Capítulo 21
- Te atreviste a desafiar mi voluntad, a pesar de que te había advertido sobre esto - gruñia en mi cara con cólera mientras apretaba mis brazos con fuerza - ¿Sabes cuál es el castigo por esta traición?

Estaba horrorizada, se veía tan molesto que no sabía que podía hacer.
Por su puesto que decapitarme no era una opción, después de todo mi rango era casí cercano al suyo.
En el peor de los casos sería desterrada de España, después de todo, yo estaba en su propiedad.Temía que Esteban me echace de su lado.
Lo miré a los ojos para buscar algún tipo de esperanza, y que pudiera creerme, sin embargo solo encontraba ira.
- Esteban por favor, creeme - le imploré al borde del llanto- te juro que yo no hice nada, yo no dañé a Galilea y a su bebé.
- ¡Mientes! - gritó cerca de mi cara mientras apretaba aún más mis brazos.
- ¡Me lastimas! - me quejé con intenciones de que me soltara.
Miró su amarre, y al percatarse de la fuerza que ejercía, suavizó su cemblante y finalmente me soltó.
Mis brazos quedaron libres, aunque seguían doliendo.
Él se dió la vuelta un poco inquieto, y sin mirarme claramente habló:
- Sal de aquí, no quiero verte. Luego veré que hacer contigo.
Me quedé parada tras de él sin hacer nada. Esto no podía quedar así debíamos hablar, aunque claro, debía esperar a que se tranquilizarla.
- Vas a echarme ¿no? - pregunte con voz rota con una lágrima corriendo por mi mejilla.
- Sal de aquí, no quiero verte. Luego veré que hacer contigo.- repitió aún sin voltear a verme.
Tragué en seco y me di la vuelta con la mirada pérdida en el suelo y el corazón roto.
Abrí la puerta y salí de allí.¿Esteban era capaz de hacharme de su Palacio y de su país para siempre?
Lo sierto era que mis preocupaciones eran otras.
Él creía que yo era la culpable de el atentado contra ella, cuando en realidad era totalmente falso.
Me preocupaba esta situación y no por lo que pudiera pasar, pero sí por lo que Esteban creyera de mí y dejara de amarme.Por que sí, la situación era muy grave y el dejar de amarme era el castigo más doloroso.
Salí de la habitación y al cerrar la puerta tenía a la familia de Galilea de frente.
Todos estaban esperando con el rostro empapado en preocupación y desesperación.
Teresa se llevó las manos al pecho con el rostro pálido; mientras, a su lado se encontraba su marido, quien intentaba guardar la calma.
David por su lado, se veía un poco inquieto.
- ¿Que?, ¿como, como está? - preguntó Teresa en cuanto me vió, mirándome a los ojos con cautela.
Tenía un nudo en la garganta que me impedía hablar, así que me quedé callada y los miré a todos.
El pasillo se llenó de un silencio incómodo por unos momentos, pues luego hablé.
- Galilea... - tragué en seco- está bien... Pero... - hice una pausa para decir lo peor - perdió a su bebé.
Los rostros pálidos de las personas que se encontraban frente a mí me miraron sorprendidos y aterrados.
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AMOR ENTRE LA SOMBRAS
AléatoireElizabeth es obligada a casarse con un rey al que no ama. Esto le traerá conflictos con todos, incluso con ella. Pronto descubrirá una verdad que la hará convertirse en "la destrucción de la humanidad"