Mew Suppasit es un atractivo granjero bisexual, que hereda la granja de sus abuelos. En un principio se cree un hombre solitario pero todo cambia cuando conoce a Janis Star pues creyendo estar enamorado, se casan e incluso tienen hijos.
Tras perder...
Mew aún intentaba recuperar el aliento y apaciguar los latidos de su corazón, cuando vio un nuevo coche acercarse a la entrada de su propiedad.
-Buenas tardes señor Suppasit... soy Peter Jackson y vengo buscando al maestro Kanawut —dijo un joven moreno bien parecido— ...Smith ha sufrido un imprevisto y no pudo ni puede venir a buscarlo... He venido yo en su lugar, ¿podría avisarle, por favor?.
El granjero lo miró furioso pues si ese idiota hubiese venido antes a por el chico, nada hubiese sucedido y no se habría puesto así de enfermo.
-¡No puede irse!—gruñó finalmente— ...El sufrió un desmayo y está muy débil y debe descansar.
—Ya pero yo tengo orden de llev...
—¿Acaso no escucha?, ¡no puede irse!, —le gritó nuevamente—...¡el médico lo vio pero aún tiene fiebre!,¡Venga mañana a por él.
El hombre asintió algo asustado.
-Bueno está bien....tome mi tarjeta y dígale que me llame cuando esté mejor y vendré por él rápidamente.
Mew asintió y se guardó la tarjeta en el bolsillo, mientras vio como el tipo aquel volvía a subirse al coche y se iba.
-¿Quién era ese,?-Preguntó Zee acercándose.
-No era nadie importante, no te preocupes-dijo este echando a andar hacia la casa de nuevo.
-Hey...oye, quería decirte que no somos tus enemigos, al contrario, te queremos y por eso te decimos las cosas cuando no estás actuando correctamente...La bebida no es la solución amigo, lo mismo que aferrarse al pasado-habló este aunque temiendo otro arrebato de su jefe.
El granjero entonces se detuvo, se giró y sorprendentemente asintió.
-Lo sé amigo... lo sé... En verdad siento mucho el haberos gritado-dijo extendiendo su mano, la cual Zee estrechó sonriendo.
Mientras, en la casa, Saint tomaba la temperatura al moreno, la cual había bajado un poco pero aún lo tenía delirando y gimiendo entre sueños.
A este le pareció escuchar que el maestro llamaba a Mew y entonces sonrió pues luego creyó quizás haber escuchado mal, aunque este volvió a nombrarle y también a la escuela.
El castaño ya no le dio importancia pero la verdad era, que Gulf deliraba recordando el momento íntimo vivido momentos antes con el fornido granjero.
Cuando Saint salió de la habitación, Mew estaba de nuevo en la cocina sentado en la silla, con un plato de comida intacto y otra cerveza en la mano, entonces este resopló negando con la cabeza.
-¿Aún no has tenido suficiente?
Este lo miró y sonrió cínicamente.
-Déjame...en verdad no quiero discutir, ¿Qué tal está el chic...el maestro?- preguntó.
-Le ha bajado un poco la fiebre pero está muy inquieto, delira y habla en sueños... creo que es contigo.
-¿Co-conmigo?, ¿p-por qué? -balbuceó nervioso.
-No sé...supongo que como no quisiste hablar con él, el subconsciente del pobre chico lo revive... Lo cierto es que ha dicho varias veces tu nombre- el castaño abrió entonces la puerta de la cocina y salió fuera de la casa para ir con Zee y Off.
El granjero dejó la cerveza y apretó los puños, las imágenes de lo ocurrido con Gulf en su habitación azotaron su mente como ráfagas iluminadoras.
-¿Qué demonios te pasa, chico?, ¿Que quieres de mí?, ¿Acaso atormentarme?- se preguntó golpeando la mesa.
De repente lo escuchó gritar y rápidamente corrió a la habitación, encontrándolo tirado en el suelo pues este se había quitado el pantalón del pijama y tenía la camisa abierta dejando a la vista su moreno y hermoso torso.
Este se quedó mirándolo embobado en la puerta hasta que Gulf volvió a quejarse, entonces este reaccionó acercándose, le alzó en brazos y lo posó sobre la cama de nuevo.
-Me-Mew.... Me-Mew bésame de nuevo por favor- suplicó éste agarrando el brazo de este cuando ya se separaba para taparlo.
El mayor lo miró y entonces el maestro abrió los ojos mirándolo también, luego se mordió el labio y soltó un erótico y febril jadeo, el cual Mew no pudo resistir y acto seguido lo besó.
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Sus labios estaban atrapados en un beso intenso, hambriento al que luego siguieron más, enseguida el calor volvió a subir, ambos se acomodaron y mientras el moreno se retorcía debajo de este, Mew se estaba volviendo loco de deseo.
—Joder, ¿Que es esto?, ¿Por qué no puedo dejar de querer tenerte?
Sentía que su sangre hervía y que su corazón iba a colapsar en cualquier momento, se moría por follarse al chico, mientras que sus duras pollas se frotaran entre sí, dándoles descargas eléctricas.
-Follame, quiero sentirte dentro de mi, tómame-suplicó el maestro jadeante mientras era besado y lamido por el granjero.
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-Pe-Pero si no me conoces, no deber....
-Me da igual, te deseo... No necesito conocerte—dijo el moreno acariciando el fornido pecho del granjero—…ja-jamás había sentido estas terribles ganas nada más ver a alguien... Quiero hacerlo y sé que tu también.
Mew sintió esa caricia como fuego en su piel, entonces se levantó y cerró con llave, cogió un condón en la cómoda, el cual comprobó que estaba en uso pues Saint acostumbraba a estar pendiente de esas cosas y acto seguido lo puso encima de la mesilla.
-Yo ta-tampoco había sentido algo tan fuerte como esto, ja-jamás.
