ASÍ LO QUISISTE

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CAPÍTULO 12

Solá...

Por alguna razón me quedé inmóvil, mirando nada, sintiéndome culpable por hacerle tanto daño al ser más puro; al grado de hartarlo, y haciéndo que se rindiera de una vez por todas.
Debió de sentirse tan mal para renunciar de esa manera... La verdad no lo culpo, yo ubiera hecho lo mismo. Llevábamos 2 años de casados, y jamás pude darle lo que él tanto quería... mi cariño.

El mejor día de mi vida había sido arruinado....

No se cuánto tiempo estube parada como estúpida a mitad del pasillo; hasta que por fin reaccioné y me moví de allí.

Llegué a mi habitación algo aturdida y confundida.

Caí bruscamente sentada en mi mueble aterciopelado, con los ojos bien abiertos y la boca colgando mientras exalaba por esta.

¿Esteban ya no me quería?

No sé por que me importaba tanto, si de todas maneras yo no podía corresponderle, sin embargo la culpa me atormentaba y no me dejaba tranquila.

Oí el crrujido de la puerta abrirse, y tras ella apareció Grecia.

- Ahí estás. - exclamó al verme- me dijeron que ya habías regresado. - se dió cuenta que algo no andaba bien cuando vio mi cara- ¿que te pasa?

Cerro la puerta y sé acomodó junto a mí en el amplio mueble.

- Esteban ya no quiere saber nada de mí - solté sin más con un nudo en la garganta.

- ¿¡que?! - abrió los ojos como platos - ¿se enteró que tú y David tienen algo?

- No, no es eso.

- ¿y entonces?

- Él está harto - comencé a contarle - de mí. Dice que nuestra relación se a vuelto demasiado agobiante para él, y a decidido renunciar a mí. Ahora somos una pareja de la nobleza como cualquier otra. Sin amor...

- ¿y qué? ¿No querias eso desde un principio?

- Por supuesto, esa siempre fue mi intención, que Esteban no sintiera nada por mí, pero no me imaginaba lo que sentiría al escucharlo - confecé con un murmullo - me siento muy mal.

- Elizabeth... - susurro con pena - que situación tan más complicada.... No te sientas mal... es lo mejor para los dos... Sabías que en algún momento Esteban se iba a cansar de está situación y terminaría rindiéndose.

- Ya lo sé - exalé poniendome de pie y dando paseillos nerviosos por los aposentos- y tiene todo el derecho a renunciar. Le hice tanto daño... -lamente llevandome la mano a la boca.

- No te atormentes con eso - me aconsejó - Desde un principio Esteban sabía que tú no lo querías, y aún así decidió intentarlo; y hasta ahora se viene a dar cuenta que nomás noo...

- ¿y entonces que ago para dejar de sentirme así? - exclame con agonía dándole la cara.

- Tal vez Esteban no pueda tener tú amor... Pero si tu compañia y tu apoyo siempre ¿no es así?

- Por supuesto...

Comencé a sentir una tranquilidad interior y me relajé al instante.

Yo jamás le daría la espalda a Esteban a pesar de todo. Permanecería con él hasta la muerte sin dudarlo; por él no me había ido con David, porque no quería dejarlo sólo... Tal vez no estaría con Esteban de la manera que deseaba, sin embargo mi lealtad sería incondicional y él tenía que saberlo.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora