlín, estaban emocionados de pasar el verano juntos y no solos sino que estan esperando la visita de su otra pareja.

Se miraron a los ojos, Snape y Potter se han pasado el mes entero entre ellos y ahora que tenían la oportunidad de pasar ese tiempo con su pequeño amor no lo iban a malgastar. Ya hayarían un poco de equilibrio y se apañarían con lo que fuera a funcionar.

-Juntos (dijo Snape cogiendo su mano).
-Siempre juntos (apretó con cuidado).
-Por cierto. No tengo mucha relación con Bárbara a parte de lo que hablamos durante la boda de tu padrino y hermano pero... ¿y si ella no nos quiere con su hermano? (susurró).
-Es una buena persona. Además, está a punto de casarse con Lupin y se convertirá en familia. Ya sabes cómo quiero a Remus (le recordó).
-Los amigos de tu padre son el motivo por el que no me atreví a confesar mis sentimientos con antelación así que no me lo recuerdes (indicó con espanto).
-¿Podemos dejar eso en el pasado? Nos llevamos bien (pidió).

Este asintió mientras que Potter lo besó. Introdujo sus dedos en el cabello de Potter, le encanta su pelo.

-Gracioso (susurró).
-Harry. Creo que vas a hacer que me vuelva completamente loco (musitó un poco excitado).
-Tal vez. Al menos estaremos juntos en medio de la locura (sonrió).

Era evidente que el amor que se tienen se puede ver a leguas. Habían quedado en ir a desayunar con su amado, se había quedado a dormir en la mansión, pero con lo temprano que es, siendo apenas las 5 de la madrugada, podrían dejarse llevar un poco. Snape ya había transferido todas sus cosas a la mansión Peace y los elfos de este lo habían colocado todo en el dormitorio de Harry y en la biblioteca o en la sala de pociones. Cuando vio la última quedó encantado, en esa casa nunca se aburría. Esa habitación de pociones tenía todo lo que pudiera desear.

-Estás completamente duro (lo tocó).
-Es tu culpa. No entiendo muy bien cómo es que un niño ha aprendido a besar tan jodidamente bien (masculló).
-Creo que eres el único que piensa que beso bien (replicó).

Por mucho que le guste experimentar jamás volvería a querer estar con otras personas a parte de sus personas destinadas.

-Creo que las hermanas Lilith no opinan lo mismo (indicó).
-Ellas nunca me dijeron nada (hizo una mueca).
-Ni a mí. Al menos no directamente pero uno no sería el mejor espía de Voldemort sin haber aprendido unos cuantos trucos (se relamió los labios).

Potter estaba encima suya. Desde que lo hicieron por primera vez Snape había dejado que Potter lo marcara tanto como quisiera y ni siquiera le había pedido hacérselo una sola vez. Amaba cómo Potter sujetaba su cadera, cómo se introducía en su interior de una estocada y lo dejaba acostumbrarse, le fascinaba cada uno de los movimientos que tenía y aunque sí que quería hacer otras cosas de momento se conformaba con eso. Al menos hasta que se hubiera saciado de tanto correrse como para querer cambiar.

-Dime. Alguna vez vas a querer hacérmelo (lo provocó).
-No hoy. Ahora te quiero dentro de mí (apretó su pene en su mano).
-Lo que tú digas, querido (susurró de forma sensual).

Lo desnudo por completo en un segundo. Es lo bueno que ambos sepan hacer magia sin varita por lo que Snape se la devolvió dejándolo a él sin ropa.

-Te amo (susurró acariciando el pene de Potter).
-Merlín Snape (se mordió el labio).
-Hey. Si yo no me puedo hacer heridas tú tampoco (lo regañó).

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora