Sakuta y Tomoe salieron del acuario y cruzaron por el puente que iba al propio
Enoshima. El sonido del viendo y las olas los envolvió con el aire salado del mar. La marea
no era muy alta, así que se sentía como si pudieras mantenerte caminando en la orilla.
Tomoe tenía su mirada en el suelo y parecía apática, como si hubiera estado pensando
en algo desde que dejaron el acuario.
—¿Querías algún juego sumiso o algo?
—No.
—¿Se supone entonces que somos una pareja peleada?
Tomoe lentamente cerró la distancia entre ellos. Cuando ella llegó a su lado, ella puso
sus manos en la barandilla junto a ellos y dejó salir un suspiro mientras ella estaba teñida
de rojo por el sol poniente viniendo a través de espacios entre nubes.
—Te dije que vine de Fukuoka, ¿no?
—¿Presumiendo de tu ciudad natal?
—No.
—¿Qué es entonces? —preguntó Sakuta mientras se volteaba, apoyándose contra la
barandilla junto a ella.
—Yo no era así antes de la media escuela —habló mientras miraba el mar—. ¿Quieres
ver una foto?
—No realmente.
—Aquí —dijo, poniendo su celular en frente de su cara. Así, él terminaría viendo
incluso si no quería.
En la imagen, ella estaba usando un anticuado uniforme marinero y una falda pasada
de moda a la altura de las rodillas. Y por sobre todo eso, su cabello estaba atado en dos
maravillosas trenzas a cada lado de su cabeza.
—Esto es… rústico.
—Por eso es que no quería mostrártelo.
—¿No fuiste tú la que lo puso forzadamente en frente de mi cara?
—Papá fue reasignado en el trabajo así que vinimos a Tokio.
—Aunque esto es Kanagawa.
—No endulces los pequeños detalles, es Tokio.
—Bueno, como sea.
—También estaba en un grupo del fondo en la escuela.
—Hmm.
—Pensé que definitivamente sería molestada en la ciudad, que me llamarían
perdedora y no tendría amigos.
—Bueno, supongo que eso pasa.
—Así que cuando me enteré que nos mudaríamos en enero… Usé los tres meses antes
de que nos fuéramos para investigar un montón —dijo Tomoe, enrollando un dedo en su
cabello—. Empecé con el maquillaje, luego fui a una lujosa peluquería y cambié mi
peinado… Empecé a copiar revistas de moda con mi ropa, practiqué mi acento… y terminé
así.
—¿No te gusta?
—¿Eh?
—¿No te gusta cómo eres ahora mismo?
Tomoe se volvió más pensativa con la pregunta y después de un rato respondió como si
reafirmara sus propios sentimientos:
—Me gusta… Realmente.
—¿Entonces de qué te preocupas? Es demasiado deprimente.
—¡¿Q-Qué se supone que significa eso?!
—¿Estás haciendo lo típico de las adolescentes diciendo que “esta no soy la verdadera
yo”?
—S-Sí.
—Qué aburriiiiiido.
—¡Qué cruel!
—Bueno, todo está bien.
—¿Qué?
—Esta eres tú. Sin importar lo que hayas sido antes, esta eres tú ahora.
—¿Cómo puedes decir eso?—Tomoe le dio una mirada de sospecha.
—Sin importar cómo comenzó, tú pusiste todo el esfuerzo para acabar así, ¿no?
—S-Sí.
—¿Y te gusta cómo eres ahora?
—Sí.
—¿Entonces de qué hablas con “esta no soy yo”?
Ella no respondió.
—…Así que no te preocupes.
—…No me gusta.
—¿Huh?
—Se siente como si sólo jugaras conmigo.
—Oye, yo-
Justo cuando Sakuta estaba a punto de quejarse, la atención de Tomoe se desvió hacia
su celular.
—Ah, es de Rena-chan…
Ella toqueteó la pantalla, abriendo el mensaje.
—¿Qué es?
—…”Parece que les está yendo bien. Senpai sorprendentemente también parece una
buena persona”.
—Ella no necesitaba añadir el “sorprendentemente”.
—«Senpai dice que no necesitabas añadir el “sorprendentemente”» y enviado.
—No envíes eso.
—Ya lo hice… Ah, una respuesta: ella dijo “¿eh?”.
—¿Lo hizo?
Unirse a las conversaciones de colegialas solo era agotador.
—Vamos, estamos yendo a Enoshima, ¿no?
—Sí… ¡Ah, espera! —Tomoe se dio cuenta de algo y corrió hacia la playa a un lado del
puente. El sol se estaba poniendo y la playa apenas tenía personas alrededor, una de ellas
había captado su atención y, juzgando por su apariencia, era una chica que estaba
mirando hacia abajo y buscando algo. Incluso desde aquí ellos podían ver que estaba
preocupada— Esa es Yoneyama-san.
—¿La conoces?
—Ella es mi compañera de clase, Yoneyama Nana-san.
«Realmente es justo como ella el asegurarse de aprenderse su nombre completo»,
pensó Sakuta, él mismo no recordando ni de cerca ninguno de los nombres de sus
compañeros de clase.
Tomoe le dio la espalda a Enoshima y volvió al puente, dejó el camino y tambaleó
ligeramente en la playa. Ir a Enoshima solo no tendría sentido, así que Sakuta la siguió.
Mientras se acercaban a la orilla, la apariencia de Yoneyama Nana se volvió distinta.
Ella usaba lentes de borde negro y su cabello estaba atado en dos mechones colgándole
por delante de sus hombros como una estudiante de escuela media. Su falda caía a sus
rodillas y usaba un cárdigan azul marino en su mitad superior. Ella era de
aproximadamente la misma altura que Tomoe y parecía una chica reservada a primera
vista, una que encajaría precisamente en una librería.
Ella parecía estar al borde de las lágrimas y estaba yendo de un lado al otro en la arena.
—¡Yoneyama-san! —la llamó Tomoe, haciendo a Nana congelarse del miedo. Cuando
notó a Tomoe se paralizó en sorpresa de nuevo.
—¿Le hiciste algo? Es bastante asustadiza —Sakuta le murmuró a Tomoe.
—¡N-No hice nada!—respondió en el mismo volumen.
—Koga-san… Y-Y ese chico que volvió a ser deseable.
—Así que realmente es un tema entre los de primero —dijo Sakuta. Nana se cruzó con
sus ojos y mostró un miedo aun mayor que antes.
—L-Lo siento —se disculpó.
—¿Qué hay sobre ti, Senpai?, ¿qué le hiciste? —intervino Tomoe, justo en el momento
exacto.
—Nada aún.
—Tampoco le hagas nada después —dijo, dándole una mirada de advertencia—.
Yoneyama-san, ¿qué pasa?
—Eh, nada—dijo ella, encogiéndose y hablando suavemente.
Sin importar lo que dijera, ella ciertamente se miraba como si algo estuviera mal.
—¿Estás buscando algo? —Tomoe cambió la pregunta.
—S-Sí —asintió.
No parecía ser que algo había pasado entre ellas. Nana simplemente era demasiado
tímida y se sorprendió cuando Tomoe, alguien con quien no había conversado mucho en
clase, le habló. Luego está el que ella estuviera junto a Sakuta, quien tenía muchos
rumores desagradables circulando alrededor de él; eso hizo que parecieran aún más
distantes.
—También buscaré. ¿Perdiste algo?
—E-Está bien, quiero decir, eres parte del grupo de Kashiba-san.
Sakuta pensó que ese era un rechazo interesante. Pero al mismo tiempo, tenía el
sentimiento de que esas palabras mostraban cómo el poder estaba distribuido en su clase.
Había una diferencia definitiva entre Yoneyama Nana, quien parecía bastante simple, y
Tomoe y su grupo, quienes parecían irradiar moda. Él casi quería decirle a Nana sobre
cómo Tomoe se miraba incluso más simple durante la escuela media pero decidió no
hacerlo por lo que le había costado a Tomoe hacerla aceptar su esfuerzo.
—Tres pares de ojos son mejores que uno —dijo él, dirigiendo sus ojos a la arena, aun
cuando no sabía qué estaba buscando.
—¿Ves?, Senpai dijo que también ayudaría.
—B-Bien… Es un colgante para el teléfono.
—¿De qué tipo?
—Tiene una pequeña medusa; lo compré en el acuario.
—¿De qué color es?
—Es transparente, pero un poco azul, supongo.
—¿Es importante para ti?
—Sí… Lo compré a juego para una amiga en la Golden Week.
Perdiendo una parte de un par haría a cualquiera sentirse mal. Él habría preguntado
por qué simplemente no compraba uno nuevo, pero no tendría el mismo significado como
el que compró con su amiga.
—¿Estás segura de que se te cayó por aquí? —preguntó Sakuta.
—L-Lo siento, no lo sé.
—No necesitas disculparte —dijo mientras ella se asustó más cuando cruzaron miradas
de nuevo, así que solo miró hacia debajo de nuevo y ondeó su mano alrededor, un poco
deprimido de que ella estuviese tan obviamente asustada de él.
—Senpai es raro, pero no da miedo —vino el sarcástico cumplido de Tomoe. Desde el
punto de vista de Sakuta, Tomoe era bastante rara por sí misma…
—B-Bien —Nana respondió, también manteniendo cierta distancia entre ella y Tomoe.
Hubo una extraña tensión en el aire mientras buscaban por alrededor de media hora. El
sol se había puesto y se estaba volviendo difícil ver. Las cosas estaban alcanzando el límite
de un grupo de tres que realmente no se llevaba bien.
Precisamente cuando Sakuta estaba pensando que puede que tengan que rendirse,
miró un brillo a la orilla del agua.
Ahí, sobre la arena mojada, estaba un colgante en forma de medusa.
—Aquí está —gritó inconscientemente.
—¿En serio?
Tomoe y Nana vinieron corriendo.
Sakuta iba a tomarlo, pero la siguiente ola lo hizo dudar, y mientras no pudiese verlo,
sólo habría una sombra en el agua.
—Ah, Koga-san —antes de que Nana pudiera advertirle, Tomoe había introducido sus
manos en el mar. En el siguiente momento, una ola sospechosamente grande cubrió a
Tomoe completamente mientras ella se estaba inclinando hacia delante.
Tomoe dejó salir un grito de sorpresa y perdió su balance, cayendo de espaldas,
mojándose completamente.
—Oi, ¿estás bien?
En respuesta a la pregunta de Sakuta, Tomoe se volteó con una sonrisa.
—Lo tengo —dijo, sosteniendo el colgante, pareciendo no darse cuenta de que él
estaba preguntando por ella.
—¿Estás bien, Koga-san?
Ella estaba, no importa cómo la mirases, completamente empapada hasta los huesos.
Su blusa blanca pegándosele a la piel, mostrando su ropa interior y piel.
Sakuta se metió en el agua con sus zapatos y levantó a Tomoe. Ella tropezó en la arena
y se agarró de Sakuta.
—¡Woah, aléjate, estás empapada!
—¡Deberías estar alegre!
—Eso dices con el delineador diluyéndose.
—¡Wah, no me mires! —gritó Tomoe, escondiendo su cara, pero habían otros lugares
que ella debía estar escondiendo.
—Tu ropa interior también es visible, deberías esconder eso en su lugar.
—¡Ah, no tengo suficientes manos!
—Te puedo prestar una mía si quieres.
Tomoe pensó por un momento.
—¡Hey, eso obviamente no va a pasar!
Viéndolos, Nana se echó a reír.
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Seishun Buta Yarou
Teen FictionSíndrome de la pubertad: ciertas experiencias poco corrientes que se rumorea en Internet que son la causa del exceso de sensibilidad e inestabilidad durante la adolescencia. Este año, Sakuta Azusagawa, estudiante de segundo en una preparatoria cerca...