Capitulo 8

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Tan pronto como se puso  su camisa, diez minutos después, encontró a Camila apoyada contra la pared junto a la puerta, mirándose las uñas y con el rostro un poco sonrojado, probablemente culpándose a sí misma por lo que habían hecho antes. 

Y así fue. 

Camila todavía no podía creer que estuviera deseando ver a Benjamin sin una toalla. Ella solo podría haberse asustado de una vez por todas.

- ¿Esta todo bien? - Tuvo que preguntar, ya que Bordonaba no lo miró.

-Sí -respondió ella en voz baja, pero finalmente lo miró y él pudo verla estremecerse, momentáneamente. - Entonces, ¿por qué me llamaste aquí?

Ah sí, la verdadera razón para llamarla allí, antes de distraerse con los momentos en el vestuario. Lo había pensado bien, y aunque no se sentía confiado en ayudarla, como estaba pactado, la ayudaría y luego cobraría su favor y sacaría su cabeza de la horca, ese era el plan inicial y se cumpliría, al menos, lo esperaba.

- Vienes. - Tomó la mano de la chica y la llevó a la oficina del entrenador, donde tenía lo que necesitaba.

Y sus ojos se posaron en sus manos entrelazadas por segunda vez, y por mucho que estuviera sorprendida por el contacto, esta vez quería que durara un poco más que la anterior, por mucho que no supiera por qué. 

Se dejó arrastrar por Benjamin, quien le soltó la mano en cuanto se detuvieron frente a la puerta con el cartel escrito Entrenador, donde se inclinó sobre el felpudo y tomó una llave escondida allí.

Todos sabían donde el entrenador escondía la llave, era demasiado obvio, sonrió y abrió la puerta, empujando a Camila a la oficina con una mesa y una silla giratoria, en un estante lateral con varios trofeos y detrás de la silla una pizarra, que Benjamin agarró después de cerrar las persianas.

Sintió que Benjamin la sentaba en la pequeña tapicería allí y lo miró con una ceja levantada, porque ella no entendía nada de lo que estaba pasando.

- Dije que te iba a ayudar así que hoy comienza tu intensivo de: “5 tips para conquistar a tu crush”. - Camila quería reír cuando él escribió las palabras en la pizarra y comenzó a dibujar los temas. - El primer consejo, que ibas a ser notada por él, ya se completó con éxito, ahora vayamos al segundo paso.

Solo asintió mientras se mordía el labio inferior, conteniendo la necesidad de reírse de Rojas, que ahora usaba las gafas del entrenador, que estaban sobre la mesa.

- Ahora vayamos al segundo consejo, que es más complicado que el primero, ya que tendrás que “Acércate a él” - ella hasta que fue estudiante aplicada.

- ¿Y cómo voy a hacer eso?- él sintió que la desesperación comenzaba a aparecer en la voz de Bordonaba, pero trató de calmarla.

- Relájate, dije que te ayudaré y lo haré. - Respiró hondo y se rascó la nuca mientras pensaba en lo que podía hacer ella para acercarse a Dario en ese momento, fue entonces cuando surgió algo y chasqueó los dedos. - Ya sé cómo vas a hacer esto, vas a empezar a aparecer en los mismos lugares que él, encuentros casuales y accidentales, como alguien que no quiere nada.

- ¿Y si no funciona? - preguntó Camila con miedo, no era muy buena con las cosas casuales y accidentales, bueno, a menos que fuera la causa de los accidentes.

- Por supuesto que lo harás bien - certificó Benjamin tocando los hombros de ella mientras se inclinaba para enfrentarla mientras sonreía, necesitaba animarla. - Confía en ti, enana.

Camila sonrió, sintiendo que podía hacer eso, solo confiar.

********

- Y tú, Benjamin, ¿ni siquiera estás enamorado? - preguntó Camila cuando salían por las puertas del colegio.

Esa pregunta hizo que Benjamin se detuviera y se enfrentara a sus propios miedos, ¿estaba enamorado? 

¿Le gustaba alguien así hasta el punto de que realmente quería conquistar a esa persona? 

Su mirada se posó instantáneamente en Camila, quien lo estaba mirando, esperando una respuesta y parecía estar esperando con ansias.

- No lo sé ... - habló con vacilación al ver a Bordonaba dar un paso hacia él mientras sonreía, ella tenía curiosidad y no lo ocultaba. - Quizás.

- ¿Quién es ella? ¿Yo la conozco? - ¿Por qué quería saber tanto sobre eso? - ¿Ella es de la escuela?

- No y aunque lo fuera, ¡no te diría quién es! - Contraatacó rodando los ojos y mirando hacia otro lado, porque ahora su cabeza viajaba con la pregunta de Bordonaba.

- Ah, vamos Benjamin, podría ayudarte. - Camila habló siguiendo a Benjamin, quien ya había vuelto a caminar sin mencionar el tema. - ¿Cuál es el nombre de ella? ¿Cómo es ella? ¿La conozco?

- No, no la conoces. - Habló viendo que la chica no se iba a rendir cuando la vio detenerse frente a él, impidiéndole el paso. - E incluso si lo hicieras, ¿de verdad crees que podrías ayudarme? ¿Vos?

La cara sonriente dio paso a un ceño fruncido. 

Benjamin se había de boca, diciendo eso, porque sabía que era difícil para Camila, especialmente porque ella no tenía la confianza necesaria e incluso la autoestima que Luisana y él tenían cuando se trataba del sexo opuesto.

- Eres un idiota, Rojas.

¡Maldita sea, eres un idiota, Benjamin! Su conciencia gritó mientras suspiró y vio a Bordonaba salir de allí pisando fuerte mientras lo insultaba en voz baja, o no tan baja, cuando se encontró a sí mismo, ya estaba detrás de la chica en pasos largos, muy rápido.

- Lo siento Camila, soy un imbécil por decir esas tonterías. - Se detuvo frente a la chica y trató de detenerla sin tocarla.

Sí, Benjamin eres un imbécil tremendo y ella se había sentido herida por la forma en que lo habia dicho. 

A diferencia de Rojas, ella no se sentía segura en encarar a otra persona, por eso, aceptarlo todo, ya era un gran paso para ella.

- ¿Qué puedo hacer para que me perdones? - preguntó cuando Bordonaba simplemente se cruzó de brazos y desvió la mirada, ignorándolo.

Ya lo habia perdonado a Benjamin cuando me lo pidió por primera vez, pero como Luisana le dijo una vez que obtuviera algo de un hombre, finge que no lo perdono, entonces le quitas todo, o casi todo. Sus ojos se posaron en la hamburguesería de allí y sonrió, le haría sufrir, en el bolsillo, claro.

- Te perdono si pagas mi almuerzo. - Habló señalando el lugar, haciendo que Benjamin volteaba la cara hacia donde le indicaba.

- ¿En serio? - Cuestionado solo para estar seguro.

- ¿Quieres ser perdonado o no, Rojas? - Y ella desafió.

Benjamin quiso reírse, pero no lo hizo, solo tomó la mano de ella y la llevó al lugar que tanto deseaba, si quería comer, él la iba a alimentar.

Sus ojos se posaron en las manos que sostenían y dejó que la sonrisa escapara un poco más. 

Disfrutaba agarrarle la mano, aunque no sabía por qué le gustaba tanto el toque de su piel.





Continuará.....

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