Elizabeth es obligada a casarse con un rey al que no ama. Esto le traerá conflictos con todos, incluso con ella. Pronto descubrirá una verdad que la hará convertirse en "la destrucción de la humanidad"
Para empezar, él y yo jamás habíamos tenido algún contacto físico, y que yo sepa, el aire no embaraza.
¿Por qué abrá dicho algo como eso? ¿Estaba loco?
- Entonces... - comenzó a hablar mi madre arqueando sus cejas. - ¿tú y Esteban... están esperando un bebé?- no se veía convencida, más bien lo dudaba.
Iba a hablar para desmentir ese engaño, pero el cerebro de caca no me dejó.
- Aún no lo sabemos, pero ustedes serán los primeros en saberlo. - murmuro Esteban con una media sonrisa.
Me quedé de piedra intentando digerir todas las estupideces que él había dicho.
¿Pero que ganaba con decir todo eso? ¿De dónde sacaba que yo estaba embarazada?
- Esteban - lo llamé secamente para intentar callarlo.
Él volteó a verme con esa sonrisa picarona y cuando nuestras miradas se encontraron su sonrisita se le borró de la cara. Lo desintegré con la mirada para que se callara de una vez.
Captó mi indirecta y ya no dijo nada.
Regresé la mirada al frente, donde se encontraban todos mirandonos detalladamente, para ver si Estaban y yo, rebelabamos detalles sobre el supuesto embarazo.
- Cuando lleve un príncipe en mi vientre, aremos un banquete para celebrar - prometí con seriedad- pero ahora no es el momento; así que no me presionen. Mi objetivo ahora es acabar con Felipe y su gente.
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- Exactamente ese es el problema - me interrumpió un miembro del consejo - usted planea iniciar una guerra sin antes, dejar sucesores. ¿Se a puesto a pensar, que pasará si Francia se queda sin reina? - se llevó una mano a la frente - caemos en desgracia.
- Francia no tiene por qué quedarse sin reina - Habló mi madre sin preocupación - Somos una nación muy fuerte y no perderemos a nadie. Ganaremos la Guerra, estoy segura. Contamos con el respaldo de España. ¿No es así Esteban? - ella miró al mencionado.
- Por supuesto - aceptó este. - Quiero encabezar las tropas de guerra primero que nadie.
Se le notaba que tenía ganas de desembainar su espada y conquistar nuevas tierras.
- Bueno, entonces ¿que nos detiene? - habló Fabián, con entusiasmo- Vamos y rompamosle el culo a esos hijos de puta.
- Yo estoy a favor - Votó miadre levantando su mano y hablando con firmeza.
- A favor - la secundó Esteban haciendo lo mismo.
Los miembros del Consejo se miraron un poco inquietos, no les quedaba de otra más que haceptar.
