Capítulo 29

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No, no debería estar enojada, pero lo estaba, su deseo era volver al lugar donde Benjamin se había ido y golpear esa hermosa carita aggg de Rojas.

No, no estaba enojada, ni mucho menos, estaba poseída.

Cada vez que su mente viajaba, lo que había sucedido entre ella y Benjamin y cómo la había tratado hace unos minutos hacía que su ira se convirtiera en algo más fuerte.

Pero, ¿por qué se sentía así? ¿No sabía si fue porque la besó el sábado o porque le arrojó la verdad en la cara, que ahora ya no necesitaba su ayuda para conseguir lo que quería, puesto que ya había logrado conquistar a su enamorado?

Respiró hondo y se mordió el labio inferior, pidiendo paciencia a los dioses, pues era capaz de cometer una locura, como asesinar a Benjamin.

¡Maldición!

Todo fue tan confuso.
Benjamin era bueno con ella solo para ayudarla a conquistar a quien pensaba que le gustaba, pero no ahora, todo había cambiado.

Ya no se sentía atraída por Dario como un día, había besado a Benjamin Rojas la había tratado de una manera totalmente diferente a la que se estaba acostumbrando y todo le estaba jugando con la cabeza, más de lo esperado.

- Ey... - dijo Luisana sentándose en la silla a su lado y justo ahora se dio cuenta de que estaba sentada en el aula y por el tumulto de estudiantes, se habia acabado el receso. - Ey, ¿dónde está Benjamin?

- ¿Como yo voy a saber? - respondi con un largo suspiro, pero sin enfrentarse a su mejor amiga.

-Pensé que estaba contigo, ya que prácticamente corrió detrás de ti cuando saliste de la cafetería hoy - explicó Belinda encogiéndose de hombros.

- ¿Qué? - pregunté un poco en voz alta asustando a Luisana y atrayendo la atención de algunos estudiantes.

Así que Benjamin había ido tras ella y la había visto hablando con Dario y ciertamente se había equivocado.

Esperaba ansiosamente una respuesta de Luisana, pero aparentemente tendría que esperar, ya que el profesor ya entraba a la sala y pedía silencio a todos para la prueba sorpresa que aplicaría.

Sus ojos buscaron a Benjamin y se mordió el labio inferior cuando se dio cuenta de que parecía ignorarla.

¡Mierda!

Su día no podía ser peor.

Mal momento para que ella diga eso, ya que el profesor anunció una prueba sorpresa nada más entrar al aula.

Dejó escapar un largo suspiro y dejó caer su cuerpo sobre el banco, ese día no estaba allí para ver el entrenamiento, solo estaba para pensar, o mejor dicho, tratar de pensar.

Su puntuación en la prueba había sido terrible, estaba casi segura, ya que apenas podía leer las preguntas.

Camila incluso trató de quedarse un segundo con los ojos cerrados para poner la cabeza en su lugar, pero parecía que el destino estaba en contra de esa voluntad.

- Creo que seria bueno que me digas qué está pasando o voy a sacártelo a la fuerza. - dijo Luisana parándose frente a ella, provocando que Camila, la mirara de arriba abajo, dando gracias a Dios por que su mejor amiga vistiera pantalones ese día.

- No sé de qué estás hablando, Luisiana. - resopló y se sentó, ese no era un buen día ni un buen momento para decirle a Luisana que su hermano era un idiota y que Benjamin y ella se habían besado.

- Ya veo, lo querrás de la manera más difícil. - dijo la rubia encogiéndose de hombros y con la mirada empezó a buscar algo en el campo, cuando pareció encontrar lo que buscaba, le dio una sonrisa que hizo que a Camila se le erizaran los pelos de punta. - Como no me lo dirás, le preguntaré a alguien más ...

Camila siguió la mirada de su mejor amiga y la vio dirigirse hacia el que menos quería ahora, Dario.

Sintió que se le revolvía el estómago y ella estaba segura de que no quería que el castaño le hablara a su hermana, en un rápido movimiento tomó la muñeca de Luisana, quien la miró con una maldita sonrisa.

¡Mierda!

- Está bien, te lo digo, así que cálmate- puso los ojos en blanco ante la radiante sonrisa de Luisana.

Luisana era un caso grave.

Suspiró y miró al cielo, donde las nubes blancas contrastaban con el celeste, tal vez no estaba preparada para contarle a Luisana lo que había sucedido, sobre todo sobre el beso que intercambió con Benjamin.

No por vergüenza o arrepentimiento, sino porque no sabia qué ha estado sintiendo desde que sucedió.

Era confuso, porque incluso en relación con Dario ella no se sentía así, tan perdida en relación a sus sentimientos.

Sí, Camila pasó mucho tiempo teniendo una imagen del castaño que lo hacía lucir perfecto a los ojos de cualquier chica, mientras que su visión de Benjamin era totalmente contraria.

Dario era educado, atento, supo tratar muy bien a las chicas, sin olvidar la bello que era el castaño, con un cuerpo escultural, y aún tenía buenas notas, el jugador perfecto, también conocido como la estrella del equipo, tenía un estilo nerd y una sonrisa encantadora.

Benjamin también tenía varios atributos que lo igualaban a Dario, a menudo pasando al castaño en términos de belleza, porque el rubio tenía la increíble habilidad de ser una de las personas más hermosas que Camila jamás haya conocido, y ni hablar de esos ojos celestes que te llevaban al paraíso con solo mirarlo pero todos se derrumbaba cuando Rojas abria la boca para molestarla, o eso creia.

Pero ahora, Camila lo conocía mejor, mucho mejor, la manera abusiva, burlona e irritante de Benjamin había sido reemplazada por disgusto y enojo, por algo que ella todavía no podía explicar.

¿Era divertido o algo así? No tenía ni idea, lo único que sabía era que me atraía cada vez más Rojas y eso estaba jugando con su cabeza más de lo que esperaba.

- Estoy esperando. - dijo Luisana sacándola de sus ensoñaciones.

Camila incluso se había olvidado de la presencia de Luisana, que ahora estaba sentada junto a ella, mirándola con atención, mientras revivía los recuerdos de los momentos que vivió con Benjamin.

- Fue horrible ... - La risa nasal se le escapó y su mirada se centró en Dario, que estaba hablando con algunos chicos alrededor, porque siempre al final de cada prueba, los estudiantes tenían la costumbre de reunirse con los compañeros para hablar, hasta ella misma también lo hacia. - No sé si fue porque creé demasiadas expectativas, pero apestaba.

No tenía ninguna razón para sentirse mal por decirle eso a la hermana de su ex enamorado, porque era su mejor amiga y lo entendía.

Se mordió el labio inferior y revivió su desastroso encuentro con Dario, le recordó el sentimiento que sentía, cómo pensaba que el encuentro sería diferente si alguien más estuviera en el lugar de Dario.

O si hubiese sido Benjamin.

Fue entonces cuando finalmente cayó el tapón.

¡Y mierda!

La persona que quería en ese encuentro, a su lado en el cine, almorzando y diciendo tonterías, no era Dario, sino Benjamin.

Ha sido así desde que le tomó la mano por primera vez, cuando la defendió de Brenda y le acarició la mejilla, cuando la llevó a la finca de su familia y casi la besó.

Fue así desde el día en que la besó y ella le correspondió, intensamente.

Benjamin le agradaba.

Admitir que sentía algo por Benjamin era una cosa, pero admitir que estaba enamorada de Rojas era otro nivel.

¡Oh, mierda!





Continuará....

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