Capítulo 28

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Bianca.

El tío de Giovanni no me caía bien, bueno, no es que lo odiara, pero no me daba buenas vibras. Desde ayer por la noche llevaba espiándome y él muy hijo de puta ni siquiera lo disimulaba. Allí estaba de nuevo, detrás de la columna de mármol mirándome con lascivia en sus ojos. Me daba asco. El jardín de atrás era más espacioso, la Hacienda de los Lobos era tan inmensa que podría perderme si caminaba sola.

Permanecí en la tumbona peinando a la pequeña Stella, le estaba haciendo trenzas a cada costado de la cabeza. La niña era muy cariñosa y rápidamente agarró confianza conmigo. Mientras tanto, Alessia, la madre de la niña y prima de el Don, se daba un baño refrescante en la piscina que solo quedaba a unos metros de mí.

Esa mañana hacía mucho calor. Italia tenía un clima demasiado caliente para mi gusto.

—¿Crees que Giovanni tenga una amante? —cuestionó Alessia, sentándose en el bordillo y aplicándose un aceite para atrapar un color aceitunado.

Levanté la vista con nerviosismo.

—Bueno, yo creo que no.

Ella formó una media sonrisa, cerró los ojos.

—Yo creo que mientes —afirmó —. Me he dado cuenta cómo te mira mi primo. Y déjame aconsejarte algo, sí él no te saca de su vida, hazlo tú. Acabaras tan o más destruida que él.

Stella parecía tan enfrascada en su tablet, viendo dibujos animados que no escuchó lo que su madre había dicho. Acaricié su cabello sedoso respirando hondo.

Tenía razón, pero había otra razón que me encadenaba a él. No estaba dispuesta a huir.

—Bah, tonterías —dije indiferente.

—Eso te lo ha hecho él, ¿verdad? —preguntó seria.

Fruncí mi ceño porque no tenía de idea de a lo que se refería. Entonces lo comprendí, sus ojos verdes como la copa de un pino, estaban fijos en mis dedos cortados. Reprimí la rabia que subía por mi garganta.

—Sí.

Asentí con la cabeza ladeada. No me sentía cómoda ya.

—Tendría que haberte hecho más.

Me quedé sin respiración.

—¿Cómo dices? —interrogué alzando las cejas con una mirada furiosa —. ¿A qué mierdas te refieres?

Giró la cabeza para mirarme sin ningún rastro de piedad.

—Giovanni debería haberte torturado por ser una idiota que no le importa nada y no lo respeta. Los socios de mi primo, también algunos de los clanes de Sicilia e Italia lo están retando porque según ellos, no sabe asumir el rango en la jerarquía de la mafia que tiene. Están planeado como derrocarlo, ¿y sabes por qué? Porque una mujer sin cerebro está dejándolo en ridículo delante de todo. Deberías estar muerta hace mucho tiempo, Bianca. No entiendo como estas aquí con mi familia, por eso sé que está pasando algo con él. Eres su amante, de otra manera no te traería a su casa.

Parpadeé un par de veces, pero no pude decir nada. Alonzo que se mantenía en las sombras, emergió de su escondite para caminar hasta la tumbona colocada a mi lado. Se sentó con una amarga sonrisa, apestaba a alcohol y a otras sustancias.

—Mi figlia tiene razón, muñequita —añadió con dureza —. Solo eres una puta más, espero que mi sobrino se canse de ese coño y después me lo ceda a mí.

Estaba helada, escuchando sus palabras. Solo quería desaparecer, ir a esa hacienda no era bueno. Yo sabía que su familia nunca iba a amarme porque no era su esposa, lo podría haber sido, pero no.

Reyes de la Mafia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora