La sintió.
Podía sentir su mirada sobre él.
Podía sentir su ira.
Temía abrir los ojos.
Pero de igual manera los abrió, porque en algún momento tenía que enfrentarla. Cuando lo hizo , se sintió mortificado, pensaba ver a Gabriela fulminándolo con la mirada, pero se llevó la sorpresa de ver a una Gabriela temblando y con los ojos llorosos e hinchados.
—Casi los mato—dijo Gabriela con la voz ronca—. ¿Viste las cosas que hice aparecer?, soy... soy un monstruo.
Bael se levantó lo suficiente para abrazar a Gabriela, ella estaba sentada en los pie de su cama.
—Casi te mato otra vez—Gabriela le correspondió el abrazo con fuerza, no dejaba de llorar—. Casi los mato, soy un monstruo.
—No digas eso—Bael empezó a acariciar su espalda con esmero intentando no llorar él también—. Aún no sabes usar tus poderes, solo fue un accidente.
—¡Yo sabía que algo podía pasar y aun así lo hice!—ella seguía desconsolada—. Soy mala, papá debería encerrarme para no hacerle daño a nadie.
—¿Y que si eres mala?—Bael sujetó su rostro y la miró con decisión—. Eres mala de buena manera, combates tu odio como yo y Estefan, somos semidemonios, no somos normales, que te sientas tan mal y culpable, significa que eres alguien con alma, un monstruo serias si no lo lamentarás.
—¿Cómo puedes ser tan bueno conmigo después de todas las porquerías que te hago?—sonrió intentando dejar de llorar—. Eres tonto, deberías odiarme.
—Eres mi otra mitad—Bael le beso la frente—. Jamás podría odiarte, no podría vivir sin ti en mi vida, no podría soportarlo.
Los hermanos se recostaron en la cama abrazados, Gabriela seguía llorando en silencio y Bael seguía acariciando su espalda. Sabía que su hermana necesitaba llorar para sacar toda su frustración y tristeza. Antes de que estuviera con Theo, él solía consolarla hasta dormir, pero desde que empezó a salir con su amigo, él y Gabriela se habían alejado de a pocos.
Era momento de volver a ser tan unidos como antes, había sido inmaduro por alejarse de su hermana porque estaba celoso de que tenía novio y sentirse desplazado sin sentido. Aunque los dos encontraran a sus mates, no significaba que no necesitarían el uno del otro.
Mates, Bael abrió los ojos recordando el motivo de todo lo que había pasado. Yo fui a atacar al mate de Gabriela, dijo para sí mismo. Empezó a recordar todo lo que había pasado, de pronto vio el rostro de terror de Leia antes de lanzarle el fuego.
Empezó a temblar y a ahogarse.
Gabriela se asusto levantándose y ayudando a respirar.
—¿Qué pasa?
—¿Leía esta bien?—dijo con la voz rota intención de respirar.
—¡Oh!, no te preocupes, ayer Odette la sanó por completo, aunque Liam me dijo que está aún algo asustada—Gabriela lo miró preocupada—.¿Puedo preguntar porque los atacaste?
—No quise atacar a Leia—Bael agacho la mirada—. Yo... ella intentó proteger a Jose y yo termine atacándolos a los dos.
Gabriela suspiro.
—¿Entonces es mi culpa?—hablo desanimada—. ¿Fuiste a golpearlo por mi?
—No y si— Bael aspiró todo el aire que pudo—. Me enteré algo sobre él y fui a aclarar las cosas, pero estaba tan lleno de ira que lo golpee apenas lo vi, lo siento mucho.
