CAPÍTULO 10
Que humillación...
Caminé por los pasillos de ese maldito palacio lleno de víbora crueles.
Estaba que no me calentaba ni el sol. Esteban nunca me había hecho enojar tanto como ese día.
Primero yo hacia un esfuerzo para cumplir con mi deber, pero él no me dejaba ¿quien se creía? ¿Como pudo rechazarme así? . Me ardían las tripas del coraje. ¡QUE HOMBRE! ¿Como quería que su dinastía creciera?¿¡ El viento me iba a embarazar o como!?
Su terquedad era realmente sorprendente, eso si tengo que reconocerlo.
Yo había hecho un esfuerzo por ignorar mis sentimientos y atender mis obligaciones... Pero a él no le preocupaba en lo absoluto, no terminaba de entenderlo.
Me sentía tan ridícula y usada.
Mis planes cambiaron cuando estube a punto de entrar a mi habitación.
De nuevo recorrí los pasillos del palacio.
Tal vez fuí muy dura con Esteban al decirle todas esas cosas, sin embargo tampoco me podía quedar callada y aceptar su rechazo así como así.
Mis pasos eran apresurados, casí con urgencia. No me daba vergüenza deambulan en bata por todo el Palacio, pues lo que había pasado en la habitación de Esteban me daba mucho más rabia.
Los soldados y criados que me encontraban en los pasillos me hacían una reverencias, y me miraban un poco extrañados.
Finalmente llegue a donde queria llegar y me detuve frente a la puerta de los apocentos de David.
- Esperen aquí- les ordené a mis guardias que en ningún momento me habían dejado.
Abrí la puerta de la habitación y entre al lugar.
Al cerrar la puerta, apoyé mi espalda en ella y mi cabeza también.
Suspiré cansada y aprete los párpados con fuerza.
De pronto comencé a sentirme un poco mejor; como si algo calmara mi ira. Y sabía debido a la presencia de quien se iba disipando mi enojo...
Busque a David con la mirada, él estaba sentado en su cama, frente a mi; mirándome extrañado. Posiblemente a punto de irse a dormir.
-¿Elizabeth? ¿Que haces aquí? - me habló con el seño fruncido.
Le clave una mirada hambrienta y con deseo.
A un paso veloz caminé hacia él; y no lo dejé levantarse, pues me avalancé sobre su cuerpo y ambos caímos en la cama. Su espalda calló sobre el lecho y yo caí boca arriba encima de él mientras nuestros labios se unían a el ritmo del momento.
Por supuesto que David no puso resistencia, al contrario. Sus manos iban de mi cintura a mi espalda; también recorría mis brazos, para finalmente terminar en mis mejillas.
Con David siempre me sentía viva, feliz. Estaba en el paraíso junto a él; podía sentir el roce de las estrellas y la espumosa ola de los mares en mis pies.
Si desde un principio su padre no viece traicionado al mío a estás alturas estaríamos casados él y yo... Seríamos los reyes de Francia, (nación de la que yo provenía) Sería la mujer más feliz del mundo; alado del hombre a quien en verdad amo.
David era todo para mí.
Estuvimos así no sé cuanto tiempo.
Desafortunadamente las cosas no pasaron a más; simplemente los 2 decidimos parar antes que la cosa subiera de intensidad.
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AMOR ENTRE LA SOMBRAS
RandomElizabeth es obligada a casarse con un rey al que no ama. Esto le traerá conflictos con todos, incluso con ella. Pronto descubrirá una verdad que la hará convertirse en "la destrucción de la humanidad"