LA FAMILIA ES LO MÁS IMPORTANTE

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(NARRADA POR ESTEBAN)

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En fin, ¿en donde estaba?

Creo que les comentaba mi vida como esposo de una mujer especial.

Lo mucho que la amaba y por todo lo que habíamos pasado.

Elizabeth era la luz de este palacio y la calma del mar. Me sentía tranquilo a su lado, por alguna extraña razón me transmitía confianza.

Esa confianza pronto se convirtió es desilusión cuando me eneteré que se veía con David en secreto.

Su traición era evidente.

Me aferré a ese resentimiento que me iba consumiendo día a dia.

Esa paz que tenía antes, quedó sepultada en alguna parte de mi vida.

Pero gracias a dios, decidí dejar esos resentimientos absurdos.

Siempre es mejor perdonar y empezar de cero. Agame caso.

En fin.

Espero que alla dejado claro mis ideas, y si aún no entienden, pueden volver a leer mi historia.

- Esteban, ¿puedo pasar? - mi adorada hermana se asomó por la puerta.

Sonrreí.

- Pasa querida.

Después de aclarar las cosas con mi amada esposa, había regresado a mis aposentos, pues tenía unos asuntos que atender. Cosas del Estado.

Me encontraba sentado frente a mi escritorio, revisando unos escritos.

Berenice entró a mi habitación y se paró frente al escritorio.

- Acabo de ver a Elizabeth en el pasillo, se veía de muy buen humor. ¿Paso algo entre ustedes?

- Sí, nos reconciliamos. - admití contento - ahora volvimos a ser los mismos de antes.

- Pero... ¿Por que se habían distanciado? ¿Que no se llevaban bien? - preguntó ella curiosa.

- Si, pero pasaron una serie de... Eventos, que nos distanció por unos días. Pero ahora todo está arreglado. - me emocionaba contar este acontecimiento tan importante y sastifactorio para mí. - ella me dijo que me ama. -sonrreí.

Mi hermana abrió los ojos como platos sorprendida, y de inmediato despegó una sonrisa de oreja a oreja muy contenta.

- ¡¿De verdad?! , ¡eso es muy bueno! Ahora los dos serán muy felices, se lo merecen.

- Gracias querida. - le agradecí con una sonrisa.

Ella asintió.

- Estoy tan feliz esta tarde, que puedes pedirme lo que quieras, y te lo concederé. - le ofrecí de buena gana.

- Oh, valla. Es una oferta muy tentadora - dijo ella emocionada - deceo tantas cosas... Pero solo deceo pasar tiempo con mi querido hermano. ¿Sera que podríamos ir a esa pradera que queda cerca del pueblo? ¿Recuerdas, cuando éramos niños y jugábamos en esos campos tan grandes? Podemos hacer un picnic, y centarnos a hablar. Eso es lo que deceo. ¿Sabes? Dentro de poco tengo que regresar a Escocia con mi marido - sus ojos se tiñeron de tristeza, al darse cuenta que se iría y no regresaría a visitarme dentro de mucho. - quiero aprovechar todo el tiempo posible contigo.

Me levanté de mi asiento y caminé hacia ella para tomarla de los hombros.

- Pero no tienes que irte, puedes qudarte aquí, en España. Este palacio es muy grande, y de seguro abrá unos aposentos adecuados para tí y para mi sobrino.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora