IV. Cuando algo te gusta, se nota

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Marcos seguía mirando con recelo al móvil mezclado entre los cientos de productos de belleza. Sus labios, ahora de un bonito tono magenta que sólo él haría lucir tan bien, fruncidos.

—Deja de mirarlo así ya —Sasha se burló de él—. No va a sonar sólo por tu mirada adolorida y tu bonito puchero, corazón.

Marcos resopló. —No espero que suene.

—Sí, claroooo —ella dijo y luego se fue a arreglar la cámara en su sitio y ajustar todo para comenzar a grabar la escena final que en realidad sería el comienzo del próximo video publicado.

—Por supuesto que n... —Marcos se cortó cuando el tono del mensaje que acababa de llegar sonó. Sus ojos se abrieron demasiado, las sombras en diversos tonos de rosa y el contorno café resaltando el marrón de sus iris.

Sasha mordió sus labios para no reírse.

Las mariposas aletearon en su estómago, pero Marcos logró recuperar la compostura. Aclaró su garganta y, con esa elegancia suya, se levantó de su silla y se posó frente a la cámara. A una señal suya, Sasha empezó a grabar.

Él sonrió ampliamente. Ya habían grabado el proceso de su maquillaje paso a paso, ahora esto era sólo la introducción de su video. Esperaba no equivocarse tantas veces, porque ¡agh! realmente quería leer el mensaje.

—Si quitas ese puchero y vuelves tu mirada aquí, podemos comenzar...

Marcos le dio una mirada asesina a su amiga, aunque no creía que funcionara teniendo en cuenta que se conocían desde hace ya veinte años y juntos habían robado por primera vez un labial de la mamá de Sasha cuando aún iban en preescolar. No le pidió dejar de grabar, siempre podían editar el video después y además a veces le gustaba compartir los famosos "bloopers". Sus seguidores los amaban.

Sonrió ampliamente y miró a la cámara: —Hola, preciosas. Aquí, como siempre, su Mar ayudándolas a lucir bellas. El día de hoy recrearemos este look para decirle a esa persona “¿Crees que llevo horas esperando por un mensaje tuyo? No, cariño, ese tiempo lo uso en lucir así y no es para ti precisamente. Porque me amo más a mí de lo que nunca podría llegar a amarte”. Porque, ante todo, amor propio, mis amores —hizo un guiñó sexy, sopló un beso y Sasha todavía no decía "Corte" cuando él ya estaba corriendo por su celular, casi tropezando con la silla.

Sasha resopló. —Claro. Predica con el ejemplo, Mar.

Marcos hizo sólo un gesto con su mano libre, mientras con la otra abría el mensaje.

Cristián: Hola. Lo siento por no contestar antes. Estuve ocupado en el trabajo. ¡Me han encargado un artículo para fin de mes!

Y Marcos ya estaba sonriendo como tonto y escribiendo rápidamente una respuesta; pero justo antes de enviarla, se detuvo. —¿Cuánto debo esperar para responder sin verme como que estuve todo el día esperando su respuesta?

—Has estado todo el día esperando —Sasha dijo, sin despegar la vista de la cámara donde estaba empezando a revisar las grabaciones.

—¡Sí, pero él no lo sabe! ¡No me estás ayudando! —volvió a dejar el móvil en su sitio para no presionar "enviar" por error.

Quizá debía esperar diez o quince minutos. No era mucho, pero no lo hacía ver como esas personas desesperadas que responden al instante. Definitivamente no después de que él tardó horas en responderle. Jum.

Sí. Iba a esperar diez minutos.

O quizá cinco. ¿Cinco eran suficientes?

Al menos ya no era inmediatamente.

Hay un gay en líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora