Estefan empezaba a plantearse si Bael tenía una especie de poder parecido al hombre araña, para escalar por las paredes y meterse a las casas por las ventanas. En ocasiones lo había visto aparecer en las habitaciones de los pisos más altos del palacio. También empezaba a cuestionarse si de verdad tenía algún retraso mental al encontrar divertido hacerlo.
Estaba mirando la ventana de la segunda planta de la casa de Joon, por donde podías entrar a su habitación. Su querido mate no quería hablar con él, había cambiado la cerradura de la casa, su celular estaba apagado, todas sus ventanas estaban cerradas. Pero Estefan estaba seguro que estaba adentro de la casa aun molesto con él.
Miro las paredes para escalar hacia la ventana, de cerca podías notar que estaban sucias, no es que no pudiera escalarlas, pero a él no le gustaba ensuciarse. Sujeto una piedra del suelo y pensó que podría hacerla levitar hasta la ventana...
Levitar...¡¿Como no se le había ocurrido?!
Nunca había usado su poder de telequinesis en sí mismo. Intentó concentrarse en todo su cuerpo para poder levantarse del suelo. Si había podido hacer que varias personas salieran impulsadas sin problemas, ¿Por qué no podía hacer levitar a sí mismo?
Sintió que sus pies ya no tocaban el suelo y sonrió, poco a poco se fue acercando a la ventana de Joon. Se anotó mentalmente que tendría que practicar más después, ya se veía a sí mismo volando como un pájaro.
Llegó a la ventana y notó que también estaba cerrada, de una patada la rompió y la abrió para entrar.
Cuando estuvo totalmente adentro, Joon entró a su habitación apresurado.
—¡¿Cuál es tu problema?!—miró su ventana furioso—.¡¿Qué le hiciste a mi ventana?!
Estefan se abalanzó sobre para poder besarlo, pero Joon fue más rápido y sujetó la silla de su escritorio para poder evitar que se acerque a él.
—¡No me toques!
—No seas ridículo Joon—Estefan gruño enojado—. Hace dos días que no te veo, ya te rogué para que me perdones, solo quiero un beso y poder abrazarte.
—Tu tienes que aprender a respetar mis decisiones—Joon lo miró disgustado—. Que yo sea tu mate no significa que tenga que aguantar todas las estupideces que haces o que quiera seguir en la relación.
Estefan lo miró asustado.
—¿Estás terminando conmigo?
—¿Qué terminaría?—Estefan volvió a intentar acercarse pero Joon alzó más la silla—. Ni siquiera me has pedido ser tu novio.
—¿Quieres ser mi novio?
—¡No!
—¡Vamos!—Estefan gruño frustrado—. ¡¿Que tengo que hacer para que me perdones?!
—¡Te rogué que me siguieras!—Joon tragó saliva para tranquilizarse. bajo poco a poco la silla—. Te suplique que vinieras conmigo para hablar.
—Perdoname Joon—Estefan cerró los ojos y respiro ofuscado—. Estaba tan celoso, a veces no puedo creer lo idiota que soy, no te meresco.
—No, no me mereces—dijo resentido—. Si me hubieras hecho caso, nos hubieras evitado muchos problemas.
—Te juro que intentaré esforzarme muchísimo en el entrenamiento para controlarme—Estefan lo miro suplicante—. Pero no me dejes, no resistiré un día sin ti.
