[+18] Capítulo 40 - De vuelta al comienzo

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TRIGERRED WARNING: CONTENIDO EXPLÍCITO NO RECOMENDADO PARA MENORES DE EDAD. QUEDA BAJO TU RESPONSABILIDAD.


Hay un torbellino de emociones nublando los sentidos del pelinegro.

Hay fuego corriendo por su piel a una velocidad abrumadora, besos bañan su cuerpo y es sometido contra una superficie blanda y suave...

Ve negro

Su aroma lo pierde

El roce de su piel contra la de él es tan deliciosa, desde su perspectiva...

Pide por más

Electricidad corre por su cuerpo

Y solo piensa en él... y la manera tan caótica en que todo terminó así. Con Wang Yibo arremetiendo sin piedad sobre sus labios. Con las manos de Wang Yibo, cerniéndose posesivamente sobre los pliegues y curvas de su cuerpo...

En el desgraciado que me robó la existencia y me convirtió en un puñado de confusos sentimientos y deseos imposibles. Piensa Zhan, perdido entre la bruma de sus pensamientos.

En un principio, creyó que sentiría rabia ni bien lo tocara. Porque la primera vez que lo vio después de 5 años de no haber sabido nada de él... era una de las emociones principales que nublaban sus sentidos. Que, casi lo hacen actuar por impulso.



–¿Qué demonios haces aquí? –gruñe Zhan, entre dientes.

Tiene los ojos rojos por el enojo y las lágrimas no derramadas. No se permitirá hacerlo, por supuesto. Pero, lo único que atina a hacer para controlarse... es apretar con fuerza su quijada. Los músculos de su cara saltan por la fuerza que ejerce sobre los mismos.

Quiere correr a sus brazos, quiere golpearlo con fuerza, quiere soltarse a llorar y desmoronarse frente a él. Pero nada se lo permite. Todo lo aturde demasiado...

El empresario... ahora, vicepresidente de empresas Wang, solo atina a observarlo. Su sonrisa ladina no ha abandonado en lo absoluto su expresión. Pero es solo una máscara.
Porque internamente, sus manos tiemblan incontrolablemente y tiene unos deseos casi mortales de acortar la distancia a pasos agigantados, rodear el cuerpo de Zhan entre sus brazos y suplicar perdón.

Pedir perdón de rodillas una y mil veces. Las que sean necesarias. No importaría si tuviera que permanecer toda la noche disculpándose por los días que lo dejó solo hasta, que se cumplieran los 5 años de ausencia.
Dentro de toda esa ansiedad que lo recorre, también se permite admirar las nuevas facciones de su amor.

La misma voz sale de su ronco pecho. Suave, tranquila. –Vine a verte. Creo que tenemos unos asuntos pendientes de los qué hablar. –declara.

Zhan todavía tiene el mismo color de ojos y de pelo. Su piel, no ha perdido ese toque suave que se percibe a la distancia... pero definitivamente, dejó de lucir como un chico de 22 años. Ahora, a sus 27 años... ya no lucía en lo absoluto como recordaba.


Las facciones marcadas de su quijada, sus ceños, la dureza en sus ojos, pero... esa pequeña pizca de gentileza inmersa. A su vez, la complexión atlética y más alta. Todo ello solo lo hizo suspirar, confirmándole que efectivamente, seguía tan o más enamorado desde ese entonces.

Los años le habían beneficiado. Lo sabía bien.

Sin embargo, todo eso, incluido la demoledora necesidad de pedirle perdón, tenía que guardárselo. Yibo sabía que, Zhan tenía una imagen completamente diferente de él en estos momentos. Y desgraciadamente... debía de utilizarla a su favor.
El estómago se le retuerce en coraje cuando recuerda el día que descubrió con qué versión de la historia se había quedado Zhan... por culpa de Aaron.

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