MENTIRAS

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La chica me sumergió en el agua por completo, y como ya había mencionado antes, no me podía mover, así que no pude hacer nada.

Su mano seguía en mi cabeza, empujandola hacía abajo.

Los segundos pasaban y mis pulmones ya no aguantaba, necesitaban aire YA.

Intenté moverme y solo pude levantar un brazo que nisiquiera logró salir a la superficie, ya que de inmediato regresó al fondo de la bañera y no pude moverlo más.

Estiré una de mis piernas para sacarla de la bañera y lograr que tropezara algo, como una vela o algo así. La intención era que hiciera mucho ruido y así alguien viniera a ayudarme.

Sin embargo mis extremidades no reaccionaban a mi llamado y eso me desesperaba.

Sentía una desesperación tremenda, no sabía cómo salir de esta situación.

No quería morir, aún tenía cosas por hacer.

Tenía miedo, pero a la vez coraje.

Maldita vieja, ¿como había entrado?

De pronto la mano de Maria se apartó de mi cabeza, y otras manos muy conocidas me jalaron hacía la superficie.

Salí de la bañera, cayendo encima de Génesis, quien me arropó de inmediato con una bata.
Mis pulmones comenzaron a recuperar todo el aire que me había sido privado. No podía toser,  ya que mi boca había quedado inmóvil, así que el proceso de recuperación solo lo hice con mi nariz.

Por el rabillo de ojo pude ver como Grecia tenía contra la pared a María, quien al verse indefensa comenzó a llorar desesperada.

Yo esperaba la recuperación de mi cuerpo inmóvil e incerbible.

- Estará bien magestad, estará bien. - me consolaba Génesis sobando mi brazo para regresarme el calor.

- ¿¡QUIEN TE MANDÓ!? - le gritaba Grecia en la cara a la tipa esa, de una forma agresiva - ¿¡TE DAS CUENTA DE LO QUE HICISTE!? ¡INTENTASTE ASESINAR A LA REINA DE ESPAÑA, PERDERÁS LA CABEZA!

Sin duda mi amiga era muy agresiva y ruda. Venía de una familia de piratas, no era para menos.

- ¡Griselda trae algo para su alteza! - Gritó Genesis desesperada.

Una criada de afuera entró a atender la petición de quien me sostenía. Ella de inmediato asistió la orden.

Génesis se encontraba sentada en el suelo y yo estaba recostada sobre su pecho, con las piernas extendidas y el cuerpo empapado.
Ya no estaba desnuda, pues ella me había cubierto con una bata.

Aún no sentía mis extremidades, parecía un bebé en brazos de Génesis.

- ¡Dejenme ir por favor! -oí que gritaba Maria contra la pared.- ¡Piedad!

- ¡Callate Zorra! - la reprendió mi amiga apretando su cuello - muy valiente para ahogar a una reina, ahora pagarás las consecuencias.

Sólo oía la agonía de mi asesina.

- Grecia déjala, vas a matarla; la necesitamos viva - le aconsejó Génesis.

Al parecer mi amiga hizo caso por que dejé de oir los quejidos.

- Habla mujer - La presionó Grecia. Esta mujer no quitaba el dedo del renglón. - ¡Dije habla!

Oí el grito de la chica. Ve tu a saber que le había hecho la pirata.

- Está bien, hablaré. - hacepto al fin. - pero por favor no me lastimen - pidió entre llantos - Yo solo soy una criada del palacio y hace poco me obligaron a pecar contra dios.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora