Treinta y uno

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Esa mañana, luego de asegurarse de que no había peligro y de que se fuesen todos los padres, además del cartero que siempre iba a la misma hora, Mew dejó a sus hijos y a Gulf en la escuelita.

Este no vio a Willy ni el coche que lo había sacado de la carretera pues el abogado estaba dentro de una cafetería a unos metros y había ido en taxi.

Su plan era entrar y raptar a los hijos de Mew para ocultarlos y luego pasado un tiempo, llevárselos lejos y atormentar al granjero hasta conseguir separarlos.

Quizás también se llevaría a este si las cosas se ponían feas pues otra opción, era que su esposo se olvidaría del granjero y volviese a amarlo como lo había hecho tiempo atrás.

Tenía a un par de delincuentes a sueldo, los cuales lo esperaría con una furgoneta negra, la cual llegó a la hora prevista y aparcó a unos metros de la escuela.

Gulf ya había empezado con la clase y los niños estaban muy felices pero esa alegría se tornó en miedo y llanto, en cuanto lo vieron entrar con la pistola en la mano y apuntar a su profesor y los tres pequeños, los cuales corrieron hacia este al grito de «papi».

...—¡Vamos!, ¡venid conmigo!.

El moreno se puso delante entre la pistola y los niños.

—¿Que haces?, ¿Acaso estás loco?, ¡Esto es mucho incluso para ti!—Le gritó Gulf.

—¡Tu me has obligado!, ¡deja todo esto y seamos felices de nuevo!.

—Por fa-favor baja el arma, estás aterrizando a los ni-niños—suplicó El maestro asustado.

El abogado negó.

—¡No!, ¡no lo haré!...¡Ahora callate y camina o les meteré un tiro a cada uno de ellos!—dijo señalando a Tharn, May y al pequeño Type, los cuales no paraban de llorar al igual que sus compañeros.

—E-Está bien, no te pongas nervioso...deja a los niños, regresaré contigo pero por favor no la-lastimes... Mi-Mirame a mi, estoy aquí...Dejalos irse, los niños son inocentes —habló el moreno pidiendo su atención para evitar que a este no se le escapase un tiro hiriendo a uno de los pequeños.

—¡Bien, camina entonces!

De repente, el móvil de Gulf sonó, poniendo al abogado aún más nervioso.

—¿Qué es eso?, ¿desde cuando tienes móvil?, ¡dímelo!, ¿es el granjero verdad?

—Es Mew, me pide que escriba para saber que todo está bien

—¿Acaso es una clave esposo querido?, ¡déjalo, fe todas firmas nos iremos lejos!, ¡camina!

El abogado no dejó que Gulf contestase y tras arrebatarle el teléfono, lo arrojó con furia al suelo y lo aplastó con el pie, ante el asombro de este y los gritos de los asustados niños.

—¡Vámonos!, ¡estos son unos jodidos paletos!—le gritó acercarse a donde estaba Gulf para así agarrarlo y llevarselo—...¡Solo yo puedo darte todo lo mejor!, ¡no serás feliz sino es conmigo!.

El moreno notaba el cuerpo de Willy pegado a su espalda y sentía su asqueroso aliento a alcohol en el cuello, a eso se le sumaba que tenía el cañón de la pistola sobre su sien, mientras su aún marido tironeaba de él hacia fuera de la escuela, ante los  lloros de los niños.

Fue un momento de mucha tensión, que el maestro intentó minimizar para los infantes no se traumatizaran con su salida, aunque no llegaron muy lejos pues fuera de la escuela había algunas personas que se acercaron pues una de ellas había visto al abogado con la pistola.

Este rápidamente se lo había dicho a otros viandantes y alguien había llamado a la policía y al granjero, para avisarles de lo que pasaba en la escuela.

De un instante a otro, los planes del abogado se vieron truncados por las circunstancias y ya no pudo escaparse como tenía previsto pues sus compinches al escuchar las sirenas huyeron como ratas.

Nervioso y furioso, este tuvo qué improvisar llevándose de nuevo a su esposo al interior de la escuela y atrincherarse junto con los niños como sus rehenes.

—Definitivamente todo se ha ido a la mierda, querido—dijo sacando una petaca de su bolsillo interior y dándole un largo trago—...por lo visto todo tendrá que acabar hoy y aquí mismo.

—Por favor, Willy entregate...no lo hagas todo más complicado...deja ur a los niños.

—¡Cállate o esos mocosos no verán más a su padre!—gritó nuevamente apuntando a los hijos de Mew.

Todos los pequeños se abrazaron a su maestro mientras el abogado se acercó a una de las ventanas para mirar afuera.

—Vaya esto se pone interesante—rió mirando a Gulf—...por fin estamos todos, tu queridísimo granjero ya está aquí.

El moreno lo miró con horror.

—Oh no... no lo lastimes, por favor no le hagas nada.

 no lo lastimes, por favor no le hagas nada

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8. La granja Suppasit -Mewgulf, Zaintsee y Offgun TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora