Priscilla.—¿Crees que se quiere quedar embarazada de Giovanni? —preguntó Melody tímida mientras se sentaba en el borde del sofá pequeño de cuero.
Estaba destrozada. No amaba a Don, pero su traición había sido como un puñal incrustado en mi espalda.
Apreté mis labios sintiendo la rabia fluir por mi cuerpo. Me quité una lágrima resbaladiza que surcó mi mejilla, no me esforcé en esconderme porque ella era mi amiga. La única que me entendía en ese momento. Afianzarme con la hermana de Don era un paso más adelante que daría para dejar en ridículo a Bianca. ¿Por qué él no me llevó?
—Bianca es una puta —espeté con asco —. No me extrañaría que quisiera embarazarse para tener un hijo de tu hermano. Quiere quitarme lo que es mío. Quiere suplantarme.
—¿Estás segura?
—Sí, porqué sino no follaría con mi esposo —me levanté sintiendo otra vez nauseas.
Se le escapó una leve risita.
—En ese caso tienes que darle un heredero antes.
Me giré y la observé por un rato. Tenía una belleza extraña, propia de su familia. Desde que Don me dejó sola para quedarse con mi hermana nuestra relación se ha fortalecido. Nosotras nos hicimos grandes amigas y ahora nos aliamos para quitar a mi hermana de nuestras vidas. Bianca era una persona mala, se atrevió a quitarme a mi esposo. Pero lo pagaría, que si lo va a hacer...
Pensé hacer de su vida una mierda. No tenía ni idea de lo que sufrimos en ese bunker. Creía que iba a morir.
No me importa que fuera de mi sangre.
Una hermana de verdad no traiciona así.
—Corre, Melody —le avisé sonriendo de oreja a oreja —. Pide a algún empleado que compre una prueba de embarazo.
Ella abrió los ojos y se sobresaltó.
—¿Qué? —cuestionó incrédula.
—En la noche de bodas no usamos condón, además tengo náuseas y mal estar. Tal vez un bebé pronto crezca en mí —le comunique acercándome al espejo de la suite y peine mi cabello —. Esa puta no ganará.
🖤
Bianca.
El viaje trascurrió rápido.
Los coches de Don pararon en un aeropuerto privado, que claramente era de su propiedad. No supe en ningún instante a donde nos dirigíamos. Estaba un poco reacia a subirme porque el ataque que sufrimos hace poco ponía mis bellos de punta. El vuelo fue agradable, el jefe se fue con sus hombres a una parte del avión y yo estuve en otra. Ni siquiera nos cruzamos ni hablamos desde que acepté ayudarlo.
Me estaba evitando. Podía sentirlo.
¿Pero, por qué? ¿Qué pasaba por su cabeza? Me sentía tranquila sin tenerlo encima como un puto gorila caliente. En mi interior lo extrañaba. Sus caricias, sus besitos plasmados en mi piel... ¡No podía pensar en eso! Si Giovanni se le había pasado la obsesión por mí era lo mejor.
Una punzada atravesó la seguridad de mis palabras.
Habíamos escogido distintos taxis, otra prueba más de que no quería verme. Tuve que ir con Luka en un coche distinto, en cuanto a su seguridad, fueron en una furgoneta especializada. Es increíble como ese malnacido protegía su espalda. ¿Quién me iba a proteger a mí? Estoy segura que sus hombres me dejarían morir si pudieran. Les caía mal, lo sentía, y no podía hacerme una idea de lo que era.
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Reyes de la Mafia ©
Ficción General«El peligro siempre será lo más tentador». . . . Créditos correspondientes a la imagenes de la portada, fueron sacadas de Pinterest. Historia original, prohibida la copia o adaptación.