Capítulo 27 - Gracias por tu solicitud, aun evaluamos si te unes al club

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–Los he convocado aquí el día de hoy… por una sola razón. –Las dos figuras delante de mí me observan atentas. –De otra manera, no hubiera solicitado su presencia.

–Le pones demasiado misticismo a esto. –Hai-kuan rodea los ojos y pasa su mano exasperado por su rostro. Después, alza los ojos para observarme mientras hace un gesto desdeñoso con la mano. –Ve al punto, Yibo. Tuve que levantarme temprano para esta “reunión”

–¡Es una reunión! –respondo, visiblemente ofendido. La única persona que nos acompaña en la sala de estar, Meng Yizi, mi secretaria, arquea la ceja ante esa mención. Sin embargo, la ignoro parcialmente porque necesito que mi hermano entienda lo vital de esto. Muevo mis manos al tiempo que también hablo –¿Acaso Yizi necesita agendar cita contigo para que lo consideres así? ¡Vamos, hermano! Literalmente dormimos a 1 puerta de distancia.


–Yibo… –esta vez, quien interrumpe es precisamente, la chica sentada desde hace rato a un costado de nosotros. Los ojos grandes nos miran de hito en hito cuando obtiene la atención de ambos y entonces, se lame los labios. Su rostro se crispa un poco cuando nos mira tímidamente. –Creo que, por esta ocasión, su hermano tiene razón.


Las palmas de Hai-kuan truenan al segundo siguiente mientras, sonríe gustoso. Me mira con altanería. –¡Ja! ¿Qué decías?


–¿Exactamente en qué mi hermano tiene razón? Explíquese por favor, Secretaria Meng.


Los ojos de Yizi ruedan y después resopla cuando, escucha el apodo formal por el que suelo llamarla en horas de oficina. Cruza la pierna por encima de la otra y se inclina lo suficiente para que sea capaz de escuchar su voz, lenta y pausadamente.


–No es necesario las formalidades entre nosotros después que prácticamente me pidiera que decorara la habitación donde desfloró a un chico virgen.


–¡¿Qué hiciste qué?! –Los ojos de Hai-kuan ahora son dos faroles gigantes llenos de sorpresa. Entonces chasquea los labios, y puedo ver como resiste el impulso que su cuerpo transmite sobre levantarse y caminar hacia mi dirección para disciplinarme. Pero en su lugar, solo se limita a señalarme acusatoriamente con el dedo. –¡Tú…! ¿Cómo pudiste ser tan estúpido en pedírselo a tu secretaria ¡Era obvio que padre te iba a descubrir!


–¡Admito que no lo pensé! –alzo las manos en rendición, encogiéndome de hombros. –No creí que la situación se descontrolara hasta esos extremos. ¿Crees que de haberlo sabido hubiera continuado ahí? Por supuesto que…


–De acuerdo, bien, ¡basta! –Yizi palmea las manos para acortar la discusión entre nosotros. Nuevamente, vuelve a tener la total atención de ambos. La chica suspira en rendición mientras niega con la cabeza para después mirarnos. –¿Podemos proceder sea una reunión formal o no lo sea? Wang Yibo. –me mira cuando dice mi nombre. –Por favor, ¿quiere decirnos directamente por qué demonios nos reunió aquí?


Aunque la situación a simple vista luce cómica… realmente si tiene un trasfondo serio. Mi principal y única razón para reunir a mis personas de confianza por supuesto, seria Xiao Zhan.



Rememoro en mi cabeza la última vez que ambos nos vimos -que fue quizás a eso de 4 días, aproximadamente-. Desde que terminó de hablar con Xuan Lu por teléfono esa mañana y también recibir su correspondiente regaño… tuvimos que ponernos de acuerdo respecto a cómo manejaríamos todo a partir de ahora.
Quizás, semanas antes, no habría problema en que nos vieran juntos yendo hacia el mismo lugar, o tomando el mismo transporte juntos o estando así fuera a 10 metros de distancia juntos. Pero definitivamente tal y como se lo plantee… las cosas cambiaron muchísimo para ambos.


–Compraré un teléfono para hablar exclusivamente contigo. –indiqué, hablando pausado para que no quedara dudas respecto a mis palabras. Zhan me observó atento. –Sabrás que soy yo porque te hablaré con algo que solo los dos entenderemos.


–¿Qué será eso? –preguntó, ladeando la cabeza curioso.


El gesto me recordó a los cachorros cuando había algo que les confundía, pero, estaban interesados al respecto. Le sonreí como única respuesta para después besarle la frente. Escuché como su respiración se entrecortó por breves segundos.


–Lo sabrás. –simplifiqué, indispuesto a decir más. Zhan asintió y después alzó la cabeza para mirarme entre sus largas pestañas negras.


Esperó unos segundos antes de hablar, y después volvió a soltar las preguntas. Por supuesto, siempre estaría encantado de escucharlo.


–De acuerdo, y… –hizo una mueca con sus labios. –¿Cómo nos veremos a partir de ahora?
–Apoyándonos con personas de confianza. –dije, pensando en voz alta y también uniendo los cabos sueltos dentro de mi cabeza. Inconscientemente llevé uno de mis dedos a mi barbilla mientras continuaba explicando. –Probablemente en mi caso será mi hermano y mi secretaría. Es decir… –una sonrisa se me escapó por lo irónico de mi conclusión, pero era cierto. –Creo que son las únicas personas cercanas en las que puedo confiar.


–De tu hermano lo creo. –Zhan coincidió, asintiendo con la cabeza. Comenzó a jugar con los dedos de sus manos mientras hacía gestos nerviosos, explicando. Prestaba atención a sus palabras, pero la verdad… era que me encantaba verlo así. –Si no fuera por él, creo que no nos hubiéramos visto hasta… muchísimo tiempo después. –de repente, sus ojos se vieron tristes. –o quizás nunca más.


Un retortijón desagradable nació en mis entrañas cuando gradualmente, los ojos de Zhan se oscurecieron, adquiriendo un tinte de tristeza demasiado… notorio. Sé que pensar en la situación lo pone de alguna manera mal, porque ninguno de los dos creía las magnitudes en las que se podía descontrolar… esto.
Ahora que estamos de frente a las consecuencias, ahora que estamos de frente a la situación… todo parece demasiado surreal.


Lo único que atino a hacer para distraer el tumulto de pensamientos negativos en su cabeza, es acariciar su mejilla con las yemas de mis dedos. Inmediatamente, el tacto logra captar por completo su atención porque, lentamente cierra los ojos y se inclina hacia el calor que mi palma le proporciona.


Sonríe. No es una sonrisa gigantesca y deslumbrante, pero es suave. Lo suficientemente suave para para hacerme sentir… cálido.


–Ahora no pensemos en eso. –las palabras salen por si solas, y las dejo mientras observo a detalle el rostro del hombre que me sonríe. –Estamos aquí después de todo. Aunque sea en… –mi vista viaja hacia el entorno que nos rodea, y meneando la cabeza, admito. –aunque sea un departamento. No sé si mi hermano pueda continuar prestándonos el lugar para vernos, entonces buscaré algún otro lugar después.


–¿Tu padre no notará tus ausencias, Yibo? –Zhan de repente luce inquieto, y niega suavemente con la cabeza. Sus labios se vuelve una línea tensa mientras me mira en desacuerdo. –Siento que te podrías exponer mucho. Yo no tengo problema al respecto. –deja caer los hombros con desgana, restándole importancia. –sabes que, a pesar de todo, Xuan Lu y Zhuo Cheng siempre me apoyan en las decisiones que tomo y son discretos en mi vida privada… pero me preocupas tú.

–¿No escuchaste lo que te dije? –sonrío divertido, tratando de desviar las preocupaciones que a mi parecer, son absurdas y lo perturban. –Tengo a mi hermano y secretaria para cubrirme. No te preocupes, Zhan.


–¿Ellos estarán dispuestos? –su gesto desaprobatorio no se va. Antes que pueda responderle, alza su mano para que me detenga y el responda mi duda antes de si quiera haberla formulado, como si hubiera leído mí mente. –Espera, no lo digo porque cuestione su lealtad hacia ti.


–¿Entonces…?


Los ojos de Zhan se pierden un momento a mis espaldas, como si dentro de su cabeza estuviera formulando las palabras correctas. Después, baja la mirada y se muerde el labio inferior. El gesto en otras circunstancias… me hubiera parecido muy sexy –y no es como que, no luzca así ahora- pero, sé que todo es producto de la indecisión que hay en su interior sobre si decirme o no decirme lo que piensa.
Entonces, aguardo pacientemente a que pueda controlar el disturbio en su mente.


–Me refiero… –murmulla al principio, y cuando nota lo bajo que sale su tono de voz, lo sube enseguida. –Me refiero a que, ellos dependen del trabajo que tu padre les da en la empresa. –Sus ojos me miran, con culpabilidad. –¿Y si terminan perdiendo su trabajo por nosotros? ¿Ellos estarían dispuestos a…?

–Precisamente, cielo… –mi palma no ha abandonado en ningún momento su mejilla, por lo que solo deslizo mis dedos hacia su barbilla para que pueda mirarme. Los ojos brillosos del cantante me provocan mariposas en el estómago… y aunque es parte de la nueva gama de sensaciones que experimento cuando estoy con Zhan.


Me sigue gustando muchísimo.


Es tan extraño, pero es lindo. Demasiado lindo. Casi tanto como él.


El rubor se extiende por casi todo su rostro cuando escucha el apodo cariñoso por el que acabo de llamarle, pero sorprendentemente a comparación de otras ocasiones, se las arregla para sostenerme la mirada.


–Precisamente por eso, es que sé cuán grande es su lealtad hacia mí. –explico, con voz suave. –Hai-kuan es mi hermano, hemos crecido y pasado por tanto juntos… -un suspiro se me escapa cuando sé lo que significan esas palabras. Porque es verdad. Porque yo y mi hermano hemos pasado por demasiado, demasiado juntos. –Yizi, aunque sea una empleada que esté a mi cargo, es algo así como mi mejor amiga… -mis ojos se mueven a un costado pensando si es el termino correcto, y cuando relaciono todo lo que ella ha hecho por mí a lo largo de los años, me sabe bien el llamarla así. Solo hasta ese momento me doy cuenta, que ella independientemente del trabajo es mi amiga.


Sin que lo vea venir, el rostro del chico se acerca a mi mejilla y deposita un sonoro beso contra mi mejilla. El contacto de sus labios contra mi piel es efímero, pero suficiente para sentir la calidez de su acto. Como me toma desprevenido, solo atino a mirarlo con los ojos abiertos y el pulso latiéndome con fuerza por detrás de las orejas.


Zhan sonríe un poco más, y luego rompe en una destellante sonrisa. –No hay necesidad que me expliques nada. –Sus gestos se relajan un momento para asentir, haciendo un pequeño puchero con sus labios. –es solo que tu novio en ocasiones es demasiado inseguro contigo, ¡aunque es tu culpa! Has sido mi primero en muchas cosas. Entonces… ¿puedes perdonarlo? –hay un toque divertido en su expresión cuando me mira con fingido arrepentimiento, porque sus hoyuelos todavía están presentes en sus mejillas.


Y… me encanta muchísimo.


De pronto me siento feliz de una manera abrumadora. Y solamente, me dejo llevar por el momento y los sentimientos que esta persona llena de luz me provoca.


Solo para seguir el juego, hablo mientras sonrío de lado. –Ya… pero, ¿Qué fue ese beso? Bésame bien.


No lo pienso dos veces antes de tomar su rostro entre mis manos y estampar nuestros labios en un beso que me sabe dulce y cálido. Tanto como el amanecer, tanto como estar entre sus brazos durante largas horas…
Zhan se ríe tan lindo entre el beso, que me arranca sonrisas a mí también. Aun así, no hemos dejado de besarnos.





–He decidido estar con Xiao Zhan formalmente. –declaro, mirando por un momento los patrones de mármol que hay en el suelo para después, mirar a las personas que me observan atentos. –Por lo tanto, planeo romper de cualquier forma posible el matrimonio con Yang Zi.


El silencio es incómodo durante varios segundos. Lo único que alcanzo a escuchar, son las respiraciones pausadas de los que me acompañan en la sala, e incluso, puedo ver como se miran con expresión contrariada. La que luce más preocupada, es Yizi. Pero mi hermano, solo tiene una fina arruga en su entrecejo… más que lucir preocupado, está…


Pensativo, tal vez.


La manzana de adán de mi hermano se mueve cuando traga saliva. Se lame los labios y toma una inspiración profunda antes de confrontarme con la mirada. –¿Estás seguro de tu decisión?


–Si. –respondo inmediatamente. –Nunca he estado tan seguro de algo antes, como lo estoy ahora.


No hay titubeos en mi habla, no desvío la dirección de mi mirada, tampoco aprieto los puños. Sé que Hai-kuan ya ha observado todos los detalles que he mencionado anteriormente, y, por lo tanto, al no encontrar ninguna anomalía en estos… sabe que estoy diciendo la verdad.


Sabe que esto no es ya ningún arrebato.


Inevitablemente, mi vista si va hacia la única persona que se ha quedado callada desde que he expuesto mi punto. Meng Yizi mira perdidamente hacia un punto de la habitación, con una postura tensa y las cejas ligeramente fruncidas. Sé que esa es la expresión que su rostro adopta cuando piensa algo detenidamente… entonces, solo espero.


Aunque esa espera me cause nervios e inquietud, me mantengo en mi lugar. Ninguno de los dos dice nada a continuación, por lo que, motivado, trato de ahondar más a lo que quiero llegar diciéndoles esto a ambos. Porque honestamente, no habría otras personas en el mundo a las cuales confiarles esto.


–Sé que será complicado, y que si no sabemos controlar esto de la manera correcta traeré problemas a la larga… –alzo los ojos y los miro fijamente. Solo en ese momento, Yizi, me sostiene la mirada. Hai-kuan continúa mirándome atentamente. –Pero juro que no se los estaría pidiendo si de verdad no necesitara su ayuda. En especial, la de ustedes. Solo confío en nosotros para poder controlar esta situación.


–Primero, Yibo… –Hai-kuan es quien me interrumpe, alzando la mano para que toda la atención sea dirigida hacia él. La obtiene, por ambos lados. Y una vez seguro que se le está prestando atención, se reacomoda en el asiento luciendo… inquieto. –Quiero que seas completamente consciente de algo. Espero, en realidad, que lo que voy a decirte lo hayas pensado.


Mi mirada es lo suficientemente interrogativa como para plantear la pregunta, y en realidad, sé que ya ha leído la duda en mis ojos. Así que, se prepara apretando los labios y ladeando la cabeza.


–Conoces a nuestro padre. –siento como si me hubieran golpeando en el estómago, porque repentinamente he perdido el aliento con la sola mención de él. Pero sé que, Hai-kuan lo menciona porque es importante… demasiado, muchísimo. –No es necesario te recuerde su posición al respecto. Tampoco, es necesario que te recuerde la… –alza las cejas, soltando un suspiro, como si con esa expresión estuviera diciendo un “vaya…”. –…amenaza.


Claro que recuerdo la amenaza, quiero responderle, pero me quedo callado. Recuerdo perfectamente porque me dieron ganas de matarlo a golpes ahí mismo.


–Así que tomando en cuenta lo que ya me dijiste. –Hai-kuan me mira fijamente. –significa que… ¿ya pensaste todo eso? ¿estás dispuesto a cargar con la responsabilidad que eso supone? ¿estás listo… -recalca la palabra. –para proteger a Zhan si lo necesita?


–No llegaremos a esos extremos. –pienso en voz alta, pero, he tenido que bajar la mirada y también apretar mis manos entre si.


De repente, una sensación de… inestabilidad comienza a corroer mi interior. Se siente, como si estuviera caminando en una cuerda floja con el riesgo de caer en cualquier momento al vacío. Lo peor del asunto, es que no sé que es lo que me espera al fondo.
Quizás, muy en el fondo… la sensación desagradable se debe a que, no me siento lo suficientemente capacitado para proteger a Zhan si las cosas se salieran de control.


Pero, ¿lo harías si pudieras? Pienso involuntariamente. Las manos me tiemblan. ¿Protegerías a Zhan aún si eso incluye arriesgar todo lo que conoces?


Si.


No sé cómo, definitivamente. Ahora es cuando soy consciente que… no poseo ninguna habilidad de defensa más allá de los golpes. No hay nada que pueda asegurarnos el caer sobre un colchón si las cosas salen mal para mí, para él, para todos…


Y la idea no me abandona. En realidad, sin darme cuenta, siembra una pequeña semilla en lo hondo de mi consciencia…Como si, estuviera esperando la gota de agua indicada para crecer.
Porque, no sé cómo defender a Zhan de la miseria que podría rodearlo si todo se me escapa de las manos. Así que, en su lugar, me veo obligado a prometerme que las cosas no pueden salir mal.


O todo terminaría.


–No dejaré que la situación se me escape de las manos. –informo a Hai-kuan, quien no luce muy convencido al respecto, pero, me escucha hablar. Alzo la vista para encararlo y para que yo me sienta con la capacidad de… asimilar que esto es real. –Todos estaremos bien al final de todo esto.


Unos silencios más interceden en nuestro ambiente por un par de minutos más. Finalmente, mi hermano suelta un suspiro pesado.

–Conmigo puedes contar. –dice al cabo de unos segundos. Hay una sonrisa tensa, pero honesta en su rostro. Sé que le preocupa la situación y sobre todo lo que estoy decidiendo al respecto… y, aun así, lo respeta. Me apoya. –Pueden seguir ocupando el departamento o, puedo conseguirles una coartada para que se vayan un fin de semana a otro lugar, lejos de la ciudad. –Hai-kuan se encoje de hombros, restándole importancia al hecho que nos está ofreciendo unas pequeñas vacaciones en algún destino paradisiaco. –puedes estar seguro de eso.


Quiero levantarme, y darle un abrazo. Esa clase de abrazos que no le doy desde… desde que somos niños. Sin embargo, los años parecen pesar demasiado en mi y por alguna razón siento que ese tipo de comportamientos ya no van conmigo. Ya no congenian conmigo. Reprimo los impulsos y solo asiento en agradecimiento a mi hermano.


–lo aprecio. –digo. –Gracias, hermano.


–Conmigo también puedes contar. –responde Yizi finalmente. Sin embargo, hay un brillo tenso en su mirada cuando la observo. Golpetea sus rodillas con sus dedos y después, afianza el agarre en el bode de la falda de su vestido rojo. –Aunque quiero ser muy sincera al respecto con lo que voy a decirle…


–Te escucho.


–Esto será problemático a la larga. –advierte, mirándome fijamente. –si no sabe solucionar esta situación y al contrario, la complica aún más… -cierra los ojos y niega. –temo que no solamente nosotros seremos afectados. Si no también, a quien más quiere proteger.


Xiao Zhan, pienso.
Un sabor amargo estalla en mis papilas gustativas con la sola posibilidad de que, el chico pelinegro pueda volver a derramar lágrimas por mi causa. Inmediatamente, tiro lejos ese pensamiento porque sé que no me beneficiará, no me hará entrar en razón tampoco y mucho menos logrará tirarme para atrás, porque ya he tomado una decisión al respecto.


Niego, tratando de convencerme más a mí mismo que a ella inconscientemente. –No sucederá a mayores. Haré mi mejor esfuerzo para que eso no pase.


Yizi, asiente y sonríe suspirando. –Bueno… –palmea ambas manos. –¿Eso era todo? Porque tengo que…


–En realidad, no. –la interrumpo, desviando la mirada en el proceso. Una incómoda sensación de comezón comienza en la parte inferior de mi nuca cuando pienso en que, realmente necesito su ayuda dentro de algunos días para lo que quiero hacer. Algo que, jamás he hecho y quizás, ni si quiera lo planeaba. –necesito consejos, indicaciones, cualquier cosa es útil…


–¿Para qué? –inquiere Hai-kuan curioso, arqueando la ceja.


–… Voy a conocer a sus mejores amigos.


–…Oh. –exclaman ambos al unísono.


–… A esos que considera como su familia.


–…¡Oh! –exclaman, todavía más fuerte.




–Sucede que tu proposición fue un poco… –No puedo verlo, pero lo imagino mirando a un costado mientras piensa. –mmm… ¿absurda? No podemos vernos en cualquier lugar. –explica, lo escucho mover un par de cosas, pero no puedo saber de qué se trata. –Así que en su lugar, Xuan Lu ha reservado en un restaurante muy bonito de las afueras. Tiene las mesas repartidas por secciones privadas, entonces no tendremos que preocuparnos por la indiscreción de los empleados.


–¿Seguro? –he terminado de secarme el cabello con la toalla, por lo que en su lugar, solo me dedico a terminar de inspeccionar de reojo la ropa que está tendida sobre la cama. Es un conjunto elegante, juvenil pero… fuera de lo común. De esos que me gusta vestir a mí. –Podemos sobornar a los empleados. –digo, con total sinceridad. A pesar de ello, el chico ríe al otro lado de la línea. –Oye, lo digo enserio. ¿No me crees capaz?


–¡Claro que te creo capaz! –replica, riendo todavía. –y es por eso que no te dejaré hacerlo. No a todos los puedes comprar con dinero, Yibo.


–Error. –respondo, caminando con los pies descalzos por la alfombra afelpada de mi habitación hacia los cajones donde guardo mi ropa interior. –A todos les gusta el dinero, y si no les gusta… al menos, lo necesitan. La gente hace muchas cosas locas por un par de dólares, ¿sabes?


Zhan se mantiene callado por unos segundos, y de repente, siento como si acabara de lanzar una piedra hacia el agua y, me he dado cuenta de su impacto a grandes escalas demasiado tarde. He abierto la boca para recomponer lo que acabo de decir, pero, él es más rápido.


–…Tienes razón. –responde, pero el tono en su voz es diferente que al principio. –No debería ser así, ¿no es cierto? Pero lo es… -su aliento cálido roza contra la bocina del teléfono. –No sé cómo sentirme al respecto.


–…¿Te afecta?


–… No como piensas… o bueno. –corrige. –no de la manera en que piensas. La avaricia humana es algo que me… aterra mucho. ¿O me incomoda? Quizás es lo primero. No estoy seguro. Solo sé que, siempre que me encuentro con una persona con avaricia prefiero mantenerme alejado.


–¿Porqué? –pregunto, con total curiosidad.


–Nunca tendrán suficiente. –explica. Y suena muy serio cuando lo dice. –No importa por sobre que ni quienes deberán pasar. Ellos jamás se detendrán hasta tener su objetivo… ¿entiendes? Quisiera ser así porque me beneficiaría mucho, pero no puedo hacerlo. No puedo.


La primera persona en la que pienso cuando dice aquello es, sin duda, Wang Aaron. Porque él es la persona más avariciosa que he conocido a mis 30 años de edad. Xiao Zhan no puede saberlo, pero ahora que yo recuerdo ese pequeño detalle… ahora no me parece tan descabellado que no congenien en lo absoluto.


Zhan jamás podría pertenecer a la misma calaña que mi padre. Y eso, me alivia muchísimo.


–No necesitas serlo. –respondo, con la voz más suave que puedo utilizar. –Eres perfecto tal y como eres Zhan. Así de humano, gentil y humilde, no tienes porque cambiar.


–¡Ah! –chilla, al otro lado de la línea, robándome una sonrisa divertida. –¡Deja de decirme cosas tan dulces al teléfono cuando no puedo hacer nada al respecto! Wang Yibo… -entonces, balbucea. Puedo imaginar cómo sus labios están fruncidos en un hermoso puchero. –Que cruel eres con tu novio.

Rodeo los ojos con diversión. –Cuando nos veamos en un rato, podrás desquitarte de la manera en que tu quieras. ¿Eso está bien para ti?


–Oh… -exclama. –Como yo quiera… ¿es así? –tantea. También puedo adivinar que esta vez, está con una expresión juguetona. Sé que no lo dice con doble intención, y que solo quiere jugar un poco conmigo, y que, si reacciono de la manera en que él no lo espera, lo avergonzaré hasta la medula…


Pero no puedo evitarlo. No puedo evitar disfrutar molestarlo así porque… ¡Ah, Zhan es tan tierno cuando se avergüenza!


–Oh, señor Xiao… –hablo con fingida sorpresa. –¡Nunca creí que tuviera ese tipo de pensamientos tan indecentes! –para aportarle dramatismo a mi papel, palmeo mi pecho con mi mano. Mi voz es un tercio más aguda –Hacerlo en un lugar público… ¡Que propuesta, Xiao Zhan! Exhibicionismo, oh, si mi novio me lo pide entonces, ¿Qué puedo hacer yo si…?


–¡Ah, cállate! –chilla fuerte contra el otro lado del teléfono, y suena tan molesto, que yo rompo en risas escandalosas. Dentro de mi disturbio, logro escuchar como maldice y regaña. -¡Eres un pervertido, Wang Yibo! Lárgate a vestir, yo también debería hacer lo mismo antes de perder el tiempo aquí contigo… –bufa. –¡eres insufrible!


Tras un par de risas más, logro responderle.


–Yo también te amo, corazón. –digo, feliz.

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