MI AMANTE

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- ¿Volviste con ella? - se enojó. - ¿pero como puedes volver a confiar en Elizabeth si ella te traicionó muchas veces?

- Estoy seguro que fueron mal entendidos - aseguró él.

Su cara se incendió del coraje.

- ¿mal entendidos? - siguió, pero ahora más enojada - ¿Que te engañara con David en tu propio palacio es un mal entendido?

Se me heló el cuerpo.


Pide sentir como me bajaba una ola fría de la cabeza a los pies.

Cuando se dió cuenta de lo que había dicho, se llevó la mano a la boca arrepentida. Era un ataque de ira, y no había pensado bien las cosas.

Pero eso no quitaba la gravedad del asunto. Galilea había soltado todo de repente. ¿Como lo iba a explicar? ¿Como lo iba a desmentir?

Miré a Esteban, con miedo, y para mi sorpresa; no tenía ninguna expresión.

Tal vez estaba tratando de digerir toda la información.

Todos nos quedamos en silencio durante un rato, y nuestras miradas iban dirigidas a Esteban, en busca de tan solouna expresión de su cara.

En ese silencio, me dedique a pensar en que decirle, como salir de esa situación. Pero todas las excusas eran inválidas, y no llevaban a ningún lado.

¿Y si lo negaba? Podía decir que Galilea lo estaba inventando todo para separarnos o algo así.

Que frustración

Maldita Galilea, ¿como había podido decir eso? Ahora me encontraba contra la espalda y la pared; otra vez.

Esto destrozaria el corazón de Esteban; la traición era eminente.

Finalmente quitó esa cara de piedra que me ponía nerviosa.

Suspiro cansado.

- Galilea, por favor dime algo que no sepa. - dijo el rey, quitándole importancia al asunto

Mis ojos se abrieron como platos.

¿Como? ¿Ya lo sabía?

Otra vez la ola de calor, me bajó por todo el cuerpo.

No fui la única en quedarme de piedra. Galilea también tenían la boca colgando, y en su mirada se reflejaba lo sorprendida que estaba.

Ella y yo nos miramos asustadas, y fuimos cómplices por unos segundos.

¿Pero como lo sabía? ¿Acaso era una especie de brujo?

Tenía miedo, por que ¿que tal si nos había visto? No podía imaginarme a Esteban presenciando, como David y yo nos besuquiabamos por todo el Palacio. Ahora sabía que podía desmentirlo, no podía decir que no era sierto por que caería en mi propia trampa.

- ¿que? ¿Ya lo sabías? - La princesa desvío la mirada a él.

- Yo sé muchas cosas... - volvió suspirar el rey quitándole importancia al asunto.

- ¿Pe... P... Pero como?

- Galilea, déjanos solos por favor - le pidió Esteban.

Se veía tan tranquilo, que me dejaba más confundida.

Ella nos miró por última vez y se fue toda enredada por la sorpresa que se acababa de llevar.

El rey y yo quedamos solos en el jardín.

Tragué en seco cuando clavó su mirada en mí.

- ¿Creiste que nunca me iba a enterar? - dijo como seriedad.

AMOR ENTRE LA SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora