SE TERMINÓ TODO

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Era una mañana como cualquier otra.

Me había levantado muy temprano para seguir las investigaciones.

Génesis se había adelantado, mantenía todo bajo control en el palacio, incluso se encargaba de eliminar cualquier rumor falso (ya que todos en el palacio estaban enterados sobre lo ocurrido con Galilea, y no dudaban en involucrarme en lo sucedido) Además que empezaban a darse cuenta que Esteban se había distanciado de mí, pues no habíamos desayunado o cenado juntos (como acostumbrabamos) y Esteban había convocado al consejo para una reunión privada, es decir (que alguien de menor rango no podía estar allí), y eso me incluía.

Caminaba sola por los pasillos de el palacio, cuando de repente oí una voz masculina que me llamaba con un tono alalg molesto

- ¡Elizabeth!

Me giré repentinamente un poco extrañada por el tono con el que se había referido a mí aquélla voz.

Tomás, el hermano de Galilea, caminaba hacía mí apresuradamente, con el rostro serio y la mirada fija en mí.

Llegó hasta donde estába yo con la respiración algo agitada.

Supuse a que se debía su enojó, pero no dije nada, me quedé en silencio. Levanté la barbilla y suspiré.

- Tomás, buenos días ¿como estás? - intentaba normalizar el ambiente, ya que sabía a que venía.

- Ya se que fuiste tú - dijo sin más.

Tragué en seco algo nerviosa porque tenía que desmentirle ese pensamiento sobre mí, y para eso necesitaba pruebas, y no las tenía; aún.

- ¿Perdón? - me hice la desentendida.

- No finjas, se que tu intentaste asesinar a mi hermana - levanto un poco el tono mientras estiraba su cuello para verse más intimidante.

- ¿De que estas hablando? ¿Como puedes creer esas cosas de mí? Si en verdad quisiera matar a tu hermana, lo hubiese hecho desde hace tiempo.

- Lo que no entiendo, es por que atentaste contra su vida - ignoró por completo mi defensa - si se supone que tu estás con David, lo que suceda con Esteban y otra mujer no es de tu incumbencia. Galilea ahora es la acompañante de el rey, no debes de meterte entre ellos.

- Ya te dije que yo no fuí - recalqué irritada- pero sabes qué, piensa lo que quieras, le probaré a todos que me están juzgando sin conocer la verdad.

Me di la vuelta para marcharme, pero me detuve. Volví a quedar frente a él.

- Ah, y si tengo el derecho de meterme en las conquistas de mi esposo, por que es "mi esposo" - recalqué orgullosa- pararía cualquier relación entre Esteban con otra mujer, pero no en la manera en la que estás pensando. - puse los ojos en blanco- y sí, no estaba contenta con la cercanía de tu hermana con mi marido, pero no aria nada para dañarla, y menos después de saber que estaba esperando un bebé. Y en vez de estarme acusando sin pruebas, deberías ayudarme a buscar al verdadero culpable, para que más gente no resulte herida.

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AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora