—Esto te hará sentir mejor.
Gabriela recibió la infusión caliente que le había dado Jose para que tomara.
—¿No se supone que deberías estar enojado conmigo?—dijo casi susurrando—. ¿Dolido tal vez?
Jose se sentó enfrente de ella y la miró curioso.
—¿Por qué debería estarlo?
Gabriela suspiro algo frustrada.
—Ya sabes porque.
Jose también suspiro mirando un momento a la nada, meditando cuál debería ser la respuesta correcta.
—¿Nunca te conté como averigüe que eres mi mate?
Gabriela negó con la cabeza.
—Fue el día de tu nacimiento—sonrió ampliamente—. Posiblemente el peor día de mi vida.
Gabriela abrió la boca indignada.
—Antes de que hables, déjame explicarte—la atajo Jose—. Yo llegué a pocos días de haber cumplido 18 años, como te habrán contado tus tíos Jeremy y Rosali, nosotros nunca habíamos sabido absolutamente nada de este mundo. Fue duro para nosotros descubrir de un día a otro que los hombres lobos existen y que tu eres uno de ellos, aunque lo disimulaba muy bien, yo estaba muy afectado, en especial porque yo estaba enamorado en ese tiempo de tu tía Rosali.
Gabriela miró a otra dirección frunciendo el entrecejo.
—Fue duro aceptar que la chica que me había sido mi novia, estaba enamorado de otro y que era su pareja predestinada—Jose sintió mucha nostalgia—. Y más duro fue que, casi un año después, cuando pensaba que ya me estaba acoplando a todo este mundo. Una bebe recién nacida, hija de uno de tus amigos cercanos, era mi mate.
—¿Me odiaste?
—Por supuesto que no—negó Jose—. Te ame desde el primer momento que vi tu tierno rostro y oí tu primer llanto, pero no negaré que estaba aterrado y entre en negación, esa misma noche tomé la decisión de irme de la isla.
Gabriela siguió mirando hacia otro lado.
—¿Pero volviste cuando murió la madre de Estefan no?—dijo Gabriela—. Estefan no los contó.
—Si—afirmo José—. Por azares del destino, traje conmigo a mi novia de aquel entonces, que era tu tía Lauren.
Gabriela soltó un bufido.
—¿Cuántas novias has tenido a pesar de saber que yo era tu mate?
Jose sintió temor por el tono que había empleado.
—Algunas—vio la mirada fulminante de Gabriela—. Bien, fueron varias, pero como te repito, yo estaba en negación, para mi fue difícil entender que una bebe casi 19 años menor que yo era mi pareja eterna.
Gabriela volvió a desviar la mirada.
—Mi yo de 18 años era un real idiota—empezó a recordarse a si mismo—. Era más inmaduro que todos tus primos y hermano juntos, tal vez si me hubieras conocido en esa época, ya me hubieras ahorcado o algo parecido. Mi yo de 18 años, no hubiera sabido lidiar con todo esto.
—¿Es por eso que no estás enojado?—pregunta su joven mate—. ¿Por qué te sientes culpable por estar con todas esas mujeres cuando ya sabías que yo era tu mate?
—No estoy enojado porque sé lo que sientes y entiendo lo que estás pasando—Jose se levantó de su asiento y se sentó a los pies de Gabriela, tomándole de una mano—. Sé que a pesar de que yo soy tu mate y que estamos predestinados a estar juntos. Tu no puedes dejar de amar al hijo de Matt de un día a otro y olvidar todo lo que ha pasado. Si, puede que yo haya sufrido mucho por esa relación que tuviste con él a carne propia, pero yo realmente me lo merecía, además me hace feliz saber que tu viviste un amor tan bonito como estoy seguro que tuviste con él.