Ebrio.
Era una buena definición para explicar el estado deplorable en el que estaba Bael , desparramado en mi sofá.
—¿estabas con él? —dijo con la voz muy ronca.
—¿te refieres a Liam?
—Liam, Liam , Liam—dijo con un poco de dificultad para después terminarse toda la cerveza—no sé qué le ves a ese idiota, ¿Cuánto tiempo piensan jugar a las saliditas?
—ya no vamos a salir—le dije aburrida, pasé a lado de la cocina, sirviéndome un vaso de agua—ya somos novios.
Me asuste cuando lanzo la lata hacia la pared haciendo mucho ruido.
—¿Cuál es tu problema? —me acerque a él molesta—¿Qué haces aquí tomando?
El se levantó rápidamente, acercándose a mí de manera amenazante, y así mi molestia se fue rápidamente volviéndose en miedo.
Por un momento me olvide que el es poseído cuando se molesta.
Agacho la mirada rápidamente y retrocedo.
—lo siento.
El me sujeta de la barbilla y levanta suavemente.
—no quise asustarte, estuve esperándote para tomar algo juntos, pero no llegabas y sin querer me tomé todas las cervezas...
Al verlo a los ojos tan cerca, puedo notar que están rojizos e hinchados, como si hubiera estado llorando mucho.
—¿Qué paso? —digo casi susurrando.
—nada de que debas preocuparte.
Otra vez se aleja tomando el vaso de agua que yo había dejado en la barra de la cocina.
Me acerco lentamente a el y lo abrazo por la espalda.
—estoy aquí—le digo firme—¿somos amigos no?, puedes decirme lo que quieras, estoy aquí para escucharte.
El se da vuelta y me abrasa de nuevo.
—la quiero demasiado que duele.
Empieza a llorar lentamente mientras me cuenta la historia desde un inicio con Bonnie, los dos nos echamos en la cama mientras el sigue platicando. Según como narra puedo sentir todo el dolor y el fuerte cariño que tiene hacia Bonnie.
Ha sido su primer amor.
—creo que haces lo correcto al querer averiguar que ha pasado realmente—le digo mirando el techo descolorido— pero que pasaría... si se resuelve todo y ella decide no volver contigo.
—al menos me gustaría que sea sincera— el suspiro—quiero que vea a los ojos y me diga la verdad.
—eres sensible—suelto una pequeña sonrisa.
—¿Por qué te sorprende? —dice confuso.
—cuando te conocí pensé que eras un asesino en serie—bromeo—pero te voy conociendo mas y me doy cuenta que eres diferente a la fachada que tienes.
El gruñe en respuesta.
—¿Por qué me estuviste ignorando varios días? —le pregunto mirándolo al rostro.
El hace lo mismo.
—porque al siguiente día me di cuenta que talvez pase mi limite de confianza contigo y me sentí algo avergonzado por eso.
—y pensaste que hacer como que no existía lo solucionaría—le reproche.
—lo siento, no quise herir tus sentimientos.