10. One soul for another soul.

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. . .

Para que mentirnos.

Byron estaba cagadísimo de miedo en ese momento. Se sentía muy extraño.

Eran demasiadas emociones mezcladas en un solo día, literalmente ese día empezó recordando una hija que no tenía, migrañas, revelaciones, más revelaciones, aún más revelaciones pero ahora crueles... Oh, y la cereza del pastel, tuvo que ver a Edgar destrozado completamente, justo frente a sus ojos, sin poder hacer nada al respecto.

Impotencia era la palabra perfecta para describir lo que Byron sentía.

Pam lo miró preocupada.

-¿Qué planeas hacer ahora?

Demasiados sentimientos revolviéndose en su estómago. Sentía que iba a vomitar.

¿Qué haría ahora? Después de descubrir lo riesgoso que es ese horrible lugar... ¿Qué haría ahora?
A este punto no veía una salida segura a eso, no sabía que hacer sin que desatara completamente en caos, muerte y destrucción... Lo que menos quería era que Edgar se sintiera.

Ugh, diablos, ¿desde cuándo se volvió tan cursi? Ni siquiera en sus pensamientos estaba a salvo de ese sentimiento.

-Sé lo importante que es Edgar para tí... Pero creo que es mejor dejarlo aquí hasta que puedan hacer el borre...

-No. Eso es lo que no quiero, que sufra el dichoso "borre".

Pam se cruzó de brazos desesperada, llevando su mano hasta su rostro para sugetar el puente de su nariz.

-Byron, eres un hombre ya grande, debes entender qué es mejor para los demás...

Pero quién no entendía era Pam. No entendía la cantidad abismal de sentimientos confundidos que sentía Byron por Edgar ahora.
Todo este tiempo, mientras se desvelaba buscándolo sin querer detenerse, logró sentir que se acercaba cada vez más a él, incluso teniéndolo a metros de distancia.

Deslizó la manga de su abrigo para revisar la hora. Eran ya casi la una de la mañana y seguía atrapado ahí.

-¿Pusiste a salvo a Colette?

La mujer asintió.

-Llévanos de regreso, acabo de pensar en un plan sensacional.

. . .

Una puerta metálica se abrió. La mujer empujó a Byron para que apresurara el paso pues cualquiera podía verlos, Colette se levantó de su lugar al ver que ambos entraban al almacén de los laboratorios de SP.

La chica, alegre, corrió hasta donde Byron, abrazándolo sin dudarlo ni un segundo más.

-¡BYRON! ¡DIME POR FAVOR QUE VISTE A EDGAR!

La puerta se cerró de golpe y la mujer miró fijamente a la chica, haciéndole una señal de silencio. Si gritaba así en cualquier momento los atraparían.

La chica comprendió al instante y cubrió su boca, pero regresó su mirada al hombre de inmediato esperando su respuesta.

Rooms, Anxiety and Silence [OLD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora