FINGE MÁS TU AMOR

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Dedicado a: Atenas37


"Vas ahogarte en la sangre que pretendes derramar"

De cierta forma tenía miedo de lo que pudiera pasar.  A pesar de que las cosas en no iban bien, podían ir peor.

Lo que estaba haciendo tenía nombre, y era traición.

Estaba prácticamente atentando contra la vida del rey, al hacerle creer que no corría peligro, ya que lo hacía bajar la guardia ante su verdadero enemigo.

Podían decapitarme por eso.

¿Que necesidad tenía de revelarme contra el rey? . Lo único que conseguiría era que colgara mi cabeza en una estaca.

Creo que era un riesgo que tenía que correr.

- Quemalo, quemalo todo. - le ordené cuando finalmente estuvimos solos.

El me miró sin comprender.

- El establo, quemalo - le repetí. - esta noche. No quiero heridos, solo cosas materiales. Hasles creer que fueron los Ingleses, y que Estaban piense que en verdad corre peligro si está junto a mí.

David entendió rápidamente mi idea y asintió.

Se dió la vuelta.

- Espera - lo detuve.

Se giró.

- Mata al caballo. - ordené nerviosamente. - Esteban tiene un caballo, fue un regalo de su madre antes de morir. El ama a ese animal. Quiero que sea el único caballo herido ¿deacuerdo?

Él asintió.

Finalmente se dió la vuelta y se marchó.

Me quedé parada enmedio del pasillo viendo como se marchaba.

Aprete la mandíbula y la levanté un poco mientras respiraba con agitación y sostenía una pequeña risilla de villana.

Esteban aprendería a no meterse conmigo y estaba dispuesta a llegar a las últimas consecuencias aunque esto me costará la vida.

No iba con la intención de matarlo, pero si de librarme de él en sierta forma.

De pronto, el ambiente de mi alrededor cambió repentinamente y una especie de niebla invisible me cubrió por completo.

Era una cesación extraña, y puedo decir que hasta sobrenatural.

Esta "niebla" no era visible, pero aún así lo sentía, como si fuera real.

Esta sensación la llevaba sintiendo desde hace unos días y cada vez era más evidente.

Era una energía muy fuerte que me cargaba y hacía pesada mi alama, como si arrastrara cadenas de acero en mis extremidades.

Una ventana estaba abierta así que me acerqué a ella para tomar aire.

Por la ventana pude ver a unos sirvientes que llevaban jalando tres caballos con tranquilidad.

Apenas me asomé, los tres animales se asustaron por algo y salieron despavoridos corriendo con los sirvientes tras de ellos para atraparlos.

Miré para todos lados para averiguar la causa de su miedo, sin embargo, no ví nada.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora