XIV. Las veinte preguntas (1a parte)

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Mar: Sí. De nosotros. Vamos a jugar a las veinte preguntas. Comienzo yo. ¿Color favorito?

Cristián: Fácil. El verde.

Cuando ella no contestó rápido, Cristián supuso que era su momento de preguntar. La verdad era que nunca había hecho esto de las "20 preguntas" con nadie.

Cristián: ¿Y el tuyo?

Mar: Azul, definitivamente. También me encantan tus ojos, por cierto. No lo tomes como presión, porque no lo es, pero muero por saber cómo será tenerlos frente a mí. En la foto se ven de un azul impresionante. No puedo imaginar cómo será verlos en persona.

Cristián: Gracias. Quisiera decir que eres la primera persona que lo dice, pero la verdad es que no. Tener ojos "de color" es como una maldición. Creo que vuelve aun más superficiales a las personas.

Mar: Supongo que sí. Lo siento si te hice sentir mal, no era mi intención. Y más que el color de los ojos, lo importante es la mirada. Tú que lees tanto debes saber que dicen que es la ventana del alma. Y tu alma es muy bella, Cris. No dejes que comentarios así te hagan sentir inseguro. Eres más que tu físico. Y creo que es lo que tú buscabas en esta aplicación, ¿no?

Sí. Era lo que buscaba. Alguien con quien hablar. Alguien para quien el aspecto físico no fuera lo primero. Buscaba alguien con quien pudiera conectar a otro nivel. Y, aparentemente, lo encontró. La encontró.

Mar: Además si tus ojos bonitos te hacen sentir mal, imagínate los míos. Así como dices, la gente es superficial y es frustrante siempre recibir halagos que al final incluyen un "lástima por el color de ojos tan común, arruina el look".

* * * * *


No había sido su intención quejarse, pero con Cristian siempre se sentía libre de decirlo todo. Y es que tantas veces estuvo tentado a usar pupilentes azules, grises o verdes –como los ojos de Sasha y el color favorito de Cristián– porque nunca faltaban comentarios así en sus videos, sobre el aburrido color de ojos.

Cristián: No digas eso. Lo único que yo conozco de ti son tus ojos y fue suficiente para llamar mi atención. Son hermosos y nada tiene que ver el maquillaje, tienen un brillo único. Y la persona que hay detrás es mucho más importante. Tú lo has dicho antes y es verdad. Mar, eres la persona más hermosa que he conocido y lo sé sólo por tus letras.

Marcos sintió sus mejillas arder y no podía controlar la sonrisa enorme. Sabía que era rápido, que no debería, pero ya no podía negarlo: le gustaba Cristián.

Mar: Muchas gracias, guapo. Tú también eres hermoso, por dentro y por fuera, y me alegro enormemente de haberte conocido. Ahora, era mi turno. Y ya que tocamos el tema de conocernos... ¿Crees en el destino, Cris?


* * * * *

No era la primera vez que se lo preguntaban y la mayoría de las personas asumían que lo hacía; que, siendo como era, creía en ese tipo de cosas místicas y casi mágicas.

Lo cierto es que no era así.

Cristián: Sí y no.

Mar: ¿Cómo es eso? (Y no, esto no cuenta como otra pregunta)

Cristián sonrió.

No recordaba una sola vez en que alguien lo hiciera tan feliz.

Cristián: Lo dejaré pasar esta vez, sólo porque mi respuesta fue demasiado cerrada. Creo en el destino hasta cierto punto. Es decir, creo que hay cosas destinadas a pasar en nuestras vidas. Pero no es algo escrito en piedra que no pueda cambiarse. Creo que nuestras acciones, nuestras elecciones de cada día, mantienen o cambian ese "destino". Quizá yo estaba destinado a conocerte, pero depende de mí lo que suceda entre nosotros y mantenerlo así.

Cristián: Un ejemplo. Alguien que se enamora perdidamente no puede esperar casarse con esa persona porque es su destino. Quizá ya conociste a la persona correcta, pero tienes que dar ciertos pasos: decirle que te gusta, ser su novio, conocerse más y ver si el enamoramiento sigue y madura, proponerle matrimonio... Porque el destino por sí sólo no te pondrá en el altar, ¿me explico?

Mar: ¿Eso último es tu siguiente pregunta?

Cristián frunció el ceño hasta que notó la pregunta. Negó y volvió a reírse. Mar era demasiado perfecta para él.

No importa lo que extraños desconocidos, con los que sí se encontró en persona, lo hicieran sentir.

Cristián: No hagas trampa o también contaré la tuya.

* * * * *

Marcos se rio y ya estaba escribiendo su respuesta, cuando otro mensaje llegó.

Cristián: Mi pregunta sería la misma. ¿Crees en el destino, Mar?

Así que cambió su respuesta. Qué molesto cuando te escriben mientras tú ya escribías.

Mar: ¿Sería extraño que sea yo de nosotros dos el que sí crea en el destino? No sé. Es que mira, creo que es cierto que nuestras acciones provocan ciertas circunstancias y nos llevan a donde estamos; coincido contigo en ese sentido. Pero también creo que hay cosas destinadas a suceder porque una sola decisión nuestra lo cambiaría todo. Todo. Absolutamente todo. Tú y yo no estaríamos aquí si hubiéramos incluso presionado un botón diferente. Yo nunca he sido de usar este tipo de aplicaciones y creo que tú tampoco. Sasha me insistió durante mucho tiempo y yo sólo me reía de ella por sugerirlo. Y luego un día me animé, recibí mensajes estúpidos durante dos días y estaba a punto de borrar mi perfil, me dije "Sólo un día más, quizá sólo te has topado con las personas equivocadas, dale la oportunidad a las correctas de aparecer" y entonces tú dijiste “Hola”. No sé tú, pero yo diría que esto fue destino.

Aunque Cristián tenía razón. Dependería de ellos ahora mantener esta relación. Amistad o algo más.

* * * * *

Cristián lo pensó un momento. ¿Sería posible que fuera el destino quien hizo que la aplicación se equivocara al inicio y sólo le mostrara a una chica pero que sería la indicada?

Porque la verdad es que no se veía teniendo conversaciones así ni sonriendo tanto con nadie más.

Quizá era cierto y el destino realmente existía. Y le sonrió por primera vez, en lugar de reírse de él.







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Me quedan varias preguntas de las que me dejaron el capítulo pasado, las contestaré todas en el siguiente. Así que si alguien todavía tiene alguna pregunta para ellos, dejénmela aquí 👇

Y con esto acabamos la semana de maratón. Espero les haya gustado ❤️

Hay un gay en líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora