Capítulo 44 - Arraigo

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Xiao Zhan todavía está sentado en la mesa del comedor principal, pensando detenidamente todos los acontecimientos recientes en su cabeza. Repite las imágenes, una y otra vez, mientras experimenta una carga de sentimientos abrumadora.

¿En qué momento su vida se había vuelto tan caótica? No culpa a nadie, honestamente. Porque fue un cúmulo de decisiones lo que lo llevo a estar el día de hoy aquí, sentado en una mesa de operaciones, procesando la estrategia que quieren llevar a cabo para apresar a un delincuente.
Delincuente que, es el padre de su novio... quien, está casado con su ex novia y más aparte, parece ser que dentro de poco tendrán un hijo.

...

Xiao Zhan suspira, cerrando los ojos y dejando caer los hombros. –Ah... –una pequeña arruga aparece en su entrecejo. –No podía correr con la suerte de ser uno más del millón que tienen una vida tranquila, común y corriente. –miró al cielo, como si hablara con alguien allá arriba –¿Cierto?

Se lame los labios mientras se resigna a que no llegará a ningún punto. No hay una explicación lógica para como el destino lo ha arrojado a esta marea de caos y descontrol.
Por lo mientras, solo puede buscar herramientas que lo ayuden a nadar hasta tierra firme.

Está demasiado sumido en sus pensamientos que no ha notado que una figura se aproxima hacia su dirección, tímidamente. Solo hasta que siente aquella mano gentil posándose sobre su hombro, se exalta. Mira hacia arriba, y se topa unos familiares ojos profundos color chocolate.

Yibo le da una pequeña caricia con los dedos, sonriendo un poco. –Hey, ¿qué sucede? Creí que tendrías hambre e irías a comer algo a la cocina. –su voz es suave y gentil.

Aunque Zhan recuerda la invitación que le hizo el propio Yunxi de "Siéntete como en tu casa, no tengo ningún problema." Todavía conserva algo de cara. No tiene el valor para levantarse de ahí e ir a husmear por los rincones del lugar.
Yibo puede notar la mirada contrariada del pelinegro, quien carraspea, mientras hambre los labios.

–Ah... –sus pestañas tiemblan, nerviosas. –Si tengo hambre, un poco. Solo que... no es mi casa. No me siento cómodo moviéndome libremente por aquí. Esto todavía se siente extraño y ajeno.

Sabe que de ahora en adelante será de lo más usual ver a personal portando armas de fuego en los al rededores o interiores de la mansión de Yunxi. Después de todo, se trata de su gente. Pero todavía no puede acostumbrarse del todo.
Su estómago siente un revoltijo de emociones cuando ve como sostienen el arma entre sus manos listos para disparar a cualquier cosa que consideren una amenaza para la seguridad de quienes están en la mansión.
Sabe que es su trabajo, también. Pero no puede dejar de sentirse increíblemente nervioso e incómodo. Prefiere estar en el hospital acompañando a su madre en su recuperación, pero por motivos de seguridad, todavía necesita esperar a que Allen les dé una respuesta concreta.

Yibo asiente, lentamente. –Comprendo. –se queda callado unos minutos, luego, le da unas palmaditas en la espalda. –Levanta, entonces. No irás solo. Vamos a la cocina para que puedas comer algo.

El estómago de Zhan da un vuelco. Se gira sobre su lugar para encarar a Yibo. –Oh, ah... ¡no tienes que hacerlo! Sé que tienes cosas que hacer, y, además... tú sabes, solo es...

Su cabeza se ha llenado de oraciones inconexas y sin sentido. Se siente nervioso porque en realidad, hace mucho que no comparte un espacio silencioso con Yibo. Además, también tiene esa sensación punzante de que lo sigue tratando como un niño de 22 años.
Ya no tienen las edades que hace 5 años, claramente. Pero cada que Yibo lo observa con cautela, está ahí a su lado y estudia sus necesidades... solo siente esa aura protectora tan suya.

Atado A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora