Mew Suppasit es un atractivo granjero bisexual, que hereda la granja de sus abuelos. En un principio se cree un hombre solitario pero todo cambia cuando conoce a Janis Star pues creyendo estar enamorado, se casan e incluso tienen hijos.
Tras perder...
Willy se estaba volviendo loco pues el haber rechazado la demanda de divorcio una vez más, no lo contentaba como tenía pensado.
El abogado quería tener a su esposo de nuevo con él pero su estrategia no le había funcionado, ya que este seguía prefiriendo al tosco granjero, con el cual lo había visto a la salida de las Cortes y el que en su día le había negado que su marido estuviese con él en su granja.
Se los imaginaba follando y disfrutando, mientras se reían de él y con furia, cogió la notificación de la apelación y con rabia la lanzó al fuego pegando otro largo trago a su botella de whisky ya por la mitad.
...-¡Maldito seas Gulf!, ¡no te dejaré libre nunca!, ¿me oyes?, ¡tú me perteneces!, ¡eres mío!... ¡solo mío!-gritaba mientras se reía y caminaba tambaleandose por todo el salón de la casona que había alquilado.
Hasta ese momento se había conformado con sólo verlo asustado y huyendo de aquí para allá pero al parecer eso se había terminado, su pequeño y hermoso marido, parecía haber encontrado un protector.
El que se amasen profundamente le repateaba el hígado, por lo que necesitaba separarlos, hacer sufrir de verdad al moreno y que se sintiera el ser más desgraciado y derrotado del mundo para que regresara.
Aún quedaba un mes para la próxima vista del juicio, así que tenía ese plazo para conseguir su propósito, por lo que debía empezar cuanto antes.
-Debo minar su confianza... sembrar la discordia entre ellos, ¡Si eso mismo haré!-gritó bebiendo otro trago-...tengo que dejarlos sin nada y así conseguir que entienda que yo soy su dueño, que yo soy lo mejor para él....mi gatito volverá a amarme como antes...Él volverá a mí -se dijo a sí mismo acabándose la botella.
Tras tomarse ese último trago, la lanzó con fuerza al fuego, donde ésta se rompió en varios de trozos, mientras se reía como un demente.
-¡Él volverá a mí!, ¡Siiii...!, ¡El es mío!.
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Lejos de allí, en la granja Suppasit, el ambiente que se respiraba era totalmente diferente pues a pesar de haber vivido una segunda derrota, los ánimos no estaban decayendo para nada.
Lo cierto era que en el trayecto a casa, Gulf había pasado por varias fases, ya que este, lloró un buen rato también maldijo a su aún esposo un y otra vez, luego quiso que Mew lo dejara a un lado de la carretera, dónde seguiría otro camino y desaparecería, hasta que finalmente, se había convencido de seguir luchando con el apoyo del hombre que amaba.
Mew incluso había detenido la camioneta a un lado de la carretera para calmarse pues este se encendía un cigarrillo tras otro.
—Creí que lo habías dejado pero veo que no.
—Estoy muy nervioso y lo necesito, por favor no me regañes.
—Está bien pero no desesperes ¿Ok?
Nada más entrar en granja, este sintió todo el amor y el apoyo de su peculiar familia y como tal, tras todos los besos, abrazos y mimos que se mostraron, tanto mayores, como los niños, degustaron la deliciosa comida que Saint había preparado con tanto cariño como siempre.
A ellos se les unió con gusto, un positivo y esperanzador Lukas, quién llegó en su coche minutos después, luego de que había aceptado la invitación.
...-Quería daros las gracias una vez más-dijo Gulf levantándose de su sila-...sois las mejores personas que jamás pensé encontrarme en la vida y a las cuales cada día he aprendido a amar más y más.... Realmente he tenido muchísima suerte al encontraros y que me aceptaseis como parte de vuestra familia...Estoy orgulloso e inmensamente feliz y por eso os diré que no descansaré hasta que logre ganar esta batalla...Gracias a vuestro apoyo incondicional y vuestro amor, sé que lo lograremos... os amo, familia.
Mew y los demás sonrieron y aplaudieron por las bonitas palabras del moreno, entonces éste también se levantó y lo besó, al igual que lo hicieron Zee y Saint después, ante las miradas pillinas de los niños y las risas y bromas de Off.
Lukas los observaba y asentía contento, en verdad formaban una hermosa familia, la cual a cada problema y adversidad que le planteaba la vida, los hacia permanecer más y más unida.
