Capitulo 3

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Suspiró y miró su reloj, por enésima vez en menos de diez minutos. 

No podía creer que hubiera estado detenida en la sala de castigo durante tres días por culpa de Benjamin. 

Tenía que haberse controlado y no arrojar ese libro a Rojas.

¿Gloria tuvo que pasar justo cuando le dijo a Rojas que fuera al lugar donde no brilla el sol? 

¿Todavía tenía que quitar el libro de la pared y leer su nombre en voz alta? 

Pero por supuesto que  era su libro, tuvo suerte que no estuviera atravesado en la cabeza del idiota de Rojas.

Ella miró hacia atrás y lo encontró allí, incluso sonreiría al verlo allí, siendo castigado, si no estuviera en el mismo mambo. 

Por suerte para él, al menos eso, Benjamin había sido castigado por la pelea, desde que la inició. 

A diferencia de ella, Rojas no se preocupaba se reía de algo en su teléfono celular. 

Puso los ojos en blanco y centró su atención en el dibujo frente a ella, donde el rubio estaba atrapado con varias espadas clavadas en su cuerpo.

Era imposible no reírse de la caricatura. Ella era buena en esto, de hecho, era buena dibujando a Benjamin siendo torturado.

A Benjamin no le importaba permanecer detenido, incluso prefería la detención a la suspensión, ya que suspendido no podía jugar y ese era un punto importante. 

Eso sí, intentó hablar con Gloria y asegura su inocencia, ya que la única persona que fue atacada, o casi eso, había sido él.

Él era la víctima y Camila la acusada.

Por supuesto, Gloria no se tragó ese verso, lo conocía, demasiado bien para su gusto, ahora ahí estaba, sentado en la parte trasera de la sala de detención, jugando con su celular mientras Camila estaba frente a él garabateando algo furiosamente en el cuaderno. 

Soltó una risa suelta y volvió su atención a su teléfono celular, pero algo hizo que su sonrisa se apagara.

-Las cenas familiares apestan, pero el almuerzo del domingo es aún peor. No olvides llevar a tu novia, si eso es cierto, Benjamin- le mando el mensaje su hermano.

Oh, mierda! ¿Cómo se había metido en eso? 

¡Ah sí! Se metió en eso cuando su hermano finalmente se comprometió con Marcela, y su madre bromeó diciendo que Benjamin nunca le daría ese placer, ya que no tenía a nadie, incluso creyendo que el hijo menor era virgen.

Por supuesto que podía quedarse callado, pero tenía que abrir la boca y decir que estaba saliendo con alguien y que ese alguien era Camila. Es claro que si estaba loco. No era uno de los mejores para trabajar bajo presión, especialmente cuando la persona que ejercía presión era su dulce, o no tan dulce, madre.

¿Por qué no nombraste a otra chica? 

No tenía idea, cuando le preguntaron, el nombre de la chica molesta salió de su boca. 

Y mierda, estaba jodido. 

Ahora le exigían que la llevara a almorzar a la casa de su abuelo, para complicar las cosas, con toda la familia Rojas reunida.

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