Capitulo 7

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- ¿Me estás ignorando? - Eso fue lo primero que salió de los labios de Camila cuando se sentó frente a él en la cafetería esa mañana.

- ¡Buenos días a ti también, enana! - respondió tomando un bocado del bocadillo en su plato.

Por supuesto sabía que una hora tendría que enfrentarse a Bordonaba, pero esperaba que eso pasara más tarde, al final de las clases, no que ella se sentara a la mesa en medio de la cafetería, donde él era el único ocupante, sobre todo cuando ella evitado siempre que podía.

- Te hice una pregunta, Benjamin. - estaba molesta.

- No, Camila, no te estoy ignorando. - respondió rodando los ojos, Camila tenía el don de tomarlo en serio.

- Entonces, ¿por qué no respondes a mis mensajes? O mejor dicho, ¿por qué ni siquiera me miras? - acusó Camila decidio finalmente enfrentarlo.

Pero, ¿qué diablos estaba pasando allí? Esa era la pregunta alrededor de la cabeza de Camila que ni siquiera podía entender la razón para interrogar a Benjamin así, no podía soportarlo. 

Entonces, ¿por qué era tan difícil no recibir las molestias diarias de Rojas e incluso las miradas burlonas? Ella no sabía.

Lo único que sabía era que no le gustaba que Benjamin la ignorara, especialmente cuando le ofreció ayuda. 

Esa era la única razón, o eso era lo que estaba tratando de convencerse a sí misma, de que no le gustaba que él la ignorara cuando le ofrecía su ayuda.

- Yo solo ... he estado ocupado. - Benjamin se sorprendió por el interrogatorio de ella, confesó que últimamente no le interesaba hasta que la vio sonreír a Dario lo estaba molestando.

Sin embargo, nunca pensó en su vida que la enana haría lo que estaba haciendo. 

Sus ojos tenían curiosidad por la chica que ahora tenía las mejillas rosadas mirando a cualquier parte menos a él mientras se mordía el labio inferior.

- Pensé que me ibas a ayudar.

Fueron las palabras que le hicieron perder todo el apetito. 

Maldita sea, no sabía si de verdad quería seguir con eso, a pesar de haber hablado antes, había sabido poco de Camila y en los últimos días se dio cuenta de que tal vez, solo tal vez, Dario no era ideal para la chica. 

Pero maldición, contaba con su ayuda y eso era frustrante.

- Dije que te ayudaré, ¿no? - Habló sin mirar a la chica, porque sabía que si lo hacía le diría que no, que no la ayudaría más, que Dario no la merecía, incluso sin saber el motivo.

El ambiente en la mesa se volvió extraño y ni siquiera sabían por qué. 

Camila miró a cualquier parte menos a Benjamin y él miró su propio sándwich por la mitad, preguntándose si lo dejaría allí o se obligaría a comer, incluso si no le apetecía.

- Oye, ¿son amigos ahora? - La voz incrédula de Luisana llamó la atención de los dos, quienes la miraron con gafas de pie junto a la mesa.

- ¡De ninguna manera! - Hablaron juntos, cuando se dieron cuenta, se miraron y se rieron juntos también.

- En serio, son más extraño de lo que pensaba. - dijo Luisana rodando los ojos y sentándose en la silla vacía entre ellos. - ¿Hiciste el ejercicio de física?

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