LAS VOCES DEL ESPEJO

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Esteban entró al establo en llamas.

Lo seguí.

Cuatro guardias nos rodearon.

- Mis señores, es peligroso que estén aquí - nos paró uno con la cabeza abajo- hay fuego por todos lados.

Pero ninguno de los dos hizo caso, seguimos adelante.

Los guardias nos siguieron.

El lugar estaba siendo controlado por los criados que apagaban el fuego con agua.

El establo estaba vacío, no había ningún caballo dentro o algún otro animal muerto o herido.

Revisé en cada espacio y no ví nada.

A pesar que la noche era fría, dentro del lugar se sentía el calor que producían las llamas.

Finalmente llegamos a la division principal, en donde se supone que descansaba el caballo del rey.

Cuando me gire para verlo un escalofrío me invadió.

El animal estaba tirado en el suelo, como si de una manta se tratara. Un charco de sangre lo rodeaba, llevándose su vida entre ese líquido rojo escarlata que daba vida.
Esteban llegó hasta el cuerpo sin vida de su caballo. Su mirada se perdía en el charco de sangre.

Se arrodilló frente a él.

Pasó lentamente su mano por el cuello de el animal muerto.

- ¿Quien te hizo esto?... - susurró desganado.

Tragué en seco.

Me sentía culpable, aunque yo era inocente del crimen. A pesar que no había hecho nada, lo había intentado hacer y eso me remordía la conciencia.

Me confundía muchísimo esta situación ya que no tenía ni idea quien era el autor del crimen.
No lograba comprender cómo habían acertado en mi antiguo plan.

¿Me abran espiado? ¿O solo fue una casualidad?

Todo esto me atormentaba.

El rey se quedó un momento en silencio observando su caballo muerto.

- Esos malditos... - susurro a duras penas apretando la mandíbula. - fueron ellos.

De pronto el rey se puso de pie y se dió la vuelta para comenzar a caminar a la salida.

- Esos traidores, ¡voy a matarlos! - dijo ya en marcha.

- ¿De que hablas? - corrí tras de él

- Los ingleses intentan asustarnos. Pero no será así. - gruño ya saliendo del establo destrozado.

Seguía sin entender.

Cuando salimos medio salón de invitados estaba en el lugar viendo la novedad y murmurando cosas.

Berenice (la hermana de Esteban) estaba en primera fila, junto a Grecia que veían con atención y preocupación la escena.
Junto a ellas estaba Ibrahim que organizaba a los criados que apagaban el fuego.

Galilea, Tomás y Teresa también estaban allí.

En pocas palabras medio palacio estaba en el patio.

- ¡GUARDIAS! - gritó el rey- ¡CAPTUREN A LOS BARONES INGLESES, AHORA!

Todo se volvió un caos.

Los guardias obedecieron la orden y rodearon a los Barones que por sierto, también se encontraban en primera fila.

Los hombres se extrañaron por la orden que emitió el rey, lo agarraron por sorpresa.
Los soldados tomaron a los ingleses por la espalda.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora