30. Waking up at last.

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. . .


—Edgar... ¿Me escuchas? Edgar...

Su mirada estaba perdida en el techo de aquella habitación con la que soñó la noche anterior.

—Edgar por dios... Creí que ibas a morir...

Las paredes agrietadas... Con goteras constantes en medio, y un pequeño foco que colgaba desde el cable en un agujero mal hecho en el techo.

Estaba fuera de Starr Park, ¿verdad?

Recibió un caluroso abrazo de alguien.

Una mujer, que permaneció a su lado desde que abrió los ojos por primera vez. Se notaba que ya era anciana, pues su cabello pelirrojo estaba casi cubierto en canas , volviendo así su color blanco casi por completo.

Usaba lentes, y tenía varias cicatrices en todo el rostro así como en los brazos...

Algunas antiguas, algunas eran recientes.

Y no podía dejar de llorar, mientras que sus sollozos resonaban por toda la habitación.

—¿Dónde...?

Aquella desconocida mujer se alejó de repente e hizo una expresión como de que recordó algo. En seguida se levantó y corrió hasta un almacén sobrepuesto frente a la pared.

Apenas lo abrió, varias máscaras de gas cayeron sin siquiera preguntar. Agarró una de tantas con las manos temblorosas, y corrió de vuelta hacia donde estaba Edgar, dispuesta a ponérsela al muchacho confundido.

—Toma, usa esto, o puede darte una infección. Estás recién despertando, puede hacerte mucho daño pues tus órganos apenas están trabajando debidamente luego de tres meses.

¿Qué?

¿Cómo que tres meses?

No titubeó ni preguntó por los nervios, pero no dejaba de mirar nervioso a todo al rededor...

Fue entonces que todo comenzó a recobrar sentido... Y todos esos recuerdos que tenía de su pasado; desde que escapó de casa por una rabieta hasta el momento en el que conoció a Byron, parecían formar una historia más cuerda ahora.

No estaba en una habitación cualquiera...

Estaba bajo un búnker.

Y podía recordar todo ahora que estaba despierto...

—¿Tres meses... En coma?

La mujer, a quien ahora podía identificar como Belle, una de las gerentes más importantes del parque, asintió con la cabeza y luego señaló a la derecha del muchacho de los ojos tristes...

—Y Colette aún no despierta... He estado cuidando de ustedes dos todo este tiempo tanto como he podido. Me siento muy feliz de que al menos tú despertarás.

Pero entonces ¿cómo explicaría todo ese sueño? La historia de la desaparición, su raro romance con Byron, todas esas pesadillas que sufrió dentro de un sueño...

No...

Todo se sentía tan real como para ser un sueño.

No podía serlo. No como tal.

Belle se levantó y desconectó suavemente un par de cables que Edgar tenía incrustados en su brazo, tal parece para mantenerlo sano y salvo durante todo el coma. ¿No?

Apenas hecho eso, corrió a una gran despensa al fondo del enorme búnker y sacó una lata, con ello una cuchara desechable.

—Debes estar hambriento, toma. Solo trata de tener la máscara puesta lo más que puedas, ¿sí?

Rooms, Anxiety and Silence [OLD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora