XII. Choque celestial

4.6K 1K 366
                                    

Marcos miró la fachada de la casa. ¿O mansión? Era enorme y una clara señal de lo que le esperaba.

Miró la caja de herramientas en sus manos –maquillaje de todo tipo, brochas, esponjas, etc.–, suspiró y luego volvió su mirada hacia Sasha que estaba su lado. —Serás mi esclava un año, si esto sale mal.

Ella se atrevió a reírse. —¿Qué podría salir mal? No vamos a la guerra. Sólo harás una prueba de maquillaje. Anda, vamos a entrar ya. Llevamos cinco minutos de retraso.

Marcos la miró mal. —Muchas cosas podrían salir mal. Razón por la que no hago este tipo de servicios —empezó a encaminarse hacia la puerta—. Sólo te digo una cosa —abrazó la enorme caja con un brazo, apoyándola en su cadera, y con la mano libre tocó el timbre—: si me hacen cualquier grosería, me voy a ir sin siquiera disculparme o dar explicaciones.

La mano de Sasha se apoyó en su brazo. Su mirada muy seria, sus ojos verdes brillaban con honestidad. —¿Tú me crees capaz de hacerte pasar un mal rato? Si esta mujer o cualquier persona presente te mira siquiera de un modo que no me guste, nos iremos y nunca volveré a pedirte algo así. Aunque mi hermano, su amigo y el primo se molesten.

Marcos le sonrió. —¿Dijiste que se llamaba Jasiel?

Ella asintió. —Jasiel y Natasha.

En ese momento la puerta se abrió, interrumpiendo su conversación.


* * * * *

Cristián miró el reloj. Sus ojos entrecerrados. Uno de sus pies no dejaba de moverse. —Hace cinco minutos debería haber llegado. La puntualidad es importante, incluso para un "dios" —dibujó las comillas con sus dedos.

Natasha se rio. —Cinco minutos no son nada. Esperaría cinco horas con tal de que este chico acepte hacer mi maquillaje. ¿Viste las fotos que te mandé?

Cristián dejó de moverse. No. No había visto las fotos. Se le había olvidado. Cuando estuvo a punto de hacerlo, el mensaje de su jefe lo interrumpió y después ya no se acordó. Ni siquiera recordaba si había borrado el chat con su hermana o seguían ahí sin descargar. Tendría que fijarse en otro momento...

No ahora, porque ella lo miraba como a punto de acusarlo. —Sí, las vi —mintió descaradamente—. Ya sabes que yo no sé de maquillaje. Pero me parece que eso podría hacerlo cualquier otra persona —porque el chico y su trabajo no podían ser tan especiales, ¿no?—. ¿Por qué no una mujer?

Natasha resopló y puso los ojos en blanco, como si él fuera tonto. —Porque no me estoy fijando en el sexo de la persona ni me interesa su historia, sólo quiero a quien mejor haga este trabajo. Porque es mi boda. Y Marcos es el mejor en esto. Lo que yo no entiendo es que tú, siendo tan listo como eres, estés siendo tan prejuicioso en algo como esto. ¿Qué tiene de malo un chico que se maquilla? No nos criaron así, Cristián.

Y ahora estaba enojada. Ella nunca lo llamaba "Cristián", siempre iba con su molesto "Cris".

—Yo no dije... —se interrumpió cuando un mensaje llegó.

Johnny: ¡S.O.S.! Cristián, se me acaba de borrar la corrección del artículo que sale dentro de dos horas. ¡No sé qué hacer! Sé que es tu día libre y tenías esta cosa de chicas con tu hermana, pero ¿puedes venir a ayudarme? Por favor.

«Cosas de chicas».

¿Estaba haciendo cosas de chicas?

Su ceño se frunció y empezó a levantarse. —Me tengo que ir...

—Cris, tú dijiste que...

El timbre sonó.

—Lo siento, es importante. ¡Suerte! Mándame más fotos —le dio un beso rápido y corrió a la salida. Quizá eso era lo que tanto le hacía ruido de esta situación, no le molestaba que hubiera elegido a un chico maquillista; sino que muchos, como su mejor amigo, lo consideraban "cosas de chicas". ¿Y qué clase de hombre elegiría, por elección propia, hacer algo así con su vida? ¿Es que nadie nunca le dijo nada al respecto?

Hizo una mueca ante sus propios pensamientos. Cuando abrió la puerta, chocó inmediatamente con un chico más delgado y bajo que él. Algo cayó ruidosamente. El chico maldijo, su voz no era femenina, pero tampoco las más varonil; sus manos se arrastraron por el cuerpo de Cristián. Una se aferró a su cadera y la otra golpeó su pecho. Y él tembló, porque se sintió...

—¡Ay, no! Déjame ayudarte —una voz femenina dijo.

Cristián la miró rápidamente, con pánico. Ni siquiera puso atención a su rostro. Gritó un “¡Lo siento!”, sin atreverse a mirar al supuesto dios del maquillaje, al tal Marcos, y corrió a su auto.

—No, no, no. No, Cristián. No —se regañó a sí mismo. ¿Qué demonios fue eso?

No volvería a ninguna prueba con este chico. Nunca.


* * * * *

Marcos no podía estar seguro, porque todo fue demasiado rápido.

Su primer reacción fue de molestia. Obviamente. Porque el estúpido no sólo lo empujó, sino que tiró su caja y ni siquiera intentó ayudarlo.

Pero luego sintió el corazón del chico y sí, ya había dicho que dejaría de ser un romántico empedernido. Pero es que... él le hizo sentir algo.

Y no alcanzó a ver bien su rostro. El chico se giró cuando Sasha habló, pero su piel era pálida y el cabello oscuro. Y su cuerpo se parecía mucho al de la foto.

¿Cristián?







* ~ * ~ *

Déjenme aquí sus reacciones a este capítulo 🙊

¿Notaron algo interesante en Sasha? 💚

Hay un gay en líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora