Es solo una hoja de papel ya lo sé, pero lo que está impreso en esta de verdad me da miedo.¿No se nota que estoy asustada?
Claro que sí, me tiemblan las piernas y no puedo dejar de sujetar la hoja, seguro el médico ya lo notó y por eso no me saca los ojos de encima. Su título colgado en la pared con la palabra «neuropsiquiatria» no me ayuda a relajarme.
—¿Podría explicar una vez más, doctor? Lo que tiene mi hija es, ¿qué cosa? —mi madre solo sabe arrebatarme las cosas, me arrebató muchas oportunidades de elegir, me acaba de arrebatar la palabra y también el papel.
Tengale paciencia señor medico. Los dos necesitamos ser pacientes si vamos a lidiar con ella, pero si pudiera transferirme poco de esa calma que cubre su rostro y que se escapó del mío estaría muy agradecida.
—Estoy seguro de que mi colega de psiquiatría, le habló un poco al respecto antes de transferir a su hija a mi area, así que seré lo más directo posible. Es casi seguro que su hija padezca de TLP o también conocido como trastorno límite de personalidad.
—¿Me está diciendo que vinimos con usted solo para escuchar la misma tontería?
—Lamento que lo vea así, señora. Lamentablemente tengo que diferir. He dicho «Es casi seguro». Los estudios que le hemos hecho hasta ahora no están claros, es un caso muy peculiar y temo que podamos estar lidiando con TID (Trastorno de identidad disociativa) disfrazada.
—¿Me está diciendo que a la que encontré en el baño a punto de cortarse las venas con un perfilador no era ella sino otra persona dentro de su cabeza?
—Es muy probable, pero eso solo puede confirmarlo Lisseth... —El médico no está obligado a mirarme cuando habla, pero no puede evitarlo—. Aunque es posible que, como en muchos de los casos, ella no recuerde muchos de sus episodios.
Yo sí recuerdo, al menos algunos. No fue la otra voz la que quería matarme, era yo tratando de silenciar a esa otra voz.
—¿Y cómo fue que ella terminó así? ¿Cuál es la causa?
Yo también quería conocer la respuesta. ¿Por qué yo?
—A Todavía se desconoce el origen de este Trastorno, es posible que las personas que lo padecen hayan nacido con él. Por desgracia, los síntomas se hacen más evidentes a finales de la adolescencia y principios de la vida adulta, en especial si la persona vivió algún evento traumático u está bajo mucha presión mental.
Mi madre se quedó callada de pronto, debía de estar armando alguna especie de conjetura dentro de su cabeza.
—Ese es nuestro diagnóstico hasta ahora —el medico se vio forzado a decir algo más para volver la conversación a su sitio—. Claro, hay un margen de error que dependerá del nivel de transtorno que haya desarrollado Lisseth... Es como el Alzheimer, la esquizofrenia o hasta otros problemas no relacionados con lo mental: hay grados y se desarrollan de forma diferente. El que sus personalidades no le hayan revelado sus nombres...
—Es porque no se los permití —esa era la verdad y la dije.
—Eso puede ser bueno. —Qué bueno que él sí pueda permitirse suspirar ahora. Yo no debería desperdiciar el poco aire que me queda—. Hay dos posibilidades. La primera es que el trastorno esté en una etapa temprana, quizá porque tu yo consciente sigue luchando para no fraccionarse. También puede ser que tus otras personalidades no sean tan fuertes como la dominante. Y la segunda es que tal vez no estamos tratando con TLP ni TID en toda regla sino con otro de sus ramas como la bipolaridad. Sigue siendo un problema, pero en una escala diferente. Si no fuera ninguna de esas, tendríamos que seguir investigando, incluso en el extranjero, para averiguar si hay casos similares a los de ella.
Ya está, es oficial, soy una loca con todas las letras, certificada. El papel, esa hoja que mi madre arrojó al escritorio lo confirma.
—¿Y qué debemos hacer para corregir su problema, doctor?
Eso me interesa.
—Como dije, es necesario seguir estudiando su caso durante algún tiempo para poder darles un diagnóstico más exacto. Si la mantenemos en observación podemos descartar más rápido alguna de las opciones anteriores y evitar un diagnóstico erróneo. Le sugiero, no, es necesario que la interne hoy mismo.
Bla, bla bla.
El interés se fue. Opción tras opción, método tras método y ninguno cien por ciento efectivo. Y está claro que no quiero quedarme sola en un hospital con gente que está igual que... yo, por desgracia.
—Luego de su tratamiento en hospital seguirá necesitando la terapia conversacional para seguir con su tratamiento y mantener el progreso bajo observación. Contamos con muy buenos programas. Tome.
¿Por qué le da ese folleto a ella? Solo lo doblara y lo meterá en su bolso para en cuanto pueda tirarlo.
Sí, eso hizo. Directo al bolso.
Quería leerlo, pero supongo que algún cesto de basura de alguna calle lo leerá en mi lugar.
Yo también guardar ese papel con el resultado de mi estudio en mi mochila así nadie más podrá verlo.
—Lo mejor será que le prescriba el medicamento, doctor. No importa cuánto lo piense esa parece la opción más efectiva para Lisseth.
—Claro que puedo darle pastillas a su hija, las necesita, pero también recomiendo encarecidamente la terapia... Si lee el folleto.
Mamá no lo leerá. No la hará cambiar de opinión, doctor.
—Dijo que la evaluará cada cierto tiempo, eso debería bastar. Nosotros nos encargaremos en casa del resto como familia.
—Es bueno el apoyo familiar, eso la va a ayudar. Sin embargo le...
No ganará contra ella y yo tampoco.
—Yo también prefiero las pildoras —no fue tan difícil decirlo, ¿será difícil enfrentarme a esto sola?
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Nota de la autora:
Estos apartados de "meses antes y meses después" tienen un tipo de narración diferente a los capítulos normales, estos están narrados desde la perspectiva de la mente de Lis, solo de sus pensamientos por eso casi no hay explicaciones ni ahonda en detalles.
También quiero aclarar que aún sigo investigando más sobre el tipo de trastorno que padece Lis así que puede que libro contenga ciertas cositas que no vayan muy acorde con esto, pero sigo trabajando para que el personaje sea lo más coherente y creíble posible.
Gracias.
Espero que disfruten el libro.
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La flor que huía de la lluvia©
Fiksi RemajaLisseth sabe que las emociones son complicadas y las suyas no son la excepción. Pero jamás imaginó que acabaría en el consultorio de un neuropsiquiatra o, peor aún, atrapada en la mansión de Julián Abeln ni que ahí dentro conocería a esa persona... ...