Bianca.Mi nana siempre me lo había advertido, aun así, cerré los ojos y me tiré al vacío.
El cielo todavía estaba despejado cuando abrí el portón de mi hogar, observé el entorno varias veces verificando que no hubiera ningún hombre de seguridad custodiando el jardín. Al no haber nadie, salí sigilosa como un gato. No debía escaparme de nuevo, pero tampoco me importaba volver a hacerlo.
Mi vida se había convertido en una jaula de diamantes y champán francés.
Quería negarme a pensar en los problemas que me daría esa huida, no tenía opción estaba atrapada entre esas bestias. Yo tenía constancia de que la mafia, en verdad, el capo de la mafia siciliana acechaba a mi familia como un lobo a su presa, no sabía el motivo, pero debía huir.
Yo sería su próximo juguete roto.
Era una cobarde.
Corrí calle abajo olvidando todos mis recuerdos. No podía arriesgarme más. Mi destino se trazó cruelmente escrito con una garra del diablo.
🖤
Me tumbé en la cama de mi nuevo y sucio apartamento, las sábanas estaban manchadas de algo marrón y gris, no me esforcé en identificar la sustancia. La sensación del nudo en mi estómago provocó que cerrara los ojos, escuchando la música a todo volumen.
Mi vida apestaba.
La habitación olía a moho y era tan pequeña que no podía dar un paso sin tropezar con algo. Fue lo único que podía alquilar en ese edificio de mala muerte y con el dinero que le había robado a mi madre.
Suspire cansada.
No estaba acostumbrada a aquella miseria, tuve todo lo que una niña podía desear y, aun así, viví infeliz. Hasta que me cansé y decidí vivir por mi cuenta una vida sin la estricta decisión de mi madre. Ella debería estar buscándome por mar y tierra. Sabía que no tardaría en encontrarme de nuevo.
Mi adicción a la huida comenzó a los diecisiete, a los veinte todavía lo seguía haciendo. Hasta que encontrara esa libertad ansiada que no se veía por ninguna parte.
Me levante de la cama con el sonido de sus muelles crujir bajo mis huesos. Necesitaba saber con urgencia, si todavía mi familia seguía con sus planes, así que busqué el mando de la televisión. Pero no encontré ningún aparato para encenderla, así que pase mi mano por atrás y presione un botón.
La pantalla se quedó en blanco y después unas rayas de colores iluminaron la penumbra de mi habitación. No había imagen, por suerte el sonido se escuchaba perfecto y estaba ubicada el canal principal. La presentadora hablaba sobre la flamante boda de ese malnacido, del que horas antes de mi huida me quería retener como a un conejito, para luego devorarme en su oscuridad.
—Última hora, el empresario multimillonario Giovanni Lobo ingresa en la catedral donde se llevará a cabo su boda —divise la figura dura de ese hombre en la pantalla.
Nunca le había visto en persona, solo en fotos y no era como de esos mafiosos viejos y feos. Su aspecto era envolvente y sensual, con un aura de malicia alrededor. Lo suficiente para engatusar a quién se lo propusiera.
—La que es su prometida da vueltas en una limusina negra alrededor de la manzana. ¿Será que se arrepintió de casarse tan repentinamente? ¿Cómo es que el joven más millonario y sexy de todo Los Ángeles ha decido comprometerse? ¿De dónde viene su prometida? Les daremos más noticias después de la publicidad.
¡Demonios! ¡Malditos anuncios! La prensa y los canales de cotilleos eran una mierda absoluta.
El programa se pausó y los anuncios llenaron mis oídos.
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Reyes de la Mafia ©
Genel Kurgu«El peligro siempre será lo más tentador». . . . Créditos correspondientes a la imagenes de la portada, fueron sacadas de Pinterest. Historia original, prohibida la copia o adaptación.