VIII. Disertación sobre el amor

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Quizá era sólo que Cristián no estaba listo para enamorarse.

Aunque... ¿Uno alguna vez lo está? Porque el amor no avisa ni pide permiso. Simplemente sucede, te golpea cuando menos te lo esperas. Tal vez es por eso que estas aplicaciones no funcionan, porque el amor no debería buscarse.

A ver, es que esto del amor es muy complicado. Tiene sus momentos bonitos, ya sabes, cuando no puedes parar de sonreír y las famosas mariposas andan todo el día en tu estómago. Pero también duele, te pone triste, te estresa, te hace llorar, te vuelve inseguro...

Y, lo peor de todo, no basta con querer enamorarse. Aunque te sientas listo para toda esa revolución de emociones, eso no quiere decir que va a suceder.

Así que no podía dejar de leer el mensaje de Mar y preguntarse qué demonios contestar.

Mar: Voy a tomar eso como un "No". Y como yo no soy otra cosa sino directo, me atrevo a preguntar por qué. ¿Por qué no quieres salir conmigo, Cristián?

¿Ves? ¡Complicado!

Todavía ni siquiera se enamoraba de la chica y él ya era un lío total.

Tal vez algunas personas no fuimos hechas para vivir el amor, sólo para presenciarlo.

* * * * *

«¿Qué tan importante es el aspecto físico en una relación?

Sí, yo y todos sabemos que es importante cómo se ve la otra persona para que la mires más de un vez. Quizá prefieres los ojos verdes y eso hará que prestes más atención a su mirada. Tal vez te gusta cierto tono de piel o color de cabello. O hay algo en las manos que inevitablemente te hace sentir interés. Para algunas personas es la complexión: alguien delgado o las curvas...

Pero eso no asegura que sentirás algo por dicha persona. Creo que a veces incluso si cumple con todas las casillas de tu "tipo", no te hará sentir absolutamente nada. Sí, vas a apreciar su belleza –siempre teniendo en cuenta que la belleza es subjetiva y depende de la perspectiva de cada persona–; pero no pasará de eso: apreciación. Vas a mirar, pensar “Me agrada” y seguir tu camino.

Pero ¿qué pasa con esas personas que mueven todo en tu interior sin necesidad de cuestiones físicas? ¿Qué pasa cuando con palabras, con momentos, con detalles alguien se cuela debajo de tu piel? Eso realmente mantiene tu interés y te hace mirar con atención a la persona. Cuando las charlas te tienen mirando a los ojos sin poder evitarlo, no porque te guste el color de ellos sino porque necesitas ver en su mirada, leer más de ella. Porque se siente así, como una necesidad, descubrirla como si fuera un rompecabezas del cual necesitas encajar cada pieza...»

Cristián frunció el ceño cuando terminó de escribir. Tenía que editarlo obviamente; revisar errores de ortografía, redacción o coherencia. Pero parecía un buen inicio. Quizá después tendría que quitar o cambiar cosas, pero era la esencia del tema que quería tocar.

Y lo dejó pensando porque lo cierto es que sí quería conocer a Mar. Había una chispa entre ellos que no podía negar. Tenía curiosidad por saber cómo sería en persona, cómo se ve físicamente más allá de su mirada –y no porque le importara si era bonita o no, era sólo para completar el cuadro de ella– y, sobre todo, cómo fluirían las conversaciones en persona. Porque admitámoslo: si en mensajes hablar con alguien por horas te hace sonreír, tener a la persona frente a ti y que fluya igual de bien agrega un plus.

Pero tenía miedo y dudas. Era demasiado desconfiado, las aplicaciones de citas eran bastante anónimas y bien podría estar hablando con un asesino serial y no enterarse hasta que ya estaba inevitablemente en las garras de la muerte –quizá sólo era demasiado dramático e imaginativo; culpen a su amor por los libros y su vena de escritor–.

Y también era, quizá más que lo anterior, muy inseguro de sí mismo. Nunca se sentía lo suficiente. Y hablar a través de una pantalla lo hacía sentir mejor. Las letras eran lo suyo, lo hacían sentirse listo y siempre podía echarse para atrás borrando los mensajes. En persona eso no existe y eres juzgado por cada error. Y no sólo eso: aunque a él no le importaba el físico de los demás, quizá a Mar sí y pudiera ser que ya frente a frente se diera cuenta que no era lo que estaba buscando. Y no quería perderla ahora que la había encontrado; quería disfrutarlo al menos un poco más.

Pero lo haría si seguía dejándola en visto cada vez que se ponía incómodo o que su tonto amigo borraba los mensajes.

Suspiró y al final se decidió por una respuesta honesta:

Cristián: Estuve todo el día pensando qué contestarte. Mi hermana llamó a molestar como siempre hace... ¿te he hablado ya de ella?

Bueno, como sea, no sabía qué decirte y me puse a escribir. Lo que en cierto modo me llevó a lo que ya sabía...

Tengo miedo y soy paranoico. Primero que nada me da miedo que esto sea una broma, que quizá seas alguien que yo conozco, reconociste mi foto y sólo te estás burlando de mí. Lo que sería un asco porque realmente me agradas y, además, me haría sentir patético.

O, y no sé si es peor que la anterior, podrías ser un asesino serial y yo la víctima más tonta del mundo. ¿Y cómo me dejaría eso? También patético pensar que la primera persona con la que conecto en años es un psicópata. ¿Sabías que los asesinos seriales son personas muy inteligentes e interesantes? Por supuesto que podrías mantener una buena conversación con ellos...

Y, mira, ya me desvié del tema. Lo siento, siempre soy así. El punto es que me da miedo lo que pueda suceder cuando te vea por fin, Mar. No quiero que pienses que no hay interés de mi parte, porque lo hay, pero no estoy listo para que sea hoy o mañana.


* * * * *


Marcos sonrió cuando la cadena de mensajes fue llegando.

Era mucho por procesar.

Primero: Cristián tenía una hermana. Interesante.

Segundo y muy importante: sí había interés y prácticamente le estaba diciendo que no quería perder esto.

Tercero y relacionado con el anterior: ese “lo que pueda suceder cuando te vea por fin”. Decía "cuando" y no "si". O sea que pasaría eventualmente, sólo no sería hoy o mañana. Quizá la próxima semana o el próximo mes. Sólo debía ser paciente.

La cuestión era si él quería ser paciente por Cristián. ¿Valía la pena?

Y como su noble corazón –que siempre lo metía en problemas– no le permitía ser rencoroso y esperar los famosos cuatro minutos, él respondió al instante.






* ~ * ~ *

¿Qué creen que respondió? ¿Valdrá la pena esperar?

Ya sé. Soy mala por dejarlo hasta ahí 😂

Por cierto, quiero agradecerles mucho a todos los que dejan un voto y sus bonitos comentarios en la historia. Me animan mucho a actualizar seguido ❤️ (y si quieren maratón, vayan al grupo en Facebook a votar en la encuesta). Cuéntenme que hace que les guste esta historia 🤔

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