Mew Suppasit es un atractivo granjero bisexual, que hereda la granja de sus abuelos. En un principio se cree un hombre solitario pero todo cambia cuando conoce a Janis Star pues creyendo estar enamorado, se casan e incluso tienen hijos.
Tras perder...
Mew estaba haciendo su segundo turno medio adormilado y entonces miró el reloj y vio que era ya la una de la madrugada.
Este echó un vistazo a la cama desde su silla y comprobó que Gulf dormía plácidamente, así que se levantó y se fue a la cocina para tomarse un café.
Cuando estaba por servirse un poco en una de las taza, escuchó un golpe y a continuación un quejido que salía de su habitación, rápidamente corrió y se encontró al moreno tirado en el suelo.
—Pero por Dios muchacho, ¿qué crees que estás haciendo?—susurró alarmado corriendo a auxiliarlo.
—Quería ir al lavabo...lo si-siento...Pensé que podía—susurró este con voz quejosa.
—Está bien pero justo has tenido que querer ir al lavabo cuando me he ido... eres terco hasta estando medio dormido....Anda, venga sube y sujetate a mi cuello, yo te llevaré... no puedes tenerte en pie.
El moreno lo miró y asintió agarrándose como el mayor le había dicho, oliendo su cuello y sintiéndose de nuevo mareado, ya que el olor a tierra, sudor y after save del granjero lo hacía sonrojarse como una quinceañera.
—Gra-Gracias.
Al llegar al baño, Mew miró a este para que se bajase pero el moreno seguía aún embriagado y sujeto a su cuello, con su cabeza recostada en su hombro y disfrutando de su aroma.
—Oye...emm...ya hemos lle-llegado al baño...Ya puedes b-bajarte.
—Ah....si...¿qué?..oh...si..emm...lo s-siento...emm...g-gracias—balbuceó el maestro posándose en el suelo aún aturdido.
—Bien...emm...cuando termines sólo avísame para volverte a la cama, ¿de acuerdo?.
El moreno asintió y se sentó en el retrete viendo irse al granjero, quien había dejado la puerta entreabierta mientras volvía a la cocina.
Este se sirvió el café, y se sentó en la mesa sonriendo mientras recordaba al joven maestro agarrado a su cuello y con su cabeza recostada en su hombro medio dormido, era como cargar a un niño.
—Eres jodidamente tierno, te tendría en mis brazos toda mi vida si me atreviese— susurró tomando un sorbo de su café.
Tras unos minutos escuchó la voz débil del moreno llamándolo y entonces sintió algo hermoso en su corazón pero también se sintió mal, como si por sentir eso por un hombre a quién apenas conocía de horas, estuviese engañando a su difunta esposa.
Cabizbajo llegó al baño donde éste ya más espabilado lo esperaba.
—Gracias de nuevo, siento causarte tantas molestias y siento la rabieta de esta mañana....Yo no estaba bien.
Mew no dijo nada, solamente abrió sus brazos para que el chico se subiese y devolverle a la habitación.
—¿Estás bien?, te noto tenso, ¿he dicho algo malo?—preguntó el maestro cuando este lo tumbó de nuevo en la cama sin hablarle ni mirarle.
—Anda descansa—fue lo único que este le dijo antes de apagar la luz y sentarse de nuevo a los pies de su cama.
Gulf se recostó en la mullida almohada y cerró sus ojos resignado pues al parecer el granjero era un hombre bastante complejo y difícil de mostrar sentimientos pues estaba seguro que él no le era indiferente.
El su silla, el mayor miraba la luna tras la ventana, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas pues echaba mucho de menos a su esposa y a sus hijos, extrañaba muchísimo su vida anterior junto a ellos, era muy doloroso vivir de recuerdos pero no sabía hacerlo de otro modo.
Todo el alcohol bebido en los meses anteriores lo habían hecho soportarlo pero ahora que estaba lúcido, ese recuerdo le seguía doliendo como el día en que se fueron de su lado.
Un tiempo después, Gulf comenzó a toser fuerte y Mew se sobresaltó, corriendo veloz a su lado pero este seguía dormido, así que en un impulso acarició la suave y delicada cara del maestro casi como si actuase por ella misma.
—¿De dónde saliste eh?, ¿Cómo es que llegaste a mi vida?, ¿Has venido para atormentarme o quizás viniste para salvarme?.
Gulf emitió un quejido entonces este se inclinó y le dio un tierno y cálido beso en la cara.
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