XXXVI. Maquillaje masculino

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Al final del día, el maquillaje se desprende si eres hombre o mujer; ¿por qué discriminar a los hombres, cuando el maquillaje es una forma increíble de expresión artística, simplemente porque la sociedad dice que no es ‘normal’?
(Manny MUA)



Cristián se había reportado enfermo a su trabajo al día siguiente.

Lo que no era cierto.

Él nunca faltaba al trabajo y, por supuesto, nunca mentía. Ni siquiera él podía creer que lo hubiera hecho. No sabía qué le había pasado.

En realidad, sí. Y no era "qué", era "quién". Mar/ Marcos –alías "Dios del maquillaje–. Eso le había pasado. Él le había pasado.

Y algo muy inesperado había traído su "enfermedad": ¡Johnny le había mandado un mensaje!

Johnny: Hola, amigo. Sé que últimamente no hemos hablado mucho, desde que has estado raro. Pero me enteré que estás enfermo, ¿todo bien?

Y Cristián pasó de la emoción por el mensaje de su mejor amigo, a la duda sobre cómo reaccionaría si le contaba todas las preguntas que tenía ahora mismo en la cabeza con respecto a Mar y, finalmente, la vergüenza ante ese «desde que has estado raro».

Él no había sido "raro". Simplemente publicó un artículo, sobre un tema polémico, expresando su opinión.

No era raro.

O eso creía. Porque ahora mismo ya no sabía nada. No podía evitar recordar la sensación de los labios de Mar contra su piel, la presión de su cuerpo contra el suyo, los brazos de él rodeando su cuello y sus propias manos sosteniéndolo por la cintura –habían ido ahí directamente, sin dudar–.

Y después, no podía culpar a nadie más que a él. Sus manos en la cadera de Mar. Su pecho, con el corazón acelerado, contra la espalda de él. Había sido extraño notar cómo encajaban tan perfectamente sus cuerpos. Marcos era un poco más pequeño que él, amoldándose a la perfección. Y su hombro duro y tenso bajo su barbilla mientras él fingía apreciar el maquillaje de su hermana.

No sabía por qué lo había hecho. A él no le gustaba tanto el contacto físico, nunca le habían llamado la atención los abrazos o los besos, pero ahí estaba deseando –y disfrutando– los de Mar.

Y si simplemente fuera "Mar", la chica que conoció en una aplicación de citas con unos hermanos ojos marrones; pero era "Mar...cos", un chico gay al que le gustaba maquillarse.

¿Por qué tenía que confundirlo de esta manera?

¿Por qué no podían sólo ser amigos?

Frustrado, apenas había cerrado los ojos cuando su móvil sonó de nuevo.

Arturo: ¿Sigues vivo, bebé hetero? Ayer en todo el día ya no me escribiste. Si ya no le quieres, dímelo.

Cristián puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír. Arturo era tan ridículo que era inevitable.

Arturo: Me estás ocultando algo, ¿verdad?

Cristián: Pareces novia tóxica. ¿Alguien te lo ha dicho?

Arturo: ¿Tal vez?

Arturo: Si intentabas ofenderme, no va a funcionar. No soy tan susceptible, cariño 😉

¿Cariño?

Hay un gay en líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora