La luz se filtraba a través de los parpados de Sakuta, y cuando se dio cuenta de ello, Sakuta ya había despertado. El sol a través de las cortinas creaba formas similares a nubes cruzando por su techo. La sensación de la cama en su espalda lo hizo saber que estaba en su propia habitación. Levanto su mano para alcanzar su despertador como era usual. Si el día no se hubiera repetido este debería de ser diecinueve de julio, el primer día de las vacaciones de verano. Dejo el reloj en su lugar mientras pensaba en esto. Paso un momento mirando la pantalla sin comprender. Pensaba que sería el diecinueve de julio lo que se mostraría en la pantalla. O si no, podría ser dieciocho una vez más. De cualquier manera, el reloj mostraba a Sakuta una fecha totalmente diferente. —¿Eh? Sakuta se levantó y fue hacia la sala, encendió la TV justo en el momento en que las noticias matutinas comenzaban. —¡Bien hecho equipo de Japón! Era familiar, casi una frase nostálgica. La emoción y felicidad del conductor eran claras. —Buenos días, hoy es veintisiete de junio. Creo que deberíamos empezar el día con el futbol. Lo siguiente que apareció en la tele fue sobre la copa del mundo que estaba ocurriendo al otro lado del mundo, lo más importante de la segunda ronda de grupos. Fue justo antes del medio tiempo, y el equipo japonés estaba un solo punto por detrás. El numero 10 había enviado el balón hasta el final de la cancha, pero fue detenido por un formidable defensa de los oponentes. El sonido del silbato perforo por todo el estadio y tuvieron un tiro libre justo detrás del área de penalti. Quien dio la patada fue el jugador número 4. Que después de una carrerilla dio su tiro, que paso al portero, llevando la victoria a casa. El numero 4 dejo salir un grito de triunfo y el resto de sus compañeros lo rodearon gritando de alegría. El equipo se había animado en ese momento, haciendo que ganaran el encuentro 2-1 en la siguiente mitad. Y a pesar de que miraba el noticiero, Sakuta pensaba en cierta persona. Koga Tomoe. Ella era su kouhai de un grado inferior, y el demonio de Laplace. —Hombre, es asombrosa —dijo inconscientemente— ¿Todo fue una simulación del futuro desde un inicio? Era exactamente como Rio había sugerido ese día. La repetición del día no viajaba a través del tiempo, más bien calculaba el futuro desde cierto punto. La cuestión aquí era, a saber, el veintisiete de junio. Sakuta no podía hacer más que reír por lo ridículo de la situación.
Después de terminar su desayuno, Sakuta se vistió como era usual y salió hacia la escuela. Era junio, por lo que la temporada de lluvias no había acabado aun. Y la cantidad de luz solar que caía sobre él era mejor que la del julio que había experimentado hasta ayer. Pero la humedad era correspondientemente alta también, creando un clima igualmente bochornoso. Llego a la escuela sin incidentes y Yuuma le hablo desde los casilleros de zapatos. —Hola Sakuta. Pareces recién levantado de nuevo. —Es un peinado. —Una nueva tendencia ¿Eh?— Dijo Yuuma con una sonrisa. Era una conversación que recordaba, del veintisiete de Junio que el ya había experimentado. —¿Qué pasa Sakuta?— Pregunto Kunimi notando su silencio. —Nada… —En serio ¿Qué pasa? —Tu belleza simplemente me está molestando. —¿Qué? ¿Qué se supone que significa eso? —Ahh, realmente lo está. Las cuatro clases que tuvo en la mañana fueron matemáticas, física, inglés y japonés. En matemáticas, el profesor había dicho “Esto vendrá en su examen”, las lamentables bromas del profesor de física seguían fuertes, en la tercera clase, en inglés, había recibido un “Ponga atención” del señor Azusagawa, y por supuesto, el cuello del profesor de japonés tenia lápiz labial en él. Todo eso se juntó para Sakuta, reforzando el sentimiento de realmente haber experimentado el futuro. Y entonces, la hora del almuerzo llego. Sakuta y Mai estaban solos en un aula del tercer piso. La húmeda brisa del mar entro por la ventana ligeramente abierta, haciendo la cortina flotar, haciendo que se creara una atmosfera pacífica. Encima del escritorio, entre ambos estaba el almuerzo que Mai había hecho para Sakuta. Pollo sazonado y frito, huevos fritos, ensalada de papas con tomates bebé de guarnición. Las algas y los frijoles hervidos a fuego lento completaban la comida. Sakuta siguió alabando el sabor mientras probaba cada platillo. Mai, que había alardeado de su habilidad en la cocina lucía satisfecha con cómo estaba yendo todo. —Mai-san. —Sakuta se dirigió a ella una vez que hubo terminado de comer.
—¿Hmm?—ella hizo un ruido, con la punta de sus palillos en su boca, mientras comía. —Te amo, sal conmigo por favor. —… Mai miró hacia otro lado y puso su propio huevo frito en su boca con sus palillos. —… Lo masticó. —… A pesar de que esperó a que terminara de masticar, ella no respondió. —Esto es algo aburrido —Mai dejó salir un suspiro con un tono de aburrimiento—. Decir lo mismo por un mes entero le hace perder su impacto. —Ya veo, es un amor fallido entonces. Supongo que tendré que buscar a alguien más entonces. —Hey, espe-. —Gracias por todo hasta ahora. —la interrumpió con una educada reverencia y un profundo y decepcionado suspiro de un amor no correspondido. —N-No dije no. ¿Qué? ¿Te estas rindiendo? —Mai lo miró con una mala cara. —¿Lo harías entonces? —Ugh… Eres tan descarado, a pesar de solo estar siendo tú mismo. —¿Lo harías entonces? —preguntó de nuevo sin rendirse. —Sí —respondió ella con una voz apenas audible y un ligero asentir—. Lo haré. Entonces, como si tratara de ocultar su vergüenza, Mai llevo un poco de huevo frito a su boca. Ahora, él solo debía estar seguro de una cosa. —Dime. —¿Qué cosa? —¿Qué piensas de mí? —¿Cómo así? —al decir eso, Mai llevo su mirada al tomate bebé en sus palillos. —Eso… —Eso no importa. —Te pregunto porque sí importa. —Sakuta insistió. —Eres tan terco. —Bueno sí, porque esto es importante. —¿De verdad quieres saberlo?
—Quiero escucharlo salir de tus labios. Sus labios tomaron el tomate bebé, para después masticarlo bien antes de tragarlo. —Diré esto solo una vez. —Muy bien. El silencio cayó por un momento y él pudo escuchar a Mai tomar un silencioso respiro e inmediatamente después ella miró fuera de la ventana y dio un grito de sorpresa. —¿Hmm? —Sakuta siguió su mirada y pudo ver el cielo y el mar de Shichirigahama. No había nada particularmente interesante allí, solo el vapor de las enormes nubes de verano. Una suave esencia lo asalto y su visión se volvió oscura y cuando se dio cuenta, ahí estaba una cálida y gentil mano tocando su mejilla. Volteo a ver a Mai a la cara con sorpresa. —Ahora lo entiendes. ¿Cierto?
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Seishun Buta Yarou
Teen FictionSíndrome de la pubertad: ciertas experiencias poco corrientes que se rumorea en Internet que son la causa del exceso de sensibilidad e inestabilidad durante la adolescencia. Este año, Sakuta Azusagawa, estudiante de segundo en una preparatoria cerca...