Sakuta estaba caminando a casa solo después de despedirse de Fumika en el restaurante. Ya eran casi las siete de la noche y, aunque no podía ver el sol de por sí, el cielo todavía estaba brillando bastante.
Mientras pasaba por un parque cercano, podía escuchar a las cigarras cantar desde
dentro de los árboles. Había sólo una que estaba cantando, de ese canto en sí
probablemente era una gran cigarra café. Había bastantes más al mediodía, tantas como
para hacer un gran alboroto, pero el sonido de ahora parecía algo triste.
Sakuta paró y miró al árbol, pero no pudo discernir al insecto de ahora.
—¿Aislamiento, eh? —murmuró inconscientemente. Esa era la palabra que más le
había llamado la atención de la conversación anterior. La palabra que se había metido en
su pecho. Si lo que dijo Fumika era cierto, entonces Rio estaría siendo atormentada por
ese aislamiento— Ella realmente no tiene una personalidad que encaje con ninguno de los
grupos de la clase.
La naturaleza argumentativa de Rio definitivamente destrozaría esas comunidades que
requieren de empatía y simpatía. Rio probablemente también sabía eso, y podría ser por
eso que ella siempre se distancia de sus compañeros de clase.
Ella sólo hablaba con Sakuta y Yuuma, quizás eso no era suficiente. O tal vez también
era aislada fuera de la escuela.
—Me pregunto cómo son las cosas en su casa —se preguntó a sí mismo, rindiéndose en
buscar la cigarra y retornando el camino a casa otra vez.
Sakuta nunca había visitado su casa y no sabía en qué tipo de casa vivía: si era una casa
separada, un piso, o algo más. Ni siquiera sabía lo que hacían sus padres para vivir. Todo lo
que sabía era que ella vivía una estación más allá de la línea Odakyu Enoden de la Estación
Fujisawa, en Hongukenuma. Era un poco tarde, pero Sakuta no se dio cuenta hasta ahora
de lo poco que sabía de la información personal de Rio. Ella no solía hablar de sí misma si
no se le preguntaba y sólo respondía las preguntas con lo que era realmente necesario, así
que había pocas oportunidades para aprender sobre ella en conversaciones descarriladas.
—Bueno, a final sólo puedo preguntarle —dijo. Después de todo, no puedes cambiar
una situación con solo ver desde lejos, así que sólo necesitaba involucrarse incluso eso
hiciese que ella pensase que él era irritante.
Esos fueron los pensamientos que ocuparon la mente de Sakuta mientras bostezaba
hacia el cielo.
—¡Ya llegué! —dijo mientras abría la puerta.
Pero no había respuesta. Normalmente, Kaede vendría haciendo un alboroto para
recibirlo, pero incluso si miraba hacia la sala, no había señal de ella.
—Tal vez están dormidos —dijo mientras se sacó sus zapatos y entró a lavarse las
manos para luego ir a la sala.
Como había pensado, Kaede estaba acostada en frente del televisor durmiendo con los
dos gatos.
—Bienvenido. —llegó una voz desde la cocina, haciendo que Sakuta volteara la mirada
confundido en esa dirección Rio estaba parada ahí con la llama debajo de un sartén, revolviendo el contenido para
evitar que se queme.
—Futaba, ¿qué estás haciendo?
—Haciendo curry —respondió.
—¿Vestida así? —preguntó a su vez, apuntando a la bata de laboratorio que ella estaba
usando.
—El curry puede salpicarse —se defendió.
—¿Acaso se puede comer eso?
Su apariencia era como una bruja científica. Una bruja inexpresiva y lógica; y parecía
que ella podría haber añadido algunos químicos dudosos.
—Seguí la receta al pie de la letra, así que está bien.
Ahora que se fijaba, Sakuta podía ver un libro de recetas abierto junto al sartén que
había comprado para aprender como cocinar cuando recién empezaron a vivir por sí
mismos. Apenas lo había abierto recientemente, así que incluso olvidó dónde estaba.
—Oh, sí. ¿Dónde está Mai-san? —preguntó. Kaede todavía estaba durmiendo en el piso
en frente del televisor, pero Mai no estaba a la vista.
—Ella está leyendo un guión en tu cuarto. También dijo que la fueras a ver tan pronto
como volvieras.
—Entonces me cambiaré mientras estoy en eso —Sakuta no se podía calmar si estaba
en uniforme dentro de casa, era incómodo—. Soy uno de los que se cambian justo cuando
llegan a casa.
—No quería saberlo —respondió Rio sin apartar sus ojos del curry.
Sakuta se movió a su puerta y tocó, sólo por si acaso.
—Mai-san, ¿puedo entrar? —preguntó.
No hubo respuesta. Había hecho los procedimientos correctos, así que si ella se estaba
cambiando cuando entrara, no se enojaría. Mientras esperaba por una feliz coincidencia a
través de esas líneas, Sakuta abrió la puerta.
Inmediatamente la vio. Estaba acostada en la cama, sus piernas separadas por
aproximadamente el ancho de un hombro mientras sus ojos revisaban el guion que tenía
en las manos.
Ella estaba usando un top con capucha y unos pantalones que le llegaban por encima
de las rodillas. Sus pantorrillas, usualmente escondidas por medias negras, eran visibles.
Su expresión era rígida y su penetrante concentración se mezclaba en el aire de la
habitación, dándole una atmósfera tensa. Realmente se sentía como si él no debiese
distraerla.
Por ahora, entró en silencio y cerró la puerta cuidadosamente antes de arrodillarse en
la esquina de su habitación y esperar, naturalmente sentándose en respeto a la tensión
que ella estaba creando.
La constante subida y bajada del pecho de Mai mostró que estaba respirando y los
parpadeos repetitivos dejaban claro que ella no iba a dormirse. Sakuta decidió matar algo
de tiempo así no sería una molestia. Miró alrededor de su habitación y se dio cuenta que
estaba perfectamente ordenada. Ella realmente la había limpiado por él, e incluso la
revista de hace tres meses que simplemente había arrojado al suelo estaba puesta
pulcramente en el escritorio.
Sin nada más que hacer, estiró su mano para tomarla. Como Mai había dicho en el
teléfono, había un grupo idol adornando la portada, chicas de quince o dieciséis años con
caras sonrientes. Mirando más de cerca su vestuario, podía sentir el borde de algo como
una banda de rock. Mezclado con su naturaleza como un grupo de idols, terminó siendo
como un traje de Halloween bien hecho; mirándose lindo y con estilo.
Abriendo la revista, las primeras páginas eran fotos de las chicas con auto-
presentaciones de cada una de ellas. Aparentemente, se llamaban “Sweet-Bullet” y se las
introducía con “¡¿Será este año su oportunidad?!” en letras grandes y brillantes.
Repentinamente, sus ojos miraron uno de los perfiles, bajo el titular de “Cosa Favorita”,
debajo de “Altura” y “Ciudad Natal”, estaba “Sakurajima Mai”.
Su nombre era Tokohama Nodoka, de dieciséis años de edad. A pesar de que todas las
otras chicas tenían el pelo negro, ella resaltaba con pelo rubio. «¿Normalmente no dirías
algo como “fresas” para eso?» se preguntó Sakuta. Las otras seis habían escrito cosas al
estilo.
Sakuta terminó, inesperadamente, leyendo sus perfiles de cerca y luego cerró la revista
para devolverla al escritorio.
Revisando de nuevo a Mai vio sus lindos labios moviéndose, tal vez ella estaba leyendo
de acuerdo a las líneas, pensó.
—¿Mai-san…? —llamó silenciosamente, cansado de esperar.
Mai no reaccionó en absoluto.
—¿Eso significa que puedo hacer cualquier juego sexual que yo quiera?
—Puedo escucharte —ella dijo, finalmente apartando la vista del guion a Sakuta.
—¿Te interrumpí?
—Si no hubiese querido ser interrumpida, no habría leído el guion aquí. Bienvenido.
—Es bueno verte otra vez.
Mai cerró el guion y se sentó en el borde de la cama. Sakuta fue a sentarse junto a ella.
—Siéntate en el piso —dijo, como si apuntara a una casa de perro.
Sakuta se sentó a regañadientes en el suelo.
—¿Tu mánager vino?
Si Mai quería algo con él, eso era lo que venía a la mente, así que Sakuta comenzó la
conversación.
—Sí, pero ya se fue.
—¿Hablaron?
—Lo hicimos, esa es la razón por la que vino.
Bueno, por supuesto. Juzgando a partir de su ligero disgusto, Sakuta podía más o
menos imaginar cómo había sido.
—¿Qué dijo?
—No dijo que rompiéramos, sino que no deberíamos vernos por un tiempo.
Eso era más o menos de esperarse.
—¿Puedo preguntar por sus razones?
—Recién volví a trabajar y ella quiere evitar un escándalo. Sólo se nos dio un contrato
en aviso, así que necesitamos ser conscientes acerca de los patrocinadores. Si saliera a la
luz que tengo un novio, la imagen de la compañía podría ser arruinada por mi culpa.
—Las acciones de un vendedor de bebidas deportivas caerán porque tienes un novio…
Eso es sorprendente.
Aunque tenía el sentimiento de que no afectaría mucho a la bebida…
—Puedo entender si el salir con una idol atractiva le traiga problemas con sus fans, o si
tuviese una aventura con un actor famoso, pero… Si es sólo salir con mi kouhai de la
escuela, especialmente uno tan plano como tú me da una mala imagen, luego el mundo
está más allá de la salvación.
—Bueno, estoy de acuerdo con eso.
—Ryouko-san parece estar bajo la impresión de que soy una de esas idols a las que le
puede prohibir el tener citas.
Miró a la revista en el escritorio de Sakuta que él estaba leyendo antes.
—¿Ryouko-san es tu mánager?
—Sí, Hanawa Ryouko-san. Odia su apellido desde que le dio el apodo de “Holstein”
cuando era niña.
Hanawa se pronunciaba igual que la palabra para un sonido que se produce de la nariz,
y desde entonces ellos lo relacionaron con las vacas Holstein. Sakuta estaba seguro de que
el que le puso el apodo era algún adolescente imbécil, pero podía apreciar el sentido del
apodo.
—Así como sabes, Ryouko-san es esbelta —le dijo Mai.
—¿Aunque no haya dicho algo así? —dijo Sakuta, ocultando el hecho de que el apodo
le hacía imaginarse a alguien con grandes pechos.
—También dijo que odia el sarcasmo detrás de eso.
—¿Cuánto…?
La expresión de Mai repentinamente ganó algo de desprecio mientras miraba hacia él.
—Estaba preguntando sobre cuánto tiempo ha estado alrededor —Sakuta defendió,
por supuesto que él no preguntaría sobre cuán grande eran sus sujetadores.
—Ha estado en la compañía por tres años y tiene veinticinco.
—¿Así que estás de acuerdo con las demandas de Hanawa-san de veinticinco años?
—No es algo que pueda decidir por mí misma, así que lo pospuse.
—¿Quieres decir que es nuestra decisión?
—Exacto, es un problema para ambos, ¿no?
Eso sonaba bien, “un problema para ambos”. Aunque con eso dicho, sólo había una
respuesta.
Era porque Mai sabía que estaba de mal humor.
—Supongo que tendremos que hacerlo por un tiempo, ¿no? —preguntó él.
Esa era la única opción real así que Sakuta decidió decir eso para terminar la
conversación.
—¿Qué quieres decir por ese “tendremos que”? —preguntó Mai, su expresión
desvaneciéndose y su voz volviéndose inaudible.
Mai se había enojado con su mánager antes pero ahora Sakuta sentía un nudo en la
garganta.
Estaba callada pero también abiertamente enojada.
—¿Eh? ¿Por qué estás enojada? ¿Hice algo para hacerte enfadar?
Sakuta pensó que si se lo tomaba completamente en serio terminaría en una gran
pelea, así que exageró su miedo.
Cuando lo hizo, la actitud de Mai hacia él cambió a propósito.
—No corras —le dijo. Daba miedo, pero al mismo tiempo no; su furia se había
transformado en algo más juguetón.
—Es una retirada estratégica —insistió él.
—En verdad eres un sinvergüenza.
—No deberías pelear batallas que no puedes ganar.
—Mentiroso, peleas cuando tienes que hacerlo.
—Eso en realidad me hace sonar bastante genial.
—No digas eso sobre ti mismo —lo regañó, enrollando su guion y golpeándolo en la
cabeza.
—Ow. Si empiezo a disfrutar de este tipo de cosas, espero que te hagas responsable. —
Mai sólo lo miró.
—Lo siento, eso era una broma —se corrigió a sí mismo.
—¿Estás bien con no ser capaz de verme por un tiempo?
—Si piensas sobre eso, apenas hemos sido capaces de vernos el uno al otro
recientemente de todas formas.
—Me impresiona que puedas decir eso en esta situación —le dijo, mirándolo con ojos
fruncidos. Lo asustó, así que decidió volver al tema principal.
—En realidad no quiero —admitió—, pero… Bueno, tu mánager tiene razón. Apenas
volviste a trabajar otra vez, así que deberías contenerte por un tiempo y dejar que tu
popularidad vuelva, ¿no?
—Eso es irritantemente lógico —dijo, pero parecía el haber querido esa respuesta.
Probablemente sabía que terminaría así desde el principio, pero aun así escogió dejarse
llevar por la corriente y traer el tema como algo que ambos tenían que decidir.
Tan pronto como la conversación terminó, la puerta se abrió lentamente y Kaede se
asomó por la abertura, habiendo despertado de su siesta.
—Onii-chan, bienvenido. ¿Ya acabaste de hablar con Mai-san?
—Ya acabé —respondió.
—Entonces Rio-san dijo que es hora del curry.
—¿No la hora de cenar? —preguntó.
—Ah, huele bien. —dijo Mai. Y tenía razón, el aroma a especias llenaba el cuarto.
El curry estaba bien cocinado y resultó bueno.
—Futaba, algún día serás una buena esposa. —le dijo Sakuta.
—Cualquiera puede hacer el curry así. —dijo sin una gota de vergüenza.
—Aunque la forma en que cocinas hace que parezca un experimento.
Las cucharas de medida y escalas, a menudo dejadas sin usar por Sakuta, estaban en la
superficie de trabajo. Era fácil de imaginarse que ella había tratado a los ingredientes
como si fueran los reactivos de un experimento y midió las especias al miligramo.
Aunque no lo había visto, estaba seguro de que tenía razón. Acostumbrada a la bata de
laboratorio en lugar de un delantal, hacía que el curry supiese vagamente a químico.
Una vez los cuatro terminaron de comer, Sakuta salió con Mai para llevarla a casa.
Bajaron en el ascensor hacia la planta baja y salieron del edificio.
El cielo que se veía sobre ellos era, por supuesto, oscuro con el tiempo siendo cerca de
las ocho y media. Incluso así, el cielo casi sin nubes parecía de un profundo azul.
Mai vivía en el camino, así que ni siquiera les tomó cinco minutos para llegar. Ambos
pararon un poco antes de las puertas de cerrado automático.
—Buenas noches, Mai-san.
—Sí, buenas noches, Sakuta.
—Nos vemos —dijo, alzando su mano ligeramente antes de voltearse.
—Ah, espera… —dijo Mai silenciosamente.
—¿Querías un abrazo de despedida? —preguntó, sólo para obtener silencio como
respuesta— ¿Eh? ¿Estaba en lo cierto?
—No… pero también sí. —dijo Mai, mirando alrededor cuidadosamente.
—¿Mai-san?
—No seremos capaces de vernos por un tiempo.
—No lo seremos. —respondió, sin ser capaz de decir sí a eso. Pero Mai se había
decidido.
Tal vez no hasta que el segundo periodo comience.
—Entonces, iré a encontrar escondites en la escuela.
—¿Y estás bien ahora?
—¿Eh?
—¿Estás bien al salir así? —preguntó ella, tentándolo con su mirada hacia arriba,
manteniendo sus ojos en él incluso mientras dirigía su cabeza hacia abajo en vergüenza.
—Umm. —dijo Sakuta, también mirando a otro lado. Mirando disimuladamente el
camino a la estación y el área de alrededor.
—No hay ningún peatón. —se le adelantó Mai, haciendo que su espalda sintiese
escalofríos.
—Tampoco hay autos parando alrededor.
Si ellos no tenían que preocuparse sobre los peatones, entonces tampoco debería
haber ningún paparazzi alrededor.
Él no podía retractarse después de haber dicho tanto, por supuesto que no podría.
Sakuta gentilmente colocó sus manos en los hombros de Mai. Sus miradas se
mantuvieron por bastante tiempo y Sakuta movió su cara hacia la de Mai. Sus ojos se
cerraron en una acción probablemente inconsciente. Mai se inclinó hacia adelante
ligeramente, escondiendo su cabeza. Mirando a su cara, Sakuta tomó sus labios.
—Ngh… —Salió el sonido ligeramente erótico de la nariz de Mai, su cálida respiración
rozando ligeramente su mejilla. El cosquilleo resultante era extraño. Tan concentrado
como estaba en sus labios, Sakuta se olvidó de respirar y se apartó de Mai tan pronto
como empezó a sentir la falta de oxígeno.Mai miró a Sakuta como si nada hubiese pasado, pero ella no podía esconder la
vergüenza en sus mejillas.
—¿N-No tienes nada que decir? —ella preguntó después de un tiempo.
—Gracias por el festín.
—Idiota. —dijo como si estuviera intentando esconder su vergüenza.
—Entonces, quiero segundos.
—En verdad eres un idiota —dijo de nuevo, esta vez en serio, su vergüenza tornándose
en cansancio, qué desperdicio—. Continuaremos esto después.
—Eh… Pero el fuego está quemando ahora, no puedes pedirme que lo contenga.
—No eres un mono en celo, así que enfréntalo.
—Tú eres la que me hizo un mono en celo.
—No necesito un novio mono.
—Solo estaba respondiendo a tu súplica.
—N-No estaba suplicando en absoluto.
—¿Nooo?
—No.
—Aunque fuiste realmente linda entonces.
—No puedes decir eso —protestó Mai—. Te dejarás llevar.
Sakuta sólo miró en sus ojos.
—Tampoco me mires como si fuera un pez muerto.
—Se suponía que iba a ser como un cachorro abandonado.
—Tu talento para actuar está en cero… En realidad, es más como si estuviera en
números negativos —dijo con severidad—. Entonces, buenas noches.
Sakuta intentó de resistir sin palabras.
—Sakuta, dije buenas noches. —repitió como uno lo haría con un niño pequeño que se
porta mal.
—Buenas noches. —respondió Sakuta sin ánimo.
—Te llamaré.
—Uwaah, lo estaré esperando.
—Hahh… —Mai soltó un suspiro exagerado. Un profundo, muy profundo suspiro—
Sólo tienes permitido ser egoísta por hoy, ¿está bien?
Después de decir eso rápidamente, Mai dio un paso al frente y se estiró, dándole un
gentil beso a los labios de Sakuta; un corto beso con un fugaz contacto.
—Esto no pasará la próxima vez. —ella le advirtió.
—¡¿Eh?! ¿Ese es el sistema?
—Así es. —Mai sonrió felizmente al jugar con Sakuta antes de dar vueltas e ir adentro,
desapareciendo de su vista.
—Maldición, estoy demasiado herido ahora, ¿qué debería hacer…?
Sin embargo, Sakuta simplemente no podía desperdiciar el resto del día en su emoción,
todavía tenía cosas que hacer hoy. Tenía que ir a casa y tener una conversación
importante con Rio.
—Me pregunto si puedo dejar a Futaba hasta mañana… —decidiendo que
probablemente no podía, Sakuta volvió en sus pasos a casa.
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Seishun Buta Yarou
Teen FictionSíndrome de la pubertad: ciertas experiencias poco corrientes que se rumorea en Internet que son la causa del exceso de sensibilidad e inestabilidad durante la adolescencia. Este año, Sakuta Azusagawa, estudiante de segundo en una preparatoria cerca...