Capítulo 19 - La secretaria al rescate

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Wang Yibo

Varios besos se reparten por la extensión de mi cuello. Estos labios son suaves y cálidos, familiares, pero también ajenos para mí, porque este tipo de caricias... tenía tiempo sin experimentarlas.
Si alguna vez lo hice, fue hace muchísimo tiempo, pero contrario a esas ocasiones en donde mis encuentros eran desinteresados y meramente por placer... este lo estoy disfrutando demasiado.

Dejo que mis manos recorran el cuerpo que está cernido sobre mí. Los pantalones de Zhan están abiertos mostrando el boxer negro que le cubre, y su suéter está ligeramente levantado contra el dorso de mi mano, permitiendo que mis dedos exploren la tersa piel que se encuentra oculta debajo de toda la tela que la cubre. En respuesta, el chico arriba de mi suelta suspiros y jadeos cada que me permito avanzar más del perímetro respetable.

—Yibo, quiero hacerlo... —dice de repente, y yo me obligo a aclarar mis pensamientos para poder captar correctamente sus palabras. Pero es muy ambiguo, así que lo miro interrogante.

—¿Hacerlo? —pregunto, la voz me sale con esfuerzo porque tengo la garganta reseca... y con toda la razón del mundo.

Los ojos de Zhan están nublados y su respiración es inestable.

Entonces, lo hace. Sin previo aviso frota la notable erección de su pantalón contra la mía, arrancándome un gruñido puramente de placer.
Ya no tengo que seguir interrogando con la mirada sobre que está hablando, porque el toque juguetón de la suya ya es demasiado sugerente.

—Quiero hacerlo... —repite, con voz temblorosa, así como también vuelve a repetir el movimiento enviando una ola de calor por todo mi cuerpo.

Presa del placer que nubla mi mente, no mido mis acciones cuando sin descaro alguno, dejo que mi palma caiga de lleno contra el trasero del pelinegro. Zhan responde respirando entre dientes y luciendo todavía mas inestable de lo que estaba hace solo unos segundos. Dejo que mi mano juegue con la textura por encima del pantalón que viste, disfrutando por completo de la vista frente a mi.

—Que travieso, Zhan Zhan. —reto, con una sonrisa ladina. El chico se ruboriza todavía más y arquea una ceja. —Estamos dentro de un auto, si, pero también estamos frente a tu departamento donde puede salir alguien y vernos, ¿estás seguro de lo que me estás pidiendo?

—¿Quién fue el que provocó a su novio? —inquiere, con manos temblorosas todavía aferrándose al asiento del auto. Su respiración es temblorosa también. —Siempre haces lo mismo, calientas el boiler, pero nunca te metes a bañar. —un suave puchero sale de sus labios, y eso se ve tan jodidamente tierno que tengo que resistir el apretar sus mejillas.

Ya es imposible ignorar la erección que se muestra de su pantalón, y la mía también es demasiado difícil de ignorar, por lo que evalúo detenidamente si será prudente hacerlo aquí, en el automóvil. Nunca he tenido problema con el exhibicionismo... aunque nunca lo he intentado, pero la idea en si es demasiado tentadora.
Sin embargo, prefiero hacer uso de razón por cuestiones que tampoco me permito ignorar.

Como si mis manos pudieran expresar las disculpas que siento, comienzo a acariciar su muslo con mis dedos aún encima de la ropa. Hago contacto visual con Zhan resistiendo la necesidad de estampar mis labios contra los suyos. —Primero, no traje nada para poder cuidarnos a los dos. Segundo y más importante, tampoco tengo lubricante en el automóvil.

—Pero...

—Y por último. —mi mano viaja hacia su mejilla, como si ese acto fuera suficiente para que Zhan prestara atención a mis palabras. Sin embargo, no pasan desapercibidos sus ojos decepcionados. —Dijiste que era tu primera vez, y definitivamente quiero que sea algo que ambos recordemos... ¿recuerdas? mi plan no es hacerlo en un automóvil contigo... al menos no aún.

Atado A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora