Prólogo

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Xiao Zhan

No quiero esto.

Es lo único que atraviesa mi cabeza como una flecha cuando llego hasta la puerta del largo pasillo que es iluminado por focos rojos. El ambiente es tan amedrentador, que me encojo sobre mi mismo cuando continuo avanzando y adentrándome, como si eso fuera suficiente para protegerme de un peligro que no veo.

Un peligro que aun no veo.

Tenía unas sofocantes ganas de regresar tras mis pasos, de dar media vuelta y olvidarme de esta locura que yo sabía traería muchos daños colaterales. Lastimaría a tantas personas que el solo pensarlo, crea un doloroso nudo en mi pecho. Me es difícil pensar con la cabeza fría ahora que me encuentro aquí, a pesar que me prometí hacerlo en todo momento justo antes de salir de mi departamento esta noche. 

Pero ahora en la boca del lobo, no soy capaz.

Soy un huracán de emociones incomprensibles.

Cuando vuelvo en mi, es porque inconscientemente he golpeando la puerta de forma mecánica y han quitado uno a uno los seguros que mantienen cerrada la puerta del lado contrario de donde estoy yo.

Uno, búm.

Dos, búm.

Tres, búm.

Sé solo hasta ese preciso momento que, ya es muy tarde para retractarme de esta decisión.

Mi madre me necesita, necesita este dinero o de lo contrario voy a perderla, y es algo que definitivamente no puedo permitirle hacer. No puedo permitir que ella me deje. 
La imagen de su cansado cuerpo de las quimioterapias, envuelta en sábanas de hospital, esperando por un destino incierto me revuelve las entrañas, tanto, que tengo que controlar las arcadas que amenazan con salir.

Pero mi corazón se retuerce todavía mas cuando soy plenamente consciente de lo que está a punto de suceder, del que mi destino también se ha vuelto incierto.

El curso de mis pensamientos es interrumpido cuando una silueta se presenta ante mi. Con temor, alzo el rostro.

Ojos rasgados y fríos me despedazan lentamente solo con la mirada, a pesar de eso luce despreocupado mientras apoya el peso de su cuerpo contra el marco de la puerta y me sonríe descaradamente. Esa maldita sonrisa que tanto aborrezco. 

—Llegas tarde. —susurra bajo, tanto que estuve a punto de pedirle que repitiera lo que dijo.

—Tuve un percance antes de venir —miento, sin esperanzas de que me crea realmente.

A este punto, lo único que quiero es pasar adentro y acabar con todo esto de una vez por todas.
Evito todo momento el mirarlo a los ojos, porque se que si me permito hacerlo toda mi fuerza de voluntad caerá en picada haciéndome sentir tan indefenso como la primera vez que él y yo nos cruzamos.

Un pequeño silencio se asienta entre nosotros, aumentando la dolorosa sensación de arcadas en mi interior. Afortunadamente, es él vuelve a hablar.

—Que no se repita. —ordena e ignoro por completo lo que conlleva aquella orden. Ignoro la posibilidad de encontrarme nuevamente aquí, con él, me reprimo mentalmente ni bien llega la idea de que quizás necesite nuevamente su ayuda.

¡No! Esta vez es porque no puedo permitirme perder tiempo, pero sin duda, él jamás volverá a ser una opción para mi. No me permitiré flanquear nuevamente y dar patadas de ahogado.

Una vibración es lo único que consigue salir de mis labios debido a lo incapacitado que me siento para poder usar mi voz correctamente. Los segundos pasan y mi ansiedad empeora, el sentimiento de culpa carcome cada vez mas al punto que estoy cerca de decirle que renuncio a todo esto para convencerme a mi mismo que encontraré otra manera de resolver mi complicada situación.

Pero él no me da tiempo de colocar en orden mis pensamientos, porque su acción me toma desprevenido.

Sujetando mi barbilla, me obliga a mirarlo a los ojos. Estos me atraen como imanes y tal como supuse, derrumban violentamente mis paredes. Me siento pequeño e indefenso aquí junto a él, completamente desarmado. De pronto siento que soy la presa de un lobo que no estará contento hasta ver mi sangre correr por el suelo.

Sin embargo, el hambre que percibo en sus ojos me descoloca totalmente. No es un hambre asesina, aún cuando eriza todos los vellos de mi nuca, no me siento asustado. Es entonces cuando logro percibir lentamente una por una las emociones que transmiten aquella mirada cargada de... ¿deseo?...

La situación me confunde tanto, que me impide repasar mentalmente lo que me propuse en un principio al llegar aquí. De repente olvido la horrible relación -si es que se le puede llamar así- que tengo con esta detestable persona, olvido la precaria situación que me llevo hasta aquí, olvido todo.

De repente unos fuertes brazos me rodean y cortan por completo la conexión entre mis neuronas. Nuestros labios impactan y se ciernen con hambre, un hambre del que no era consciente solo hasta que me arrastra dentro de la habitación cerrando fuertemente la puerta.

Hay fuego corriendo por mi piel a una velocidad abrumadora, besos bañan mi cuerpo y soy sometido contra una superficie blanda y suave...

Veo negro

Su aroma me pierde

El roce de su piel contra la mía es tan deliciosa...

Pido por más

Electricidad corre por mi cuerpo

Y solo pienso en él

En el desgraciado que me robó la existencia y me convirtió en un puñado de confusos sentimientos y deseos imposibles.

Wang Yibo me ata a él sin que tenga que pedirlo. 

 

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