Treinta y dos

1.9K 357 25
                                    


Cuando Mew y los chicos llegaron a la escuela, ésta estaba acordonada y los padres de los niños lloraban e increpaban a la policía para que sacasen a sus hijos de allí cuanto antes.

Muy angustiado por todos y en especial por sus hijos y por su novio, el granjero buscó al comisario para saber en la situación en la que estaban.

...-Comisario... mis hijos, mi novio y todos esos niños están en peligro...¡Por Dios hagan algo!, ¡Willy es un demente, ya se lo advertimos!-le acabó gritando.

-Tranquilo, señor Suppasit... La situación está controlada... estamos esperando a un agente de la ciudad especializado en estos casos....Por favor mantengase al margen de la zona acordonada-le ordenó este.

Con el pasar de los minutos, había mucho más miedo y tensión pero parecía que la policía no hacía nada por resolverla, hasta que poco después, llegó un coche con varios agentes y el que al parecer era el negociador que venían de la comisaría central en la cuidad.

Megáfono en mano y después de que el comisario lo pusiese al tanto, el agente/negociador propuso una serie de alternativas a Willy, como que soltase a los niños y a Gulf y serían benevolentes en su condena, a lo que este respondió con varias exigencias, como que se fueran todos y los dejasen irse o mataría a su esposo y a los niños pues decía tenía balas suficientes para todos.

Tras varios minutos más de nervios e intercambios de condiciones, uno a uno, Willy fue soltando a los niños hasta que finalmente solo quedaron dentro de la escuelita un angustiado Gulf y él.

Mew mandó a Off que se llevase a casa a sus hijos, donde un angustiado Saint seguro aguardaba loco de los nervios pues en cuanto habían recibido la noticia, este había comenzado a llorar y a regañadientes se había quedado.

Dentro de la escuela, el moreno intentaba calmar la situación aceptando todo lo que este le decía pues no quería llevarle la contraria en lo de que «vivirían felices», «que volverían a viajar juntos» y «que se amarían tanto como lo habían hecho anteriormente».

Tras una hora transcurrida desde el comienzo de todo aquella horrible pesadilla, la policía despejó el camino hasta un vehículo exigido por Willy para que cuando saliese, intentar atraparlo.

-Bien, cariño al fin nos largaremos de este maldito pueblucho-dijo este agarrando fuertemente al maestro-...despidete de todos estos paletos.

El abogado salió con Gulf totalmente pegado a su cuerpo y en la otra mano, su pistola apuntándole en la cabeza.

Estos caminaron muy despacio ante las múltiples miradas de los policías, de los espectadores y de Zee y el angustiado Mew que apretaba los puños impotente ante el miedo de perder a su amado novio.

A medio camino estos se detuvieron, entonces Willy miró al granjero y le sonrió triunfante.

-Míralo bien por última vez maloliente...él es mío y jamás volverás a tenerlo.

Gulf también miró a este con sus hermosos ojos llenos de súplicas y lágrimas amargas e hizo un gesto a modo de una media sonrisa como despedida y resignación.

A continuación, Willy lo empujó y siguieron el camino hasta su coche, donde tras varias amenazas, subió a su aún esposo y luego se subió él, arrancando el motor para salir de allí a toda prisa.

Rápidamente, los policías subieron a sus coches e iniciaron la persecución por la carretera general durante varios kilómetros, donde un asustado pero renegado moreno, intentaba soltarse y abrir la puerta para saltar y escaparse.

-¡Estate quieto o nos estrellaremos!

-¡Suéltame!, ¡Suéltame!

Finalmente, de un manotazo, este consiguió que se le cayese la pistola al abogado entre los asientos, entonces muy alterado perdió el control del volante e invadieron el carril contrario, donde un camión que venía de frente no pudo esquivarlos, por lo que irremediablemente se los llevó por delante.

Mew que iba en uno de los coches policía con los agentes, lo observó todo con horror y miedo y en cuanto este se paró y aún en contra de las órdenes de los agentes de que se quedase esperando, se bajó y corrió con todas sus fuerzas hacía el accidente para así sacar a su novio del amasijo de hierros en el que se había quedado el coche.

-Que estés bien...no, no... oh Dios mío, no te lo lleves a él también.

 oh Dios mío, no te lo lleves a él también

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

........

No olvidéis votar y comentar

8. La granja Suppasit -Mewgulf, Zaintsee y Offgun TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora