Cuando Sakuta se separó de Rio, su turno se acercaba y se dirigió al restaurante
familiar en el que trabajaba.
—Buenas tardes… —saludó al gerente, que estaba parado en la caja, antes de mirar el
área. A esta hora de la tarde, había pocos clientes, en su mayoría solo grupos de madres
que tomaban té, estudiantes que se preparaban para los exámenes y asalariados que
trabajaban en computadoras portátiles, todos juntos formaban una atmósfera bastante
pacífica.
Sakuta no entró bruscamente cuando ingresó en el área de descanso, tuvo que
registrarse y cambiarse después de todo.
Kunimi Yuuma, uno de los pocos amigos de Sakuta, estaba sentado en una silla en la
sala de descanso, ya había llegado y se había terminado de cambiar.
—Yo. —llamó, levantando una mano mientras Sakuta entraba.
—¿Te pones aún más bronceado? —preguntó Sakuta. Se habían encontrado por última vez hace tres días en un turno compartido, Yuuma ya se había bronceado, pero su piel se había vuelto más oscura.
—¿Estoy? Bueno, fui a la playa hace un par de días.
—¿Con tu novia?
—¿Sí?
—Ugh, qué molesto.
—¿Qué pasa con eso? También tienes una novia ridículamente sexy, ¿no?
—Y está tan ocupada que no la he visto en toda la semana.
—La vi en la tele ayer.
—No te preocupes, la veo en la televisión todos los días también.
No sabía cuántos contratos ella ya había logrado obtener, pero a menudo aparecía en
anuncios de refrescos y dulces nuevos. También estaba en carteles para cosméticos y
champús que hacían el mejor uso de su belleza.
—Bueno, mis condolencias entonces… —Yuuma sonrió burlonamente a Sakuta
mientras venía de los casilleros.
Justo cuando Sakuta estaba a punto de comenzar a quejarse…
—Buenas tardes… —vino una voz familiar desde el pasillo exterior. El sonido de los
pasos, sin embargo, no eran muy familiares a medida que se acercaban, con ruidos
refinados.
Después de un segundo, Koga Tomoe entró en la sala de descanso. El área escuálida
para los dos chicos de repente se volvió mucho más lujosa. Tomoe llevaba un yukata
brillante, zori atada a sus pies con lindas correas y una bolsa con dibujos de peces de
colores colgando de su mano.
—Ack, ¡senpai! —Tomoe exclamó con disgusto al ver a Sakuta.
—¿Viniste a presumir tu lindo yukata? —Sakuta preguntó. No estaba en la lista de
turnos para esta semana, por lo que no debería estar aquí por trabajo.
—Simplemente no había hecho mis planes para la próxima semana, así que vine a
hacerlos… —dijo, tomando el horario en blanco de la estantería de plástico sobre la mesa
antes de abrirlo. Se sentó cuidadosamente en un taburete, teniendo cuidado de no
arruinar su yukata antes de informar sus planes para las próximas dos semanas. Ellos
informaban sus planes de esta forma en la agenda, y con ello el gerente podía seleccionar
los turnos. Eso se podía hacer desde el teléfono o en similares, así que Sakuta estaba
realmente agradecido por un método análogo como ese.
—Koga-san, te ves linda en tu yukata… —dijo Yuuma naturalmente en lugar de Sakuta,
quien no había dicho nada.
—¿Eh? G-Gracias… —Tomoe se enrojeció y se asustó un poco, mirando a Sakuta.
—El yukata te queda bien… —le halagó.
—Eso es acoso, senpai… —Tomoe hizo un puchero a pesar de que en realidad la había
elogiado.
—¿Qué se supone que significa eso…?
¿Había aceptado el elogio de Yuuma tan fácilmente pero no el suyo?
—Estabas mirando fijamente mi pecho.
Se cubrió el pecho con la mano sosteniendo su bolsa.
—Qué grosera, también tomé en cuenta el balance de tus caderas y tu trasero.
—¡No es necesario! De todos modos, no tengo grandes pechos en el que pueda apoyar
el obi, ¡solo estoy enojada!
Solo estaba de mal humor por algo.
Yuuma no pudo evitar reírse mientras los observaba.
—¿Cuándo fue que ustedes dos se volvieron tan cercanos? —preguntó.
—¡N-No somos cercanos! —Tomoe respondió de mal humor.
—¿Sucedió algo? —Yuuma le preguntó a Sakuta con una mirada de soslayo.
—La hice adulta.
—¡S-Senpai! ¿¡Q-Qué ‘tas diciendo!?
—Ya veo, ya eres una adulta, Koga-san… —Yuuma agregó con una risa.
—Incluso tú, Kunimi-senpai… —lo miró sintiendo la traición— Tengo planes, así que me
voy. Disculpe, Kunimi-senpai.
Tomoe hizo una reverencia adecuada mientras resoplaba y se iba.
—Koga… —Sakuta llamó a su espalda.
—¿Hm? ¿Qué? —preguntó, deteniéndose a escucharlo.
—Las chicas en yukata deben estar atentas a su alrededor.
—Senpai, eso es espeluznante, detenerme para decir eso… —dijo Tomoe, arrugando su
cara con disgusto.
—Eso fue solo una broma.
—¿Entonces qué?
—No puedo ver ninguna línea de bragas, así que me pregunté si ibas sin ropa interior.
—¡Solo llevo unos que no se notan!
—¿Así que una tanga? Justo como tú.
—¡N-No me pondría esos! Oye, ¡no te los imagines!
Tomoe puso ambas manos detrás de su espalda y se cubrió.
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Seishun Buta Yarou
Teen FictionSíndrome de la pubertad: ciertas experiencias poco corrientes que se rumorea en Internet que son la causa del exceso de sensibilidad e inestabilidad durante la adolescencia. Este año, Sakuta Azusagawa, estudiante de segundo en una preparatoria cerca...