3 meses antes de Lis y 8 meses después de Elídan

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¿Por qué? ¿Por qué estos chicos se aglomeran siempre frente a la escuela cuando las clases ya han terminado? ¡Acabó el tiempo! ¡La campana ya sonó! Dejen de amargar a sus compañeros de aula

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¿Por qué? ¿Por qué estos chicos se aglomeran siempre frente a la escuela cuando las clases ya han terminado? ¡Acabó el tiempo! ¡La campana ya sonó! Dejen de amargar a sus compañeros de aula. ¿No son suficientes tantas horas obligatorias en las que deben soportar verse las caras? ¿Tienen que planear qué hacer después, en su tiempo libre, juntos?

Eso, Lis. Sí, mejor sacude la cabeza y sigue de largo.

—¡Lis, Cintia y yo vamos a casa de Carter, ¿quieres venir?

¿Por qué Annia tiene que gritar eso cuando puede hablar con volumen normal? ¿Cuál es la necesidad?

Mejor ignorala. Sigue adelante, camina.

—¡Lis!

¿Qué no entiende indirectas? ¿De verdad es hermana mía?

Lo mejor qué puedo hacer es darme la media vuelta y decirle:

—No. Tengo planes.

¿Cuáles eran mis planes? ¿Caminar sin rumbo por la ciudad? Sí eso es más gratificante que pasarla sentada en un sillón escuchandolos hablar y quejarse. Yo ya tengo suficiente de que quejarme. Yo ya estoy abrumada.

No es tan difícil avanzar entre las calles, ¿por qué me canso? Ufff... pero alto, debo detenerme. Esta... esta es esa calle. Sí, en la que lo vi con vida por última vez. Este es el lugar desde el cual yo lo envié a la muerte.

Vamos, camina.

Debo irme de aquí. No puedo, no quiero tomar una pastilla ahora; ya tomé una en la mañana. Tengo que calmarme pronto, así mamá no se dará cuenta de que sigo empeorando, así ella no seguirá decepcionandose de mí.

Respira.

¿Respirar?

¿Tienes derecho a respirar?

¿Quieres vivir, Lis?

¿No tienes vergüenza?

No, no, no... A ver piensa con caridad.

¿Es ese lado mío de nuevo?

¿No tomé la pastilla?

Sí, sí lo hice.

¿Por qué ella aparece justo cuando el efecto de la droga comienza a decaer?

¡¿Por qué?!

¡Por qué es tu culpa, Lis! Si no lo fuera no ocurriría esto.

Eso, más rápido. Sal de esa calle y vamos a otra.

No tengo nada que hacer en este lugar. Así que sí, ¿por qué no irme? Estar aquí solo me hará sentir peor.

¡Mereces sentirte así! Es más, no mereces sentir.

¿Qué había de maravilloso en ir a ver a ese... Nada. Él se fue y te dejó a ti con esta carga. No se te ocurra aceptar la invitación a su recital.

No lo haré. No soy tan... No la aceptaré y punto.

Tampoco tengo nada que hacer en esta azotea. Caminé tanto y ahora igual debo volver.

¿Volver? ¡No! Párate en el borde y lánzate. La caída será rápida.

¿Cómo más puedes pagar tu pecado?

Alma por alma, Lis.

Ya subí, estoy en el borde. Las puntas de mis pies no están siendo sostenidas por nada, pero no tengo, no puedo... sigo asustada.

Solo piensa en ese nombre.

Elídan.

Alma por alma.

Ahora paga.

Cierra los ojos, deja que tu mochila se deslice por tu espalda y que caiga dentro de la azotea.

No respires, solo hazlo.

—¡Lisseth!

¿Quién ha dicho mi nombre?

—¿Qué hace?

Sí, pregúntarle a eso al hombre que te está sujetando de la mano y sabe tu nombre es razonable.

—No puedes hacer eso, no así.

¿Por qué se mete?

Oh, ella ya no está. La otra voz se fue.

—¿Por qué no?

En vez de decir eso debería soltarle la mano, bajar, tomar mi mochila.

Sí, olvidaré este episodio como lo hago con todos los demás.

—Es un desperdicio.

La otra voz se fue, pero ahora compito con la de este hombre, alguien real. Debo pelear correctamente no solo mirarlo.

Este hombre tiene ojos azules ¿y qué? Está bien, es más que evidente que se parecen a los de él, pero no es él. Conozco alguien con ojos muchos más hipnoticos, esto no debería ser para tanto, pero, ¿por qué lo es?

—¿Tiene una mejor idea? —con eso lo dejaré desconcertado.

—La tengo.

¿La tiene?

—¿Qué? —La desconcertada sigo siendo yo.

Justo cuando creía que Axel sería la persona más enigmática que conocería.

—Déjame ayudarte a bajar de aquí y te mostré la forma la que puedes desaparecer de una forma mucho más interesante.

¿Porque aprieta mi mano con más fuerza?

—¿Quién es usted?

—Yo soy alguien que puede ayudarte a llevar acabo la idea que ronda en esa cabecita tuya. —No dije que quería bajar, ¿por qué hizo que pusiera los pies otra vez en el piso de la azotea?—. Mi nombre es Julián Abeln.

La flor que huía de la lluvia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora