Prologue. They left him behind.

2K 154 81
                                    

. . .


—Señorita, le pedimos de favor que se calme. Necesitamos que nos dé información para ayudarla.

Sujeta entre las manos de aquella señorita se encontraba Colette, una de las trabajadoras de la tienda de regalos del lugar. Habían pasado ya dos días desde que su compañero y mejor amigo, Edgar, no regresaba de su última batalla.

Una señorita que desconocía la sostenía mientras trataba de calmarla. A su lado se encontraba un señor de ojos rasgados usando un traje negro.

Colette ni siquiera sabía quiénes eran, nunca los había visto antes y ninguno de los dos era algún brawler al que ella admirara.

Los miró en silencio, calmada a la fuerza. Sus manos temblaban y su mirada casi clavada en el suelo se desplazaba de un lado a otro con gran velocidad.

—Edgar... Él no volvió de su batalla en asedio... Yo... No sé nada, no sé ni siquiera quiénes eran su equipo, no sé qué pasó con él... Yo...

Y mientras decía aquella última frase volvió a romper en llanto.

La señora, una mujer con pelo sujeto y un largo vestido blanco con patrón en zigzag amarillo de nuevo la sujetó y le ayudó a contar hasta tres.

—¿Desde hace cuándo fue?

—¿¡Cuándo!? ¡Dos días! ¡Dos putos días esperando a que regrese y no lo ha hecho! ¡HE BUSCADO AYUDA CON TODAS LAS PERSONAS EXISTENTES EN ESTE ESTÚPIDO LUGAR Y NADIE HIZO NADA POR ENCONTRARLO!

Oh dios, sería difícil hablar con ella.

De fondo un enorme grupo de personas miraban consternados la escena.

Nunca imaginaron ver a la chica de esa forma, nerviosa, entre una cascada de lágrimas y al borde de golpearlos a todos a muerte. La culpabilidad fue un sentimiento que no tardó absolutamente nada en llenar el corazón de todos.

Ningún brawler más que la misma Colette habían hecho algo para encontrarlo.

Nadie.

¿Acaso la admiración cegadora que Colette sentía por todos ellos había desaparecido por tal evento desafortunado? ¿Por qué, efectivamente, nadie había hecho nada para ayudarla?

En ese momento se notaba en su mirar y en el bailar de sus manos que ella había descubierto miles de cosas que no había querido ver por su maldita obsesión. Su amistad con Edgar valía más para ella que un montón de gente que la despreciaba.

Como si hubiese tenido un vistazo al pasado, y se hubiera dado cuenta que de todas las personas que pasaron al lado de ella, la única que se quedó fue él.

Y ahora, apenas lo volviera a ver, se disculparía por haber despreciado su amistad al lado de la admiración enfermiza que sentía.

La mujer volteó a ver al hombre de traje en silencio. Cómo preguntando qué harían.

El señor, con un obvio acento japonés se acercó a la jovencita.

—Haremos lo posible por averiguar dónde está su compañero, por favor mantenga la calma.

Ese tono, por ese tono Colette sentía que realmente no harían nada o no podrían ayudarla.

Se acomodó sobre la banca subiendo las piernas a este, abrazándolas y escondiendo su rostro entre sus rodillas, estallando en llanto de nuevo.

La mujer suspiró y se alejó con una mueca de impotencia, el hombre la siguió en silencio.

¿Qué tan miserable hay que ser para no ayudar a una jovencita a encontrar a su amigo?

Colette comenzaba a sentir odio por todos sin siquiera preguntarse si realmente podrían hacer algo, sin preguntarse qué los impedía a hacer algo por ella.

Era obvio, la gravedad de la situación la cegarían de nuevo, pasando de ser un fanatismo obsesivo a ser un odio repulsivo.

A lo lejos de ella, una mujer grande y robusta comenzó a caminar alejándose lentamente de la escena.

Un joven pelirrojo la siguió y la detuvo.

—¿Qué hace? Debemos hacer algo...

—Colt, no hay nada que podamos hacer. Si Edgar desapareció es por algo. E incluso si tratamos de hacer algo, no estaría en nuestras manos.

Colt la miró totalmente ingenuo, comenzaba a sentir que su corazón palpitaba fuertemente.

—¿A qué mierda se refiere?...

—Pregúntale a Ricochet...

Ricochet...

Todos comenzaron a alejarse de ahí, hablando entre susurros, haciendo preguntas y teorías estúpidas.

Colt se quedó quieto, en silencio, con la mirada clavada en el suelo. Todo eso lo volvería loco en cualquier momento.

Volteó, esperando ver a la pobre chica en soledad total después de que sus súplicas fuesen ignoradas. Pero al contrario de eso, vio a un hombre mayor aproximándose elegantemente a la chica.

El hombre, Byron, el nuevo brawler se sentó a su lado, abrazándola por los hombros.

Tal vez por el poco tiempo que Byron llevaba ahí era el por qué Colette le tenía menos rencor que a todos los demás que llevaban ahí años o meses.

Colette comenzó a hablar con Byron, Byron solo guardaba silencio, siendo un muy buen escuchador.

Colt a este punto entendió los planes de Byron, y comenzó a caminar, confiando en que ambos albinos al final lograrían dar con Edgar.

. . .

Rooms, Anxiety and Silence [OLD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora