Hay un gay en línea

VII. Un Mar de sentimientos

Marcos se cansó de esperar una respuesta. Más que molesto, estaba intrigado. ¿Por qué, si hablaban tan agusto, Cristián no quería verlo? ¿No era lo que todos buscan en ese tipo de aplicaciones?

Más directo no podía ser y el chico seguía sin decir que sí o invitarlo a salir. En realidad hubiera preferido que fuera Cristián quien lo invitara.

Pero ya que eso evidentemente no iba a pasar, pensó suspirando, al menos quería saber la razón. Y fue por eso que, horas más tarde, decidió escribirle. Si lo ignoraba de nuevo, simplemente borraría su contacto. Está bien que no se conocían realmente, pero era de mala educación simplemente no contestar a los mensajes. Si no le interesaba podía sólo decirlo y ya, él no insistiría más.

Mar: Voy a tomar eso como un "No". Y como yo no soy otra cosa sino directo, me atrevo a preguntar por qué. ¿Por qué no quieres salir conmigo, Cristián?

No había notado estar mirando fijamente su celular –como si con eso fuera a llegar una respuesta mágicamente–, hasta que Sasha llegó y se burló de él.

—Nunca te había visto tan interesado en alguien. De haber sabido que te pondrías tan ridículo, te hubiera recomendado la aplicación desde antes.

—No soy ridículo —Marcos dijo sin muchos ánimos, haciendo un puchero. Y luego con más firmeza, dejando el móvil a un lado—. ¡Oye! ¡No soy ridículo y todo esto es tu culpa!

Sasha se rio y fue a sentarse a su lado. —A ver. Déjame ver al afortunado que te hizo caer con sólo unos días y sin conocerse en persona siquiera...

Marcos gimió. Él sí quería conocerlo. Ni siquiera se trataba de tener sexo o llegar a ser pareja, pero le caía bien y tenía la necesidad de saber cómo se sentiría tenerlo frente a frente. ¿Por qué Cristián no quería lo mismo de él?

—¡Oh, mira! Tiene los ojos azules y el cabello oscuro. ¡Me encanta! —Sasha se emocionó mirando atentamente la foto de perfil de Cris.

—Ya déjalo —Marcos le arrebató el aparato y siguió haciendo pucheros.

—¿Sabeeesss? —Sasha preguntó, alargando la palabra y picándolo en las costillas—. No puedo evitar notar que has cambiado dos veces tu foto de perfil ahí. Y en ambas ocasiones has puesto tus nuevos looks, los que estrenamos en los videos de esta semana. ¿No estarás intentando dejar de ser anónimo?

Marcos mordió su labio inferior y sus mejillas enrojecieron. Era cierto, lo había hecho. Y ahora que lo pensaba... ¿Y si Cristián reconoció su identidad y por eso no quería salir con él?

Los pucheros volvieron. Bueno, eso dolía; era horrible ser rechazado por lo que eres, por quien eres. Pero también es cierto que hay personas que no te merecen, no son dignos de tu esencia y todo lo que forma parte de ti. Así que si Cristián no lo consideraba digno porque usaba maquillaje, él se lo perdía. No le iba a insistir más.

Cerró la aplicación, bloqueó el celular y lo dejó a un lado.

—No importa. Cambiemos de tema. ¿Ya tienes las fotos de la chica de la boda? —porque la tal Natasha quería las pruebas de maquillaje dentro de dos días.

Sasha chilló un “¡Sííí!” emocionado y empezó a mostrárselas. Y seguramente Marcos estaba volviéndose loco o un poco obsesionado ya, porque los ojos de la chica le parecían idénticos a los de Cristián. Lo que obviamente era imposible.

—¿Sabes? —preguntó mientras miraba con atención las fotos, haciéndoles zoom innecesariamente a la altura de esos ojazos azules—. Hay algo que no entiendo. ¿Por qué está bien y es aceptable que una mujer decida no usar maquillaje, pero es inconcebible que un hombre quiera hacerlo? —terminó con un suspiro triste.

Sasha lo miró un momento antes de abrazarlo con fuerza. Había visto a su amigo sufrir por lo mismo tantas veces desde que eran niños. —Porque la gente es idiota. Pero cada vez más personas dejan de serlo. Quizá no todos, pero algunos sí y eso me da la esperanza de que un día la sociedad dejará de juzgarnos por todo. Ten fe, Mar.

Y sí. Ella también había llevado su cuota de prejuicios. Ella era una de esas chicas que preferían no usar maquillaje. Lo usó hasta el cansancio cuando eran niños y robaban el de sus madres, pero conforme fue creciendo se dio cuenta que no era lo suyo. Y no tenía nada que ver con su preferencia sexual. Y es que las personas son tan cerradas, no entienden que eso nada tiene que ver; que hay mujeres heterosexuales que tampoco quieren maquillarse o usar vestidos y tacones y, al contrario, hay chicas lesbianas que se ven de lo más femeninas. Y las dos siguen siendo mujeres y punto. Es simplemente cuestión de gustos.

Muchas veces habían bromeado con que todo sería mucho más fácil si ellos fueran como el otro. Marcos con los gustos de Sasha y ella con los de su amigo. Pero eso "fácil", no los haría felices.

—¿Sabes qué deberías hacer? —ella preguntó. Porque lo conocía y podía ver la duda y la fragilidad en su amigo ahora mismo—. Preguntarle directamente a este chico idiota de ojos bonitos si tiene problemas con tu maquillaje. Y si es así, mandarlo al diablo.

Marcos le dio una sonrisa triste. Ni siquiera sabía si Cristián le contestaría o ya no. —Lo haré —y lo haría. Si recibía una respuesta de su parte, le preguntaría directamente.

—Ahora... —dijo, después de un momento de cómodo silencio—. Me lo debes por hacerme aceptar esto cuando sabes que no me gusta recibir órdenes de nadie y no hay nada peor que una novia estresada por la futura boda. Y porque necesito terapia...

—¡No! —Sasha gimió porque ya sabía lo que se venía.

—¡Sí! ¡Déjame maquillarte! —él disfrutaba tanto maquillarla. No para obligarla a usarlo frente a otros o para convencerla de hacerlo más seguido, simplemente le gustaba transformarla.

—Te odio —ella se quejó, pero se dejó arrastrar por su sonriente amigo. Ella tampoco sabía negarle nada a él, por eso eran perfectos para el otro.

* ~ * ~ *

¿Creen que Cris contestará?

¿Tienen un favorito hasta ahora: Cris o Mar?

¿Alguna vez les ha pasado algo así? ¿Que los juzguen por una razón? De mí muchas veces han pensado que soy lesbiana por shippear tantas parejas homo y defender a la comunidad LGBT. Y aunque no lo soy, no me molesta que lo piensen. Sólo se me hace absurdo asumirlo por mis gustos y mi manera de pensar. ¿Es que no puedo simplemente defender el amor libre porque es lo correcto?