14. Don't be afraid.

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. . .


—Mamá.

Se sentía como si su cabeza fuera a explotar ahora mismo.
Volteó a ver hacia donde se oía la voz de su hija.

—¿Qué pasa pequeña?

La pequeña niña pelirroja la miró un poco asustada.

—No creo que quieras responderme, y lo entiendo muy bien... Pero, he estado muy curiosa, los planes raros que has estado haciendo junto al señor Byron y la señorita Colette... ¿Para qué son? ¿Qué buscan hacer?

La inteligencia de su hija a veces la dejaba sin palabras. Poder procesar el hecho de que su madre ha estado haciendo "planes raros" y preguntar de la forma más educada posible... Sus pensamientos se detuvieron un segundo, hasta que vió a su hija mirándola preocupada.

—Si te sientes muy cansada no respondas, mejor ve a dormir un rato...

Ella no podía saber. A pesar de lo inteligente que era, seguía siendo solo una niña de doce años que debía vivir su infancia tan feliz como pueda, incluso estando encerradas ambas en ese lugar sin que Jessie supiera, e incluso así... Ella seguía feliz, iba inocentemente por la vida sin saber la cruda verdad.

Pam acarició la cabeza de su hija y la miró con una sonrisa cálida.

—No es momento de que sepas Jessie... Pero que sepas que todo fue por el bien de Edgar.

—¿El amigo de Byron y Colette? Eso explica un poco.

Jessie era un amor de niña, y Pam realmente la amaba más que a nadie más.

—¿Estarás tranquila sabiendo eso?

La niña asintió sonriente.

—Perfecto. ¿Por qué no preparamos el almuerzo para hoy? Ya casi es hora de comer.

La niña alzó los brazos y salió corriendo hasta la cocina riendo de alegría. Su parte favorita del día era preparar de comer al lado de su madre. No lo hacían diario, porque Pam siempre tenía algo que arreglar y asuntos de adultos que atender, por lo que Jessie en esos momentos de soledad tenía que prepararse de comer por su cuenta.

Por eso adoraba preparar comida con su madre. No sabía que pasaría en un futuro, pero aprovechar esos pequeños momentos, aunque sean 5 veces por semana, era lo que más le importaba a Jessie.

Le importaba mucho su propia felicidad al lado de la persona que más la ama, y disfrutarla antes de que algo pase.

Porque tenía un mal presentimiento de que algo fuera a pasar.

. . .

Todo era oscuro en esa habitación... Fría, solitaria, vacía.

Un mal presentimiento pasó por su cabeza, lo que lo hizo levantarse de golpe sin quererlo. Se retorció cuando sintió un dolor fuerte en su cabeza, y su nariz. Levantarse rápidamente había sido probablemente su peor idea hoy.

Se sentó en la dura e incómoda cama y sujetó su cabeza. Estaba anestesiado, se sentía drogado en ese momento. Podía deducir eso pues su cuerpo se sentía como cemento contra la cama.

Sus oídos no procesaban el ruido hasta que un sonido blanco hizo presencia. Poco a poco comenzaba a oír de nuevo... Eran pitidos que sonaban al ritmo de su corazón...

Rooms, Anxiety and Silence [OLD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora