Vol 2 cap 3: Los falsos amantes comienzan

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Al final, el veintinueve ciertamente llegó, y su mañana encontró a Kaede despertando a
Sakuta.
—Buenos días, Kaede. —dijo mientras estiraba un brazo hacia el despertador digital a
un lado de la cama. Sus ojos medio abiertos vieron la fecha correcta de viernes
veintinueve mostrada en la pantalla.
«¿Debería estar agradecido por eso?», se preguntó. Él no había repetido el día otra vez,
pero el no saber la causa o la razón de eso en primer lugar le hacía difícil relajarse.
Si no iba a despertar por segunda vez un día otra vez; realmente deseaba que alguien le
dijera eso. Si la posibilidad de que volviera a pasar todavía estaba ahí; prefería que alguien
le dijera eso también.
El no saber le dejaba un sentimiento de inquietud en el corazón.
—Me pregunto si lo resolveré yendo con Koga—se murmuró a sí mismo mientras
miraba a Kaede sacando a Nasuno de su cuarto. Parte de la razón por la que aceptó la
absurda petición de Tomoe fue para encontrar la verdad detrás de este caso del Síndrome
de la Adolescencia. La única forma de apartar su preocupación, al final, fue hacer algo al
respecto por sí mismo.
Además, había valor en entender distintos tipos de Síndromes de la Adolescencia.
Incluso podría encontrar algo que lo lleve a resolver el caso que todavía perturba a Kaede
hasta hoy día.
Las heridas ya no cubrían su cuerpo, pero eso era simplemente porque ella estaba lejos
del internet, y él creía que si ella fuera a experimentar la mala voluntad de las personas en
internet otra vez, esas heridas podrían aparecer una vez más.
Con eso dicho, ella no podía simplemente vivir su vida apartada de todos, él no
permitiría tal disparate.
—De todas formas, no saber qué día es hasta que me levanto y lo confirmo realmente
no me deja calmarme…
Si los planes no se hubieran hecho ayer, tal vez todavía sería ayer.
Con esa inquietud aún presente, Sakuta empezó su turno de media mañana,
atendiendo con cuidado el piso del restaurante.
—Si mañana es hoy otra vez, no habré trabajado para nada…
Sólo la repetición no le ayudaría a apoyarse a sí mismo.
Una vez su turno hubo acabado, Sakuta rogó al dios del auto-apoyo que el mañana
viniera.
Pasadas las dos, Sakuta revisó el reloj, dejó el restaurante y fue a la estación Fujisawa
Enoden, usando su pasaje de temporada para atravesar las puertas.
Se compró a sí mismo una botella de agua de una máquina expendedora y luego se
sentó en un banco a esperar a Tomoe para su cita.
Sakuta usaba la plataforma a menudo para ir a la escuela. Había atracciones turísticas
señalizadas y anuncios con productos famosos en las paredes. El inicio de la tarde de un
día libre le daba un ambiente bastante distinto a las personas de alrededor. Había más
turistas que personas locales: Había un grupo de mujeres mayores que parecían dirigirse a
Kamakura, una familia que había venido a ver la playa y una joven pareja que parecía estar
en una cita hacia Enoshima. Accidentalmente, este era el mismo plan que Sakuta y Tomoe
estarían siguiendo.
El tiempo pasó lentamente en la plataforma antes que él escuchara el sonido de unos
pasos acercándose.
—¡L-Lamento hacerte esperar!
Sakuta levantó su cara y vio a Tomoe parada tímidamente a un lado.
Ella estaba usando unos shorts con una blusa sin mangas que tenía volantes en el
cuello y en los agujeros de los brazos. Ella estaba usando zapatos deportivos con los que
sería fácil moverse y sostenía un bolso blanco con rayas azules como si intentara esconder
sus piernas desnudas.
Además de tener un aura de niña y delicadeza a su alrededor, también tenía una
impresión estimulante perfecta para una cita en la playa.
Se paró en frente de Sakuta mientras permanecía en silencio, su mirada ambulante y su
preocupación eran claramente visibles en su rostro.
—Estás sonrojada —él resaltó.
—Es porque estaba apresurada.
—Supongo que eso funciona.
—No me preocuparía así por una cita —Tomoe añadió en defensiva.
—De todas formas, llegas cinco minutos tarde, Koga.
Ellos acordaron al salir del trabajo que se encontrarían aquí a las dos y media. Eran las
dos y treinta y cinco cuando Tomoe llegó; y lentamente acercándose las y cuarenta.
—No podía evitarlo, tenía que arreglarme.
—Arreglarte, ¿eh?
Sakuta la observó de cerca, ciertamente podía ver cómo su apariencia era algo en lo
que ella tuviera que “arreglarse”. Ella tenía un aura moderna y de moda a su alrededor sin
ser llamativa, encajando con el ambiente.
—¿Q-Qué?
—Bueno, estás linda.
—N-No me llames linda.
—Tenía que, estás linda.
—¡No sigas diciéndolo!
—Pierdes puntos por no usar una minifalda, pero tus piernas están desnudas así que te
perdonaré.
—Tampoco tienes permitido mirar mis piernas. —protestó, agachándose y envolviendo
sus brazos alrededor de sus piernas desnudas para esconderlas—son gordas, de todas
formas.
Sus ojos llorosos mientras miraba hacia arriba le hicieron querer molestarla más y la
cosa que más llamó su atención fue su trasero cubierto por shorts.
—Tampoco digas nada sobre mi trasero—ella se le adelantó, notando su mirada. Eso
fue sorprendentemente agudo de su parte.
—¿Por qué?
—Es grande— dijo de mal humor.
—Son buenas caderas para tener hijos.
—¡N-No me des cumplidos extraños como ese!—Tomoe tuvo su reacción más grande
del día—¡No puedo creerte!
Ella se había vuelto roja hasta los oídos y estaba prestando atención a que nadie
alrededor pudiera escucharlos.
—¿Dónde compraste esa ropa?
—¿Eh? Sólo en una tienda norm-
—¿Cuál?
—¿Por qué quieres saber?
—Pensé que le compraría a mi hermana algo de ropa una vez me den mi pago. —Mai le
dijo que tomara más interés en la ropa de Kaede y Tomoe era solo un año mayor que ella,
así que sería útil como referencia.
—¿Tienes una hermana, senpai? ¿Cuántos años tiene?—preguntó Tomoe, sentándose
junto a él.
—Un año más joven que tú. Aunque ella es más grande.
—No estaba preguntando sobre su pecho.
—Y yo no estaba hablando sobre su pecho, estaba hablando sobre su altura.
—L-Lo sabía… Ah, sí, ¿cuál es tu ID?
Tomoe repentinamente estaba bastante seria y pescó el celular de su bolso.
—¿Eh?
—Debemos ser capaces de contactar al otro si vamos a llegar tarde, dime tu ID. —ella
hizo un puchero.
—¿Estás intentando decir que es mi culpa?
—Bueno, es mi culpa el llegar tarde… Lo siento —se disculpó apropiadamente esta vez.
—Bueno, no voy a hacer un problema más allá de cinco minutos.
—¡Lo hiciste! De todas formas, ¿tu ID?
Tomoe le dirigió la pantalla, esperando sus detalles.
—No tengo uno.
—¿Eh?
—No tengo.
—¿¡No usas la aplicación!?—gritó, aparentemente confundida de que personas como
esas todavía existiesen5
.
Aunque era un problema que ella estuviera tan sorprendida.
—No uso un smartphone o un celular normal para esas cosas.
—¿Eh?—dijo Tomoe, sus ojos ampliamente abiertos— ¿Qué se supone que significa
eso?

[5Aquí, Tomoe se equivoca creyendo que Sakuta no usa LINE, cuando no tiene un celular propiamente.
Cuando ella le pidió su “ID” se refería a su cuenta en LINE.]
—Que no tengo uno. —dijo honestamente, levantado sus manos. Él lo había tirado al
océano. Era el día que había sido aceptado en la Escuela Secundaria Minegahara y había
decidido que lo tiraría al océano para mantener a Kaede alejada del internet.
—No lo entiendo en absoluto.
—Por favor hazlo.
—¿Pero cómo vives?
—¿La gente muere sin teléfonos?
—¡Lo hacen!—proclamó— Cualquier cosa, morir…
Tomoe estaba viendo a Sakuta como si fuera un zombi, pero era su cara la que había
palidecido.
—Ah, el tren está aquí —dijo Sakuta, ignorando a Tomoe mientras protestaba y
siguiendo a una familia adentro del tren.
—¡Ah, espera! —Tomoe entró en pánico, apresurándose detrás de él.
Sonó el timbre para indicar la salida del tren y las puertas se cerraron.
El tren partió y meció a Sakuta y Tomoe a la izquierda y a la derecha de donde estaban
sentados el uno al lado del otro. Por un momento, Tomoe se mantuvo murmurando
“increíble”, pero se calló repentinamente cuando ellos alcanzaron la siguiente parada.
Cuando el tren partió de nuevo, el hombro derecho de Sakuta tenía un peso sobre él.
Tomoe estaba apoyándose contra él, y cuando la miró ella tenía su boca ligeramente
abierta mientras dormía.
—Oi. —dijo golpeando ligeramente su frente.
—¡Ow!
Tomoe se cubrió su frente con las manos y lo miró con reproche.
—¿Normalmente solo caes dormida así?
—No dormí mucho.
—¿Emocionada por la cita?
—Me quedé hasta las dos mensajeando a todos… Luego estaba viendo videos
divertidos de animales y era de mañana, luego tenía que re… —Tomoe perdió el hilo en un
gran bostezo, cubriendo su boca con ambas manos. Ella rápidamente secó las pequeñas
lágrimas de sus ojos para evitar arruinar su maquillaje y tomó un espejo de su bolsillo
trasero para revisarse.
—Koga, ¿no era tu primer día de trabajo ayer?
—Sí.
—¿No estabas cansada?
Hacer cosas nuevas generalmente hace que las personas se cansen más que
normalmente.
—Estaba exhausta.
—Entonces deberías haber ido directamente a dormir.
—No podía ser la única durmiendo —protestó.
—Pero quedarse despierta viendo videos graciosos está bien.
—Todos dijeron que los habían visto, y no podía unirme. Además, Rena-chan los
recomendó, ¿sabes?
—Rena-chan otra vez, eh…
«La vida social es difícil», pensó.
—Oh sí, tengo que comentar.
Tomoe tomó su celular antes de abrir rápidamente una aplicación de mensajería
gratuita y escribir un mensaje acerca de qué tan buenos fueron los videos con
movimientos hábiles.
Una respuesta llegó luego, y cuando Sakuta le dio un vistazo, decía “recomiendo este
también”, así que parecía que Tomoe no iba a dormir mucho esta noche.
O eso pensó él, pero Tomoe empezó a verlo ahí mismo. La pequeña pantalla LCD
reprodujo un torpe panda cayendo de espaldas con sus piernas formando una perfecta V
en el aire.
El tren llegó antes de que el video hubiese acabado.
—Ven, es nuestra parada —dijo Sakuta, jalando a Tomoe del brazo hacia las
plataformas mientras ella se mantenía viendo.
La estación Enoshima era una de las más grandes estaciones en las que el Enoden
paraba. Podías cambiar al monorriel y una corta caminata te llevaría a un edificio de la
estación hecho en el Palacio del Rey Dragón, Estación Katase en la línea Odakyu-
Enoshima. Accidentalmente, la Estación Enoshima actualmente no estaba en la isla
llamada Enoshima, sólo estaba cerca.
Sakuta y Tomoe dejaron la estación y se dirigieron al sur, hacia el mar. El aroma de la
brisa evocó una sensación de verano mientras soplaba hacia ellos.
El camino estaba pavimentado en ladrillos y se llamaba la Calle Subana. Había
elegantes cafés y el día festivo significaba que había un montón de peatones con varias
parejas en particular.
—Tantas parejas —dijo Tomoe.
—Bueno, es domingo.
—¿También nos vemos como una?
—Lo dudo.
—¿Por qué?
—Bueno…
Sakuta juzgó la distancia entre los dos, era un poco más de un metro según sus
cálculos. El ancho era aproximadamente el de un carril en la carretera, así que
prácticamente podrías llamarlos desconocidos. Además, las personas habían estado
pasando entre ellos sin darle importancia en absoluto. El verlos como una pareja es algo
que la gente no haría. Tomoe pareció darse cuenta el significado de su mirada y se acercó.
Un poco más de un metro se acortó a un poco menos de un metro.
—¿Esto es mejor?—preguntó.
—Es más como eso. —respondió Sakuta, señalando a un universitario y su novia
quienes estaban lo suficientemente cerca que sus hombros se mantenían chocando.
Finalmente, Tomoe se acercó al lado de Sakuta.
—Luego hay cosas como esa —continuó, mirando a una pareja de aproximadamente la
misma edad que ellos quienes estaban revisando un menú fuera de un café. La chica
estaba sosteniendo dos dedos de la mano del chico, su dedo meñique y anular—. Eso no
debería ser nada para ti, viendo cómo has salido en citas antes, ¿verdad?
—P-Por supuesto.
Lentamente, Tomoe estiró su mano. Su mano no tocó la de Sakuta pero en su lugar
tomó algo más: el final de su cinturón, colgándole de la cintura.
«Ella ciertamente tuvo una sana relación con su último novio. Si él realmente existió
eso es…»
Tomoe estaba mirando hacia abajo avergonzada como si estuviera haciendo su mayor
esfuerzo. Con su pequeña estatura mientras hacía eso, fue extrañamente linda en general.
Sin embargo, había un problema.
—Me siento como si hubiese sido convertida en un perro.
Eso, ese era el problema.
—Ah, tenemos un perro.
—Tenemos un gato. De todas formas, no tienes que forzarte a actuar como una pareja.
Sería distinto en la escuela, pero engañar a extraños no ayudaría.
—Eso… podría no ser… —Tomoe comenzó, sin razón aparente, a apartar su cara—
Umm… Senpai, hay algo que quería decirte.
El pavimentado de ladrillo se acabó y el mar entró en su visión. Flotando en las olas
estaba la isla a la que se estaban dirigiendo: Enoshima. Era una isla vinculada resaltando
en la bahía de Sagami, la cual trazaba una curvatura como un arco dibujado. Al oeste,
Odawara y Hakone podían ser vistos, y si el clima era bueno, el Monte Fuji también era
visible, pero en un día como hoy con nubes en el cielo, la figura general era todo lo que
ellos podían distinguir.
—¿Será acerca de las tres acechándonos?
Desde que habían llegado a la estación Enoshima, Sakuta había tenido la sensación de
ser observado. Él había revisado detrás de ellos mientras pretendía mirar a Tomoe y miró
a Rena con otras dos amigas, Hinako y Aya.
—¿Te diste cuenta en ese entonces?
—Bueno, también estabas actuando sospechosa.
—¿L-Lo estaba?
Ellos no solo serían capaces de tomar fotos y decir que la cita fue bien. Si Rena y las
otras estaban constantemente viéndolos, no tendrían más opción que llevar a cabo su
acto de ser “más que compañeros de clase, menos que novio y novia”.
—Rena-chan dijo que estaría juzgándote…
—Ella ha estado actuando sospechosa desde ayer.
Ella no sospechaba acerca de si ellos estaban mintiendo, ella sospechaba acerca de la
sensibilidad y humanidad de Sakuta. Ella no podía creer que él haya hecho un movimiento
en Tomoe tan fácilmente después de confesarse a Mai en frente de toda la escuela un
mes antes. Ella probablemente estaba preocupándose sobre el hecho de que Tomoe
estuviera con alguien como él.
—¿No es la amistad algo increíble?
—Tengo la sensación de que no dices eso en un buen sentido.
Esa amistad haciendo la situación más compleja le hizo querer ser sarcástico.
Honestamente, saber que estaba siendo visto le hizo el bromear menos placentero.
Seguramente era el deber de un senpai mostrarles la severidad de la vida a los kouhai’s
que estaban haciendo ligero el mantener un secreto.
—Koga, cambio de planes. —dijo, tomando el brazo de Tomoe mientras ella
continuaba derecho, tomó un desvío a la derecha hacia la ruta 134, dándole la espalda a
Shichirigahama y cruzando un puente hacia el Río Sakai.
—¿A dónde vamos? —preguntó Tomoe confundida por las acciones de Sakuta.
—Por ahí.
Su destino fue visible tan pronto como llegaron a la otra orilla, una construcción
rectangular mirando hacia el mar… El acuario.
Después de comprar dos tiquetes y entrar al acuario, Sakuta y Tomoe fueron saludados
por creaturas del mar de varios tamaños de la local Bahía Sagami. Ellos revolotearon
alrededor de un gran tanque el cual era lo suficientemente alto que alcanzaba el piso
inferior. Había tiburones con la cabeza en forma de triángulo, bremas que se miraban
sabrosas y refinadas tortugas de mar6
. Dos rayas nadaban la una junto a la otra,
mostrando sus estómagos similares a rostros a los espectadores. Miles de sardinas se
formadas en grupos nadaron en un círculo justo en medio del tanque.
Niños pequeños presionaron sus caras contra el cristal, mirando a las creaturas de mar
viviendo sus vidas. Tomoe había encontrado un hueco para ella también, obteniendo un
puesto especial mientras un gran tiburón repentinamente nadó pasando por delante de
su rostro.
Ella dejó salir un lindo grito y cayó de espaldas, su preciado trasero apoyado en los pies
de Sakuta. Con Rena y las otras mirando, Sakuta actuó como un novio y sostuvo su mano,
ayudándola a levantarse.
Él había pensado que el costo de la entrada significaría que ellos no serían seguidos,
pero se había equivocado. Sin embargo, era más fácil controlar sus movimientos ahí
dentro que afuera, y planeaba lanzar un contraataque cuando viera la oportunidad.
Sakuta no era el tipo de persona que se dejaba convertir en una exhibición.
Más allá de los vívidos peces viviendo en las cálidas aguas, había extrañas creaturas que
vivían en lo profundo del mar. El área de las medusas era más oscura que el resto del
acuario y se sentía como un planetario. Un montón de parejas parando para tomar fotos
llamó su atención.
Las medusas se movían lánguidamente a través del agua.
—Son lindas —dijo Tomoe, también sacando su celular para tomarles fotos.
«Hay algunas que se ven como bocadillos», pensó Sakuta.
—Esa parece un macarrón —Tomoe intervino, aparentemente pensando lo mismo—.
Senpai, toma una foto.
Sakuta tomó el celular y colocó a Tomoe y las medusas en el marco.
—No así. —lo corrigió mirando a la pareja que estaba hombro a hombro junto a un
tanque vecino. El novio estaba sosteniendo el teléfono con una mano estirada, tomando
una foto de los dos.
Accediendo a sus deseos, Sakuta se aproximó a Tomoe, ligeramente rozándola y haciéndola saltar. Una mirada a su cara revelaba su nerviosismo.
A pesar de todo, Sakuta presionó el obturador sin consideración alguna.
Ellos miraron la foto y, como él pensaba, la expresión de Tomoe era rígida.
—Senpai, tienes los ojos muertos.
—Son los mismos de siempre.
—Siempre estás muriendo, entonces. —se rio Tomoe, con sus nervios aparentemente
bajo control..
Continuaron por la ruta a través del edificio y se dieron cuenta de un gran grupo de
personas reuniéndose en un área. Estaban reunidos alrededor de un tanque que contenía
una reproducción de una playa con piedras adentro y alrededor de quince pingüinos
Humboldt7
.
Parecía que un show acababa de empezar mientras un encargado ingresaba a través de
la entrada.
—¿Quieres ver? —preguntó Sakuta.
—Sí.
El encargado estaba dando una explicación concisa de las características de esta
particular especie de pingüino. Aparentemente, el patrón del estómago era distinto en
cada uno, con hermanos y padres teniendo patrones similares entre ellos. El encargado
tomó a uno de ellos y lo sacó pasándolo por encima del cristal.
Los otros pingüinos se reunieron alrededor de sus pies. Cuando él se movió a la
derecha, ellos lo siguieron con pasos tambaleantes. Y cuando se movió hacia la izquierda,
lo siguieron otra vez.
La multitud se admiró por la lindura de los pingüinos.
—Son lindos, tan lindos —dijo, sin necesidad de decir que sus ojos estaban brillando
también.
La siguiente escena encantadora fue una demostración de natación. Cuando Sakuta
empezó a preguntarse acerca de cómo harían eso, el encargado lanzó algunos peces
pequeños en el agua con un grito.
Los pingüinos saltaron simultáneamente, cortando a través del agua como una cortina
de balas. Parecía como si estuvieran volando en el agua. Así como eran incapaces de volar
en el cielo, aparentemente volaban bajo el agua.
—Ese pingüino… —empezó Tomoe.
—¿Hm?
Tomoe estaba mirando a una esquina del área rocosa donde estaba un pingüino
durmiendo mientras los otros perseguían a los peces.
—Se parece a ti.
—Mis piernas no son tan cortas, ¿no?
—Es porque él está haciendo lo suyo mientras todos están participando en el show.
—¿Entonces tú serías ese inquieto que está de segundo?
En ese caso, el líder sería Kashiba Rena. Los peces habían sido comidos por cuatro
pingüinos en específico. Aparentemente, la sociedad de los pingüinos también era
jerárquica.
—No, yo sería… ese que está siguiendo a todos desde atrás —dijo silenciosamente.
—También tiene un gran trasero.
—Estoy hablando en serio aquí —protestó, cubriendo su trasero mientras miraba hacia
él. Incluso ese acto de por sí era bastante como el de un pingüino.
—Me pregunto por qué ese pingüino no está con todos.
El pingüino en la esquina despertó de su siesta y sacudió su cabeza de lado a lado.
—Finalmente despertó, aunque el show ya acabó —dijo el encargado, resaltándolo y
haciendo reír a la audiencia.
A pesar de esto, el pingüino simplemente volvió a dormir, haciendo a los espectadores
reír aún más.
—Le parece bien que los demás se burlen de él… realmente es justo como tú. —dijo
Tomoe triunfantemente con una sonrisa.
Así, el show de los pingüinos llegó a su final con un estruendoso aplauso.
La multitud comenzó a dispersarse.
Sakuta dejó a Tomoe en el tanque de las focas y se fue hacia los baños. Sin embargo, no
fue al baño y rodeó el acuario hacia donde había visto a Rena, Hinako y Aya durante el
show.
Él tuvo que volver cerca de la entrada, así que caminó rápidamente para encontrarlas
en la sombra de un pilar en la tienda de regalos, vigilando a Tomoe mientras ella miraba a
las focas.
—¿Ven algún pez raro? —preguntó Sakuta mientras se les acercaba por detrás.
Hinako y Aya se sorprendieron y Rena se volteó para verlo con una expresión inocente
en su cara.
—¿También estás aquí, Senpai? —respondió descaradamente.
—Hombre, las colegialas tienen una vida relajada.
—Estamos ocupadas.
—No parece.
—¿Y qué tal tú? ¿Realmente deberías dejar a Tomoe por sí sola?
—¡Hey, mira!—Interrumpió Hinako, usando sus elegantes lentes otra vez, sus ojos
mirando desde detrás de ellas más allá del pilar a Tomoe.
No viendo el daño, Sakuta se les unió.
Dos hombres le estaban hablando a Tomoe. Ambos tenían cabello marrón, con cadenas
colgándoles de sus cinturas y sandalias en sus pies. Parecía que la estaban invitando a ver
el show de delfines mientras señalaban hacia afuera.
—Se ven algo aterradores—dijo Hinako. Mientras Tomoe parecía ondear una mano en
frente de su pecho en negación, uno de ellos agarró su muñeca. Hinako miró a Rena
preguntando con la mirada “¿Qué hacemos?”
Sakuta pasó por su lado y dejó la sombra, caminando hacia Tomoe.
—Eh, ¿aparto mis ojos de ti por un minuto y ya te coquetean?—preguntó, ligeramente
golpeando su coronilla antes de arrastrarla por los hombros de esos hombres.
—¿Así que conseguiste un novio?—dijo el hombre con un poco de ira en sus ojos.
—Fuiste muy lejos, Senpai—Tomoe protestó silenciosamente.
—Era un tipo grande —dijo. En realidad había ido por una razón completamente
distinta, pero eso debería ser suficiente para alejar al dúo de hombres con cabello marrón.
—En serio eres algo… Hablando sobre mierda en una cita —vino la despectiva réplica
de uno de ellos antes de que se fueran.
—¿Esos tipos eran amigos que estaban enamorados de ti? —preguntó Sakuta en voz
baja mientras veían al par alejarse.
—De ninguna forma —respondió Tomoe al mismo volumen.
—Entonces recházalos directamente.
—Lo haría, pero…
—¿Pero qué?
—Me sorprendieron cuando empezaron a hablarme de la nada.
—Considerándote, deberías haberte acostumbrado a eso rápidamente.
La vecindad estará abriendo para la temporada de playa pronto, y habrá imbéciles al
acecho.
—¿Qué quieres decir con eso?
—¿No has visto tu cara?
—La veo todos los días.
Tomoe miró a su reflejo en el cristal del tanque.
—¿Qué piensas?
—Que no es mía… —murmuró Tomoe, inclinando su cabeza.

Seishun Buta YarouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora